Vigo se hará cargo de un albergue de monjas para acoger indigentes

El alcalde rehusó detallar los motivos de que no se llegara antes a esa solución

Una junta de gobierno extraordinaria aprobó ayer la recepción de la Casa do Pescador como albergue público municipal de Vigo para indigentes. El inmueble, de unos 2.000 metros cuadrados y 50 camas operativas y en perfectas condiciones, viene funcionando para un cometido análogo desde hace décadas, gestionado por la orden Misioneras del Silencio.

Las instalaciones son de propiedad municipal y su concesión acababa el próximo año, aunque la orden religiosa podía prorrogarla. Ahora la cede gratis al Ayuntamiento con algunas condiciones: mantenimiento de seis puestos de trabajo, apertura de ...

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Una junta de gobierno extraordinaria aprobó ayer la recepción de la Casa do Pescador como albergue público municipal de Vigo para indigentes. El inmueble, de unos 2.000 metros cuadrados y 50 camas operativas y en perfectas condiciones, viene funcionando para un cometido análogo desde hace décadas, gestionado por la orden Misioneras del Silencio.

Las instalaciones son de propiedad municipal y su concesión acababa el próximo año, aunque la orden religiosa podía prorrogarla. Ahora la cede gratis al Ayuntamiento con algunas condiciones: mantenimiento de seis puestos de trabajo, apertura de un servicio de comedor, que la iglesia siga cedida a la diócesis y que se sigan en ella los pasos de Semana Santa y, en las habitaciones, las cruces que tienen en las puertas.

La solución al albergue para indigentes llega después de siete años de barajar distintas propuestas del BNG o del PSOE que sucesivamente y por diversos motivos se fueron descartando, no sin cierta crispación política. Aún cuando Misioneras del Silencio comunicó en octubre su predisposición a ceder las instalaciones al Ayuntamiento, el alcalde, Abel Caballero, lo consideró como "segunda opción", tras la prioritaria de la antigua escuela de hostelería, cuya remodelación está en marcha con una inversión de 2,7 millones de euros, incluido un convenio con la asociación Emaús para que gestionara la atención a los indigentes durante cuatro años. Este convenio queda cancelado, según anunció Caballero, aunque no las obras de remodelación de la escuela de hostelería, que así se anticipa a posibles usos futuros.

Caballero agradeció a Misioneras del Silencio la cesión, tras más de cuatro meses de negociaciones, y rehusó explicar por qué, si las instalaciones estaban en perfectas condiciones, no se llegó a esta solución antes. "Agua pasada no mueve molino", respondió. Aunque está pendiente de cerrar los últimos detalles del traspaso, independientemente de ello, las instalaciones estarán disponibles ya este invierno para las emergencias y como dispositivo de frío que permita poner a los indigentes a cubierto en caso de bajas temperaturas.

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