Intervención de los portavoces del Grupo Mixto en el debate sobre el estado de la nación

Señor presidente del Gobierno, especialmente en el último año asistimos a un duro debate sobre la estructura institucional del Estado español. Se centra en si existen varias naciones dentro de él o solo una. El debate se produjo con motivo de la elaboración de nuevos estatutos de autonomía, de forma muy viva con el salido del Parlament de Catalunya. Por vez primera en veinte años tenemos ocasión de analizar y aclarar en el terreno ideológico y político lo que es una nación y lo que es un Estado. En definitiva, hablamos sobre la posibilidad de adaptar el Estado español a su carácter plurinacion...

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Francisco RODRÍGUEZ SÁNCHEZ (BNG)

Señor presidente del Gobierno, especialmente en el último año asistimos a un duro debate sobre la estructura institucional del Estado español. Se centra en si existen varias naciones dentro de él o solo una. El debate se produjo con motivo de la elaboración de nuevos estatutos de autonomía, de forma muy viva con el salido del Parlament de Catalunya. Por vez primera en veinte años tenemos ocasión de analizar y aclarar en el terreno ideológico y político lo que es una nación y lo que es un Estado. En definitiva, hablamos sobre la posibilidad de adaptar el Estado español a su carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüe. Sin embargo, no es fácil clarificar en vez de confundir y dialogar y acordar en vez de amenazar, intimidar e imponer, si tenemos en cuenta la reacción visceral, intolerante y prepotente, cuasi imperial, que emana todavía hoy de la estructura de poder en la que se fundamenta eso que llaman indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles; dicho de otra manera, del carácter centralista del Estado español, pese a las apariencias. Topamos con el poder mediático, el poder económico, el Poder Judicial, el militar, el institucional, el religioso, el ideológico cultural, académico, que tienen como centro Madrid. En cierta manera, recuerda la situación vivida en los tiempos de la II República a raíz de la presentación y aprobación del Estatuto de Cataluña en las Cortes. Como explicaba Castelao: (Continúa su intervención en gallego, cuyo texto, que entrega al "Diario de Sesiones, dice lo siguiente: E forzoso recoñecer que se alporizaron os odios -vellos e novos- contra Catalunya e os primeiros gobernantes da República, porque o Estatuto Catalán aparecía como un privilexio irritante, concedido por medo ás rexións separatistas.) Diríamos hoy que el odio se agita desde la tesis de que se rompe España y desde la negación absoluta e inquisitorial de la diversidad nacional y de los derechos que le son inherentes. Se pasó de atacar un sistema de financiación que pretendía territorializar todos los tributos, contar con una agencia tributaria propia, la participación pactada en los gastos del Estado y un fondo de solidaridad, es decir, una verdadera autonomía fiscal y financiera, acusándola de egoísta e insolidaria, a concentrar toda la artillería contra la consideración de Cataluña como nación y de su lengua como idioma prioritario y propio del país con el mismo estatus legal que el castellano. En estas estamos, en la negación de realidades empíricas incuestionables y de derechos humanos fundamentales. Los poderes que se presentan como pilares de la unidad de España no renuncian a mandar en ella desde Madrid. No conciben ni soportan un reparto plural y compartido del poder, de la soberanía política. No admiten ni siquiera la consideración de que las instituciones de autogobierno actuales sean la expresión de la voluntad política de las sociedades que representan y que haya que respetarlas y tenerlas en cuenta, concepción en la que usted, señor presidente, se mueve en principio.

Como representante del BNG quiero recordar qué era para Castelao lo más viejo, más negro y más podrido de la España centralista: el militarismo, que se considera siempre herido en sus sentimientos patrióticos; el clericalismo, que se considera herido en sus sentimientos religiosos, y el semifeudalismo o cierto tipo de capitalismo, que se considera herido en sus intereses. Nosotros podríamos añadir la prepotencia corporativista y antidemocrática de una parte del Poder Judicial. Resulta llamativo el paralelismo entre el esfuerzo de democratización del Estado y su adaptación al pluralismo y la diversidad que lo sustenta. Esta es una enseñanza incontestable de la experiencia política que estamos viviendo.

