Cartas al director

Lágrimas

Tras leer en el periódico del pasado 21 de abril de 2012, la carta ¡Viva el vino!, firmada por Ángel Peralta Delgado, he tenido que cerrarlo y contener las lágrimas.

Mi pena no es sólo por las condolencias con este hombre y su familia, a quienes un conductor kamikaze les arrebató a tres seres queridos, sino también por una sociedad dirigida por unas personas más preocupadas en plegarse a los mercados a costa de los ciudadanos y en perseguir la sumisión de estos.

Se preocupan más por introducir medidas como la supresión de la libertad en RTVE, que en legislar de un modo a...

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Tras leer en el periódico del pasado 21 de abril de 2012, la carta ¡Viva el vino!, firmada por Ángel Peralta Delgado, he tenido que cerrarlo y contener las lágrimas.

Mi pena no es sólo por las condolencias con este hombre y su familia, a quienes un conductor kamikaze les arrebató a tres seres queridos, sino también por una sociedad dirigida por unas personas más preocupadas en plegarse a los mercados a costa de los ciudadanos y en perseguir la sumisión de estos.

Se preocupan más por introducir medidas como la supresión de la libertad en RTVE, que en legislar de un modo adecuado para evitar que un criminal como el que asesinó al hijo y los suegros del señor Peralta se agarre como atenuante al consumo de alcohol. Es absolutamente lógico que éste debería ser un agravante.— César Yuste Prieto.

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