La plaga de mejillón cebra sobrepasa el Ebro

Medio Ambiente certifica la persistencia de larvas de esta especie en un canal del río Segre

La plaga de mejillón cebra persiste cómodamente asentada en las aguas del río Ebro y remonta entre sus afluentes. Lo ha certificado esta mañana la Agencia Catalana del Agua (ACA), entidad del departamento de Medio Ambiente que ha detectado larvas de la especie en el pantano de Utxesa (Lleida), en un canal que parte del río Segre. También se ha confirmado la consolidación de la plaga en el Ebro: las larvas se extienden desde el pantano de Riba-Roja (Ribera d'Ebre) hasta el centenar de kilómetros que discurren hasta la desembocadura del río. El resultado apenas sorprende, apunta Albert Rovira, r...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La plaga de mejillón cebra persiste cómodamente asentada en las aguas del río Ebro y remonta entre sus afluentes. Lo ha certificado esta mañana la Agencia Catalana del Agua (ACA), entidad del departamento de Medio Ambiente que ha detectado larvas de la especie en el pantano de Utxesa (Lleida), en un canal que parte del río Segre. También se ha confirmado la consolidación de la plaga en el Ebro: las larvas se extienden desde el pantano de Riba-Roja (Ribera d'Ebre) hasta el centenar de kilómetros que discurren hasta la desembocadura del río. El resultado apenas sorprende, apunta Albert Rovira, responsable del centro de investigaciones agroalimentarias de la Generalitat. "La plaga de mejillones cebra vino para quedarse. Está tan extendida que resulta imposible revertir el proceso".

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ya alertó que este molusco no comestible y altamente invasor se había expandido en el río Noguera Pallaresa y en el Segre, afluentes ambos del Ebro. La ACA realizará estudios en los próximos meses para verificar el crecimiento de esta plaga. El mejillón cebra llegó procedente del Mar Negro y el Mar Caspio para perjudicar el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas y canales de riego, al obstruir captaciones y conducciones de agua. Desde su detección en el Ebro en los años noventa nada ha frenado su expansión.

La buena noticia es que la ACA no ha detectado larvas de la especie en ningún pantano de las cuencas internas catalanas. La satisfacción es relativa. "Es bueno que no haya, pero nos preocupa que cuando lleguen no sabremos cómo pararlos", advierte Rovira. La compañía eléctrica Endesa, que opera las hidroeléctricas afectadas por el mejillón cebra, sostiene que la invasión supone pérdidas de unos 2 millones de euros en los últimos años. El coste ecológico sobre un ecosistema frágil y sojuzgado por la proliferación de mejillones cebra, no se puede cuantificar, advierte el ACA.

JOSEP LLUÍS SELLART