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Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Cartas inteligentes

Llevamos años sonriendo, yo al menos, con las cartas desplegables de los restaurantes chinos. Los de barrio, me refiero. Esos locales de segunda en los que junto a los enunciados figuran las fotografías de los platos. En el fondo una práctica muy didáctica que ayuda a visualizar composiciones exóticas. Algo menos grotesco, incluso, que las réplicas de las propias recetas realizadas con resinas policromadas que se exponen en las vitrinas de esos restaurantes. Rutina a la que no escapan algunos japoneses de batalla -- pocos -- instalados en España. Ni tampoco los puestecillos de helados industriales.

Lo curioso es que ese detalle que siempre me ha parecido tan jocoso tiende a ser rabiosamente moderno. Me refiero al valor comunicativo de las imágenes y a su decisivo papel en la transmisión de información en la sociedad en la que nos encontramos. Algo estratégico (una imagen vale más que mil palabras) en el periodismo contemporáneo.

Ayer, viernes 18, después de escuchar a Ferran Adrià en el auditórium de Caixa Forum en Madrid, fui a cenar a “Lah¡”, restaurante con cocina del sureste asiático. Comida sin pretensiones, divertida y a precios moderados. Y cual fue mi sorpresa cuando en lugar de entregarme una carta convencional los camareros me pasan un Ipad con las fotografías y detalles de los platos.

En un lateral de la pantallavarios apartados: platos salados, bebidas (vinos y cócteles), postres, “danos tu opinión” y “compartir” (vía facebook) Y en la cabecera otras dos ventanas, una con información nutricional y otra sobre alergias.

En suma, una tableta gastronómica programada para rentabilizar al límite los recursos tecnológicos. ¡Los chinos se ponen al día¡ exclamé para adentro.

Hace tiempo que las cartas electrónicas de vinos son algo habitual en algunos restaurantes. La más apabullante la de Monvinic (www.monvinic.com) en Barcelona, que supervisan Isabel Brunet y César Canovas. Contiene fotografías de las botellas, descripción de las uvas, métodos de crianza y hasta imágenes de las parcelas.

Cuando hace un mes almorcé en Casa Marcelo (Santiago de Compostela) (www.casamarcelo.net) donde terminan de implantar una carta digital sin fotografías, Marcelo Tejedor me espetó convencido: “Se acabaron los menús en papel y las cartas a la vieja usanza. Ahora gracias al Ipad disponemos de una función interactiva y nuestros clientes pueden conectarse a facebook o twiter y hacer valoraciones al terminar cada comida”.

Tarde o temprano las cartas de los restaurantes se redactarán en soportes electrónicos. Es mera cuestión de tiempo. El progreso no hay quien lo detenga. Ahora bien ¿se incluirán en el futuro fotografías de los platos como sucede en ciertos chinos? ¿se considerará este hábito una horterada o las imágenes se convertirán en un nuevo argumento de venta? ¿se perderá con ello el efecto sorpresa que tanto preocupa a David Muñoz, patrón de Diverxo (www.diverxo.com), hasta hace poco tan reticente a la hora de permitir que se fotografíen sus espectaculares montajes?

No olvidemos que un factor decisivo en la cocina de vanguardia ha sido el estético. ¿Si las fotos de los platos se prodigan en los medios de comunicación por qué no también en las cartas de los restaurantes?

¿Alguien sabe contestar a esas preguntas?

El futuro tiene la palabra.

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