Va siendo hora de que se asuma un Estado español realmente plurinacional, realmente democrático, basado en la relación entre iguales. Es este el modelo de Estado que no se quiere aceptar por aquellos que nos hablan continuamente de unidad, igualdad y solidaridad, mientras los resultados de su política son: el sometimiento, la desigualdad y la amenaza. Señor presidente, parece que frente a una concepción autonomista concebida como gestión administrativa descentralizada, muchas veces encubridora de un tradicional y furibundo centralismo, no se levanta a nivel estatal y con la misma relevancia un modelo de Estado que opte por la plurinacionalidad, el autogobierno de las naciones y su relación igual, sin miedo a compartir el poder que se fundamente en su soberanía. Entre una Constitución española agitada de forma sacralizada como texto inmutable y sus lecturas posibilistas para justificar concesiones limitadas o puntuales es difícil que se abran paso cambios cualitativos, aquellos que conducirían a un verdadero Estado federal o confederal. Se actúa con criterios de coyuntura, incluso cuando hay el deseo de integrar y no excluir como es su caso. Así es muy difícil construir sobre bases de igualdad e incluso existe, señor presidente, el peligro de que su discurso sobre la diversidad, el pluralismo y el diálogo contrasten o palidezcan frente a la práctica de la centralización de competencias a través de la legislación y las normas del Estado: proyectos de ley de Régimen Local, de Discapacidad, de Radiotelevisión Española, de política de vivienda, de intentos de reformar la Ley Electoral, de competencias sobre la formación continua, y podríamos enumerar muchos más. Le decimos todo esto porque reconocemos su empeño en comprender el carácter plurinacional del Estado e incluso su disposición a que las lenguas que no son el castellano tengan un verdadero estatus de oficialidad en sus territorios, empeño y disposición que están condicionados por el poder dominante y por la visión que el conjunto del Estado y del papel que cada nación juega dentro de él tiene el principal partido de la oposición y una buena parte de la fuerza política que sustenta a su Gobierno. De esta forma el actual debate y su plasmación reivindicativa se encuentra con límites que no deberían imposibilitar avances reales para todos y en concreto para Galicia. Concretamente su política de integración y diálogo para lograr la paz en Euskadi no puede fracasar por presión de poderes y sectores inmovilistas e intransigentes.

Recientemente, ha hablado usted del valor estratégico de Andalucía para España, coincidiendo con el señor Rajoy en tal apreciación constataron su importancia para la vertebración institucional del Estado. Galicia es una nación diferente, con su lengua y su trayectoria histórica cultural específica, con sus problemas socioeconómicos peculiares. Para el Estado español es marginal, siempre sometida a estrategias que no la benefician. Por esto mismo Galicia es objetivamente la más interesada en cambiar la estructura del Estado, la concepción de unidad, igualdad y solidaridad en que se fundamenta. Tenemos grandes dificultades para avanzar a causa de muchas políticas del Estado y de la Unión Europea. Desde 1995 hicimos un gran esfuerzo reivindicativo a favor de la modernización de la red ferroviaria de Galicia. Así conseguimos aparecer en el mapa de los planes del Gobierno español en el 2000. Desde entonces hemos avanzado algo en la práctica, pero distamos mucho de recibir un trato no discriminatorio. Todavía domina la propaganda frente a los hechos. La lentitud caracteriza la ejecución de obras. No hay una planificación creíble. El eixe Atlántico A Coruña-Vigo iniciado en el año 2000 no estará a este paso concluido hasta el año 2010. Estamos hablando de 10 años para un recorrido de 160 kilómetros, un corredor de alta rentabilidad económica colapsado por el tráfico. Por supuesto, A Coruña-Ferrol y Vigo-Frontera Portuguesa del Vigo Baixo (¿) no salen de la fase pendiente de declaración de impacto ambiental y de estudio informativo respectivamente. Se desatascó hace exactamente un mes gracias a la presión política el itinerario Ourense-Lubián, pendiente de la declaración de impacto ambiental. Sin embargo, no hay una planificación de inversiones plurianuales ni horizontes temporales creíbles para estos corredores que son prioritarios. Necesitamos veracidad, compromiso y responsabilidad. Los presupuestos para el año 2006 apoyados por el Bloque Nacionalista Galego, después de introducir algunas modificaciones, significaron un avance. Por primera vez se nos destinó el 8 por ciento del total estatal para infraestructuras terrestres, 600 millones de euros para el ferrocarril. Sospechamos que no se invertirá todo lo que presupuestado.

