Cartas al director

Asad, coge el dinero y corre

Semanas antes del asalto militar final a Irak por parte de EE UU e Inglaterra, un diplomático ruso cercano a Putin y amigo personal de Hussein, ofreció al gobernante un exilio dorado a cambio de la entrega del poder. Como buen longevo dictador se negó pensando que su pueblo, al que en un alto porcentaje había sometido, le respaldaría y que la guerra contra el norteamericano serviría para agigantar su figura. Las imágenes de su apresamiento, muy parecido al de Gadafi con la diferencia de que a éste los revolucionarios le dieron cruel muerte y aquel fue apresado por soldados profesionales, el ju...

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Semanas antes del asalto militar final a Irak por parte de EE UU e Inglaterra, un diplomático ruso cercano a Putin y amigo personal de Hussein, ofreció al gobernante un exilio dorado a cambio de la entrega del poder. Como buen longevo dictador se negó pensando que su pueblo, al que en un alto porcentaje había sometido, le respaldaría y que la guerra contra el norteamericano serviría para agigantar su figura. Las imágenes de su apresamiento, muy parecido al de Gadafi con la diferencia de que a éste los revolucionarios le dieron cruel muerte y aquel fue apresado por soldados profesionales, el juicio ante el tribunal superior iraquí y la ejecución por ahorcamiento permanecerán en nuestra memoria.

Ahora, este odontólogo refinado y recriado en Londres, que heredó un país de manos de su padre, goza de la misma oportunidad de retirarse lleno de millones a practicar su profesión de dentista, devenida en carnicero humano, en cualquier rincón de Rusia o China a cambio de acabar con una represión de la población desembocada en guerra civil. Como titulaba Woody Allen una de sus primeras películas, coge el dinero y corre, Asad.— Luis Peraza Parga. 

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