OBRAS MAESTRAS DE BOLSILLO 3: Paul Rudolph abre su casa
Paul Rudolph (1918-1997) enseñó a Norman Foster a pensar como arquitecto. Fue el primer profesor serio que el británico se encontró cuando llegó como estudiante tardío a la universidad de Yale. Rudolph solía decirles a sus alumnos que “la arquitectura es el proceso para encontrar lo que uno necesita saber”. De acuerdo con los principios modernos, defendía además que la estructura era el factor que generaba el diseño. Demostró creer lo que decía con la exigencia de sus proyectos y su trabajo como profesor. En sus memorias, Foster recuerda que Rudolph era el más severo. Pero también el más entre...
Paul Rudolph (1918-1997) enseñó a Norman Foster a pensar como arquitecto. Fue el primer profesor serio que el británico se encontró cuando llegó como estudiante tardío a la universidad de Yale. Rudolph solía decirles a sus alumnos que “la arquitectura es el proceso para encontrar lo que uno necesita saber”. De acuerdo con los principios modernos, defendía además que la estructura era el factor que generaba el diseño. Demostró creer lo que decía con la exigencia de sus proyectos y su trabajo como profesor. En sus memorias, Foster recuerda que Rudolph era el más severo. Pero también el más entregado: podía llegar a estar disponible las 24 horas del día. La Casa Walker en la isla de Canibel, en Florida, fue uno de sus primeros trabajos. Evidencia que es la estructura la que decide todo el ingenio escondido en el diseño. Y, a pesar de tener casi sesenta años –fue diseñada en 1952-, mantiene una sorprendente vigencia que la sitúa fuera de cualquier época.
Una sencilla estructura de perfiles metálicos con uniones remachadas sirve para levantarla del suelo (y protegerla de inundaciones y de roedores) y, a la vez, para construir su sistema de ventilación y protección. Un sistema de contrapesos -una bola de acero suspendida de un cable- permite que la vivienda eleve sus fachadas de paneles de contrachapado hasta convertirlas en marquesinas, que la protegen del calor. La protección frente a los robos dobla así su servicio también cuando la casa está en uso. Pero no sólo eso: la vivienda dobla su espacio cuando llega el buen tiempo, que es cuando se utiliza.
La idea era hacer de este pequeño edificio una construcción económica, sencilla y compacta en la que un único elemento, los cerramientos, pudiera defender de ladrones, huracanes y sol. Por este orden. Los paneles abiertos convierten la estructura metálica exterior en porche y el vidrio protege la vivienda. La casa, de planta cuadrada, dobla así su tamaño cuando ésta se abre y los cuatro paneles dobles (dos por cada fachada de tres módulos) se despliegan.