Las distintas iniciativas parlamentarias, aprobadas incluso en este mismo debate del año pasado, para mejorar los servicios regionales y de largo recorrido de Galicia se incumplen sistemáticamente. El nuevo Gobierno de Galicia está empeñado en la restauración de nuestra base agraria, en una política forestal planificada, que no sea monocultivo de eucalipto, para celulosas. No renuncia a contar con un grupo lácteo propio en consonancia con la importancia del sector, más de un tercio de la producción total del Estado. Necesita colaboración en relación con este sector estratégico, no discriminación y rutina por parte del Gobierno central.

Nos desmoraliza ver que, en un momento de gran demanda mundial de construcción de buques, un astillero de grandes dimensiones como el Navantia-Fene sigue un proceso de desmantelamiento inexorable, sin carga de trabajo propia, reducido a una subcontrata de bloques para las fragatas F-100 de Navantia-Ferrol, excluido de la construcción civil, sin horizonte clarificado alguno. Se da la paradoja, sarcástica, de que un astillero privado de la ría de Vigo, por falta de capacidad en sus gradas, subcontrata la construcción de cascos de quimiqueros a Navantia para hacerlos no en Fene, excluido por una prohibición política, sino en Puerto Real, a considerable distancia, y es dinero de la Xunta el que avala los contratos. Está clara la opción estratégica del Gobierno.

Nuestra lengua necesita otro estatus de oficialidad que sitúe sus derechos al mismo nivel que el castellano. Sin entrar a valorar los deberes, carencias y dejaciones internas, está claro que necesitamos otro comportamiento de la Administración central. Dificultades para casarse en gallego, para galleguizar el nombre, para restaurar la forma original de los apellidos, para la documentación con destina al registro de la propiedad o mercantil, para desarrollar las causas y procesos judiciales. No es de recibo que, después de 20 años, la Administración General del Estado todavía reproduzca topónimos de Galicia deturpados, deformados, no los oficiales y originarios; que se desprecie o dificulte el uso del gallego para todas las actividades en empresas públicas, como Navantia, en nuestro territorio; que la Delegación del Gobierno se apresure a llevar a los tribunales normativas del uso del gallego en las corporaciones locales acordes con la legalidad vigente; que el gallego, pese a reiteradas promesas positivas, siga excluido de la página web de la Agencia Tributaria. Es un derecho humano elemental. No queremos seguir viviendo como extranjeros en el propio país.

La ficción de la igualdad que nos predican los defensores del statu quo se desmiente, en el caso de Galicia, fácilmente. La remuneración salarial bruta media gallega, en 2004, está a una distancia de 9,3 puntos de la declarada a nivel estatal. En el quinquenio 2000-2004 emigraron al resto de España 85.850 gallegos, jóvenes, muchas veces con alta y buena formación. Entre 2001 y 2005 perdimos 29.272 habitantes, mientras el Estado español ganaba 2.991.688. En 1900 representábamos el 10,64 por ciento de la población del Estado y en 2005, el 6,2 por ciento. Madrid pasó del 4,16 al 13,52 en el mismo periodo, un macrocentro de riqueza e inversiones. Pasamos de representar el 6,30 del PIB español en 1980, al 5,6 en 1994 y el 5,08 en 2005. Necesitamos políticas de equilibrio territorial reales, no declarativas.

El mercado de trabajo, señor presidente, refleja que Galicia significaba en 1980 el 8,8 de los activos del Estado, el 9,3 de los ocupados y el 4 por ciento de los parados; en 2006 representa el 5,9 de los activos y de los ocupados, pero el 6,6 de los parados, una evolución contradictoria con la del Estado. La realidad es que el diseño político y la forma de funcionamiento de la economía provocan fenómenos demostrativos de que seguimos en un Estado centralista. Según el informe de la Agencia Tributaria 2003, el 47,5 por ciento de la recaudación tributaria se atribuye a Madrid; sin embargo su PIB significaba solo el 17,4 por ciento. Ya se ve que ser capital del Estado tiene muchas ventajas, no solo un elevadísimo aparato político, sino la localización de las sedes de importantes empresas cuyos centros productivos operan en otras partes del Estado, y concretamente en Galicia. Por eso, el modelo de financiación es clave para instaurar la transparencia, la autorresponsabilidad y la relación entre iguales.

