Creerse o no creerse la oficina doméstica
La domesticación de la oficina empieza por que alguien se la crea. Que lo hagan los jefes marca la diferencia. Pero corre el riesgo de parecer increíble y los empleados pueden recelar. Que lo ejerzan y demuestren estos es lo que la hace posible. Los diseñadores de Stone Designs han puesto en práctica esa idea en los despachos que han diseñado para el grupo Ymedia en Madrid.
Domesticar la oficina no significa acudir al trabajo en zapatillas (de andar por casa), significa estar cómodo en el despacho –que es cas...
La domesticación de la oficina empieza por que alguien se la crea. Que lo hagan los jefes marca la diferencia. Pero corre el riesgo de parecer increíble y los empleados pueden recelar. Que lo ejerzan y demuestren estos es lo que la hace posible. Los diseñadores de Stone Designs han puesto en práctica esa idea en los despachos que han diseñado para el grupo Ymedia en Madrid.
Domesticar la oficina no significa acudir al trabajo en zapatillas (de andar por casa), significa estar cómodo en el despacho –que es casi impensable en los tiempos que corren-, pero también tratar ese despacho como una casa propia manteniéndolo cuidado, reparado, incluso ordenado. En el interior de estas oficinas domina la madera de roble –que es clave para la calidez y el ambiente doméstico del lugar- mientas los usos están apuntados y subrayados con telas de colores. Así estas oficinas son cálidas y desenfadas, porque no marcan las jerarquías de los empleados, e informales, porque están decoradas con colores intensos. Pero está claro que nadie va en zapatillas. Esto es una casa en día de revista: cercana, fresca y pulida. A la hora de domesticar el trabajo, el referente doméstico es la casa cómoda pero perfecta. Conviene no confundir informalidad con desorden ni desastre con confianza. Al fin y al cabo, el marco puede sugerir confianza, pero no la concede. Son las personas las que generamos ese tipo de sensaciones.
Para relajar el ambiente de trabajo, los diseñadores de Stone Design tomaron como referente la organización de un pueblo imaginario en el que, a pesar de las diferencias entre callejas y avenidas, todo está conectado. Ese paisaje organizado convierte a la oficina en “un lugar intuitivo donde el lado emocional va de la mano del lado funcional”, explican Cutu Mazuelos y Eva Rego.
Con todo, más como en una casa que como en un pueblo, en estas oficinas la jerarquía está presente pero disimulada. Así, todas las mesas son de roble macizo. El office es el corazón de la oficina y estores de colores sirven para aislar o recoger un puesto de trabajo. No es la revolución de las formas sino la de las relaciones que hacen posibles esas formas lo que crea vanguardia en un interior, parecen querer decir los diseñadores. También la decoración es democrática. Un muro –real- muestra en la recepción la foto favorita de cada uno de los trabajadores: ya saben, del perro al niño, de la Virgen de Fátima a George Clooney. A cambio de tanta expresión creativa, los trabajadores mantienen sus puestos limpios.
La teoría común entre diseñadores y clientes es que “el bienestar de tus trabajadores se refleja en el éxito de tus clientes”. Y en este despacho lo que termina por hacer creíble el mensaje son los adjetivos que acompañan la elección de los materiales: pocos y sencillos.
Precio final: 400 €/m2