El nuevo modelo que se nos quiere aplicar es continuista con el anterior del Partido Popular. Su Gobierno -es cierto- está más abierto a debatir algunas cuestiones de tipo sociolaboral, pero falta decisión para enfrentar problemáticas derivadas de incuria e irresponsabilidad de la Administración pública y de las empresas. Ahí están los afectados por la abestosis, por silicosis -canteras de granito- o aquellos que realizan actividades peligrosas -los bomberos-. Hay que asumir claramente las indemnizaciones, las jubilaciones anticipadas, los coeficientes reductores, los cuidados médicos adecuados y las oportunas declaraciones de enfermedad profesional en cada caso. La inspección de trabajo necesita un marco legal más descentralizado y prescriptivo para garantizar seguridad y salud en el trabajo. Falta mucho por andar en el caso de los siniestros en el mar. Da la sensación de fatalidad, de destino trágico de los hombres, pero la verdad es que se conjuga un inapropiado funcionamiento de salvamento marítimo, del sistema mundial de socorro con las deficiencias técnicas de los barcos, la falta de formación de las tripulaciones, la precariedad y la falta de auxilio en el mar: O'Bahía, Siempre Casina, Dinis, entre otros.

Galicia, señor presidente, no está ajena a la dialéctica política mundial. Muchos pueblos aspiran a cambiar las relaciones de poder y de dominio que padecen. El Bloque Nacionalista Galego aplaudió su decisión de retirar las tropas de Irak porque formaban parte de un ejército de ocupación agresor y anulador de la soberanía del pueblo iraquí y de su derecho a un futuro libre. Vemos con preocupación que se envíen progresivamente más tropas a Afganistán, presentándolo como labor humanitaria cuando objetivamente se incardina en los diseños imperiales de los Estados Unidos: control del epicentro petrolífero del mundo e intimidación a otras potencias. Celebramos que no haya caído en una posición beligerante con Bolivia, Venezuela o Cuba. Mejor optar por el diálogo y por el respeto de decisiones políticas soberanas.

Acabo ya, señor presidente. En este mundo complejo y difícil, el Bloque Nacionalista Galego considera, señor presidente del Gobierno, que se necesita un avance cualitativo en la estructura institucional del Estado español: más justicia social y mayor sensibilidad, atención y diálogo entre iguales con Galiza, dicho en su forma originaria y gallega: Galiza.

José Antonio LABORDETA (CHA)

Señor presidente del Gobierno, señorías, creemos desde Chunta Aragonesista que en los dos años y poco más que usted lleva dirigiendo el Gobierno ha mostrado comportamientos que han hecho de España ejemplo de una sociedad abierta hacia el futuro, ocupando uno de los primeros lugares en desarrollo de temas sociales, aunque sus estadísticas de ayer fueron bastante frías, y enfrentándose a una rémora ideológica a la que le gustaría que este país se mantuviese en el tedio continuado que durante unos 40 años nos hicieron vivir. Quisiera empezar mi comparecencia animándole a usted y a su Gobierno a que sigan por ese camino de logros progresistas: detención de trasvase, no a la guerra de Irak, matrimonios gais, células madre, etcétera. Usted no se encogió ante los desvaríos catastrofistas que anunciaban los alegres agoreros de siempre. Por el contrario, usted y su Gobierno se han embarcado en futuros esperanzados que esperamos vayan por buenos caminos para los que, al igual que ha explicado el portavoz del PNV, también contará con nuestro apoyo.

Este año celebramos el 75º aniversario del advenimiento de la II República y el 70º en que las fuerzas políticas de Aragón culminaron el magnífico trabajo del Estatuto de Caspe. El levantamiento de las fuerzas reaccionarias de 1936 se llevaron por delante tantas y tantas esperanzas, ilusiones y personas que preferimos seguir con la esperanza y no caer en el amargo rencor de tantos y tantos años de sufrimiento, de hambre y de injuria cultural. En este momento, en Aragón está a punto de surgir un nuevo Estatuto, al que esperamos que las cinco fuerzas que componen las Cortes de mi tierra den el último esfuerzo, y que con el consenso de todas se pueda presentar en este mismo hemiciclo el resultado de una reforma en profundidad del Estado, que nos dote a los aragoneses de un auténtico autogobierno con verdadero poder político y financiero.

Esto lo indico porque, así como el gato escaldado huye del agua caliente o fría, nosotros hemos sufrido ya en los pocos años de democracia varios revolcones untuosos(?) y nos gustaría que esta vez, bajo su Gobierno, la desilusión no nos llevase a la amargura de sentirnos maltratados.

Desde Chunta Aragonesista queremos este nuevo estatuto de autonomía para mejorar las condiciones de nuestra sanidad, con largas listas de espera, de nuestra educación, de nuestro tejido empresarial y productivo, para proporcionar una buena asistencia social a los más desfavorecidos, un estatuto para proteger nuestras montañas y no arrasarlas, con una política de turismo y de la nieve sostenible; proteger nuestras lenguas, cuando una de ellas, el aragonés, está en peligro de extinción, poner en valor nuestro riquísimo patrimonio cultural y dotarnos de un servicio público de justicia de calidad donde nuestro derecho civil foral sea la línea maestra. Queremos el autogobierno para recuperar nuestra dignidad como pueblo, construir un futuro solidario y, con los otros territorios de la España plurinacional, ir hacia una Europa federal.

Pensamos, señor presidente, que en algunos momentos el carácter progresista se ha visto detenido, nunca sabremos las razones, como por ejemplo en la reforma del IRPF, en la reforma laboral y en la de educación, donde nuestro voto fue la abstención porque encontramos asuntos que para nada nos parecían un paso adelante y aparecían demasiados titubeos con la enseñanza concertada y temas como el de la religión. Tenemos nuevos retos, como la ley de dependencia, que necesita un elemento básico para poder ser eficaz, la financiación, y usted ya la ha prometido. Por esa línea de radical compromiso hay que acabar con la violencia contra las mujeres, terminar con la dura realidad de la generación que sobrevive con menos recursos que sus padres -los jóvenes mileuristas-, tomar en serio la situación del profesorado, igual en la enseñanza media que en la universitaria, la escolar o la primera enseñanza. Ayer confirmó la mejora de las pensiones de las viudas españolas y una política justa para con los inmigrantes y no confundirlos miserablemente con las bandas de delincuentes por puras razones electorales.

Señor presidente, ¿qué vamos a hacer con el Sahara? ¿Se va a solucionar el tema de los trabajadores autónomos con la nueva ley que promete el Gobierno? ¿Cuándo los jóvenes y no tan jóvenes podrán acceder a una vivienda digna? ¿Qué pasa con la Sociedad Pública de Alquileres? Le pedimos que radicalice su actitud frente a una ley para el control internacional del comercio de armas. ¿Vamos a hacer algo con la condonación de la deuda externa, con las nuevas tecnologías y con el software libre? ¿Sabe, señor presidente, que hay millones de usuarios de videojuegos que no tienen regulación legal y que en su mayoría exaltan la violencia? ¿Por qué estamos tan lejos de cumplir con Kioto a pesar de que su ministra de Medio Ambiente combate contra tirios y troyanos? ¿Sabe usted que en las calles hay mucha gente que reclama una ley de protección de los derechos de los animales y de las mascotas domésticas? Dijo Gandhi: dime cómo trata un pueblo a los animales y te diré cuál es su moral.

Como gentes de izquierdas somos inconformistas, críticos y exigentes, pero sabiendo siempre quiénes son nuestros compañeros de camino y quiénes nuestros defenestradores de todas las ilusiones. Por eso nos sigue preocupando el declive rural y nos interesa incentivar la vida de las personas de esos núcleos para un reequilibrio territorial y que se beneficie el campo de Daroca, Gúdar-Javalambre o la Ribargoza, pero también el Bierzo, el Pallars o el Priorato, junto con las tierras extremeñas o sorianas.

Señor presidente, desde Aragón reclamamos una deuda del Gobierno de más de 400 millones de euros por mermas de ingreso a través de leyes del Gobierno central. Exigimos que en el nuevo reparto de fondos europeos y en el Fondo de Compensación Interterritorial se tenga en cuenta el criterio de envejecimiento y despoblación del territorio, ya que por el método actual se deja fuera a toda la provincia de Teruel con un sarcasmo realmente increíble. ¿Van a renegociar el Plan Miner, que nos ha hecho perder a las comarcas mineras de Aragón más de 250 millones de euros, de modo curioso, ya que les quitan la ayuda porque cumplen las normas exigidas? ¿Se entiende esto? Queremos recordarle que aquí mismo usted confirmó un plan especial con Teruel. ¿Se ha dormido en los ministerios? Creemos que hay que reanimarlo.

Con el agua queremos que se ponga una aplicación a la nueva cultura del agua y reclamamos la unidad de cuenca como solución al rifirrafe que políticos interesados sacan a la palestra. Señor presidente, en Aragón hemos conseguido soluciones de consenso entre el llano y la montaña con proyectos alternativos a Santaliestra y el Matarraños¿? ¿Por qué no podemos hacer lo mismo para Bardenas, Monegros y el reino de los Mallos de Riglos y la Jacitania? ¿Por qué no impulsar las regulaciones internas de riegos del Alto Aragón y las cinco villas mejorando la financiación de la modernización de los regadíos? Hay temas que parecen cansados por lo reiterativos, pero, señor presidente, reclamamos la creación del patronato del archivo de la Corona de Aragón, que ya ha visto cuatro leyes orgánicas que se ignoran de un modo increíble, como increíble es el derrotero a que nos ha conducido la actitud del señor obispo de Lleida ignorando las sentencias del Vaticano y negándose a restituir las 113 piezas que permanecen en su diócesis. Históricamente, cuando una jerarquía de la Iglesia desobedecía las sentencias del Vaticano era excomulgada. Ahora resulta que no solo no le obliga a cumplir la sentencia al señor obispo, sino que el Parlamento de Cataluña le apoya.

Nos preocupa. Somos fronterizos. Nos conocemos de largo y en mi tierra hay gente que ya está usando esta debacle eclesiástica en un intento de radicalizar la catalanofobia. Muchos años de educación, cultura y convivencia, se pueden venir abajo si este tema no se soluciona. Y la solución es que cumpla el señor obispo la sentencia, que se deje de parafernalias y que los partidos catalanes atiendan otros temas mucho más importantes que este.

Nosotros seguimos también como ahora ocupándonos de temas importantes: las infraestructuras, por ejemplo. Reclamamos una red de cercanías ferroviarias para una ciudad y un entorno de más de 700.000 habitantes. Seguimos con usted y con su antecesor también reclamando el Canfranc, que fue un sueño europeo de unos visionarios y que ahora se encuentra malherido por Francia y olvidado por el Gobierno central, a pesar de que el secretario de Estado de nuestra tierra va una y otra vez a su tierra natal a prometer que todo llegará, pero son demasiados futuribles para un territorio que ve cómo los sueños de Somport, Bielsa, Portalet y el túnel de Benasque se quedan en un olvido interesado. ¿Cuándo veremos el Plan estratégico de infraestructuras y transportes para el 2006-2020? Tráigalo al Congreso, señor presidente, para señalar las carencias y exponerle sin ninguna acritud. Queremos incluir en este plan la autovía de Huesca-Egea-Callús¿?)-Tudela, ya que esta comarca de las Cinco Villas no tiene ni un solo kilómetro de carretera estatal. Pedimos una salida al mar del Bajo Aragón por el desdoblamiento de la N-232 entre El Burgo y Alcañiz y también entre Mallén-Figueruelas, convirtiendo la N-II en autovía II. Nos gustaría que se cumpliesen los plazos de la autovía mudéjar. Su antecesor, cada vez que se lo recordaba, me aseguraba que en el 2004 iría de Zaragoza a Teruel por ella. Él se ha ido y yo no voy a Teruel por ella. Por favor, cumplan los plazos al igual con el eje Pamplona-Huesca-Barbastro-Lleida y el eje pirenáico. Lleven adelante el corredor de velocidad de alta ferroviaria entre Valencia, Teruel, Zaragoza y Cantábrico. A Zaragoza y Aragón nos enfrentamos en la Expo Internacional en el año 2008. Sabemos que el Gobierno apoya este evento, pero hay temas como el proyecto de Expo social, para ayuda y cobijo de los miles de trabajadores que acudirán a Zaragoza estos años. Nos gustaría también que el aeropuerto dejase ya de una vez por todas de ser una base militar. El señor Bono nos prometio compensaciones junto a algunos otros temas, pero se fue y nos dejó con la amarga miel de la desilusión en los labios. Nos gustaría que el nuevo ministro, señor Alonso, se comprometiese a seguir lo iniciado. Entiendo, señor presidente, que han sido demasiados temas y muchas peticiones, pero cuando somos pocos y se nos escucha también poco tenemos que aprovechar esta situación para poner la voz de una tierra que sale adelante con su esfuerzo y con escasas ayudas históricas, porque somos un pueblo poco zalamero, poco lamedor de los poderes y nos jugamos siempre la historia a una sola carta. Muchas las hemos perdido, pero nunca hemos perdido la dignidad como pueblo. Y con esa misma dignidad seguiremos apoyándole en todos aquellos temas trascendentales y progresistas para la mejor gobernación de este país, como lo hemos venido haciendo hasta ahora, aun soportando, a veces, incompresibles actitudes de algunos de sus compañeros en la gobernación aragonesa que incumplen palabras dadas y acarrean pactos antinaturales para asombro de muchas gentes progresistas.

Begoña LASAGABASTER (EA)

Señor presidente del Gobierno, señorías, inicio esta intervención en nombre de Eusko Alkartasuna aludiendo a la novedad de este debate. Por primera vez asistimos a esta cita anual parlamentaria sin aludir a la losa de ETA, y aunque somos conscientes de que todavía no podemos abordar la cuestión desde la perspectiva que da el tiempo y la historia, con rigor y responsabilidad podemos decir que existe una luz al final del túnel.

Señorías, ahora estamos en un momento crucial para el futuro. Un momento en el que debemos hablar de conceptos claves como identidad, nación o Estado, y todo ello a la búsqueda de soluciones y acuerdos que permitan el mayor respeto de todos y para todos.

Este debate resulta ya urgente, no solo por lo que pueda derivarse de una coyuntura determinada, o por las reflexiones que determinados Parlamentos nos presentan para su estudio en esta Cámara, que ya de por sí sería suficiente, sino porque es un debate que quedó pendiente desde la transición, un debate que por las complicadas circunstancias no pudo ser resuelto y que durante muchos años no ha querido abordarse por falta de voluntad política. Algunas voces han señalado que este problema no existe. Contestando a quienes niegan la realidad me gustaría decirles que los ciudadanos lo único que quieren es que se respete su identidad, sentirse cómodos en su sentimiento de pertenencia a una Nación, sea cual sea, a un pueblo, a una realidad nacional, quieren que su identidad, que conlleva lengua, historia, acervo cultural, cultura, no sea puesta en cuestión constantemente o negada porque no tienen la protección de un Estado. Debemos conseguir el respeto de todas las identidades en la convivencia desde la diversidad.

A lo largo de estos dos años hemos sido protagonistas en esta Cámara de la presentación de cuatro propuestas de distintos Parlamentos de comunidades autónomas. En todas ellas ha habido elementos comunes de reflexión: identidad, nuevas realidades como la inmigración, la igualdad, la Unión Europea, o el blindaje de competencias. Cada Parlamento ha adoptado las soluciones que ha estimado mejores. Por ejemplo, en materia de identidad el Parlamento Vasco se refirió a la Nación Vasca, Valencia al Reino, Cataluña a la Nación, o Andalucía a la realidad nacional. Pero no todas estas propuestas han recibido el mismo trato por parte de esta Cámara, esta ha sido la gran diferencia. Mientras que las propuestas de Valencia, Cataluña y Andalucía han sido objeto de diálogo y debate, la de Euskadi solo recibió un no rotundo. Las razones que se esgrimieron para ese rechazo al diálogo realmente se han desmoronado. Hoy, además de analizar lo ocurrido, nos corresponde mirar hacia delante.

Como ya señalé el año pasado en este mismo debate, más pronto que tarde las fuerzas políticas vascas van a volver a plantear el debate, un debate en el que se trabajará con elementos y principios que ya se recogían en la propuesta del Parlamento Vasco. ¿Cuándo? Cuando los partidos que representan a los ciudadanos puedan estar todos en la mesa, porque es a ellos, a los distintos representantes de los ciudadanos vascos, a quienes les corresponde decidir el momento, los procedimientos, los contenidos y los ritmos de trabajo, a nadie más. Confiamos en que nadie vete este procedimiento democrático y que nadie se excluya del mismo.

Señorías, desconozco el resultado de ese debate pero, en aplicación de un principio básico irrenunciable, debe respetarse lo que allí se acuerde, por consenso o por el tradicional principio de toda democracia de mayorías y minorías, sea cual sea el acuerdo de procedimientos que sobre esta materia haya sido pactado.

Señor presidente del Gobierno, competitividad, educación, I+D+I, empleo, igualdad, pensiones, integración de los inmigrantes, seguridad para todos los ciudadanos, son objetivos que compartimos y hemos colaborado con ustedes desde una aportación constructiva. Ahora bien, hemos discrepado en ocasiones en los modelos a seguir, y en especial en la uniformización de los mismos.

En el ecuador de esta legislatura alrededor de un 32 por ciento de los proyectos de ley que se han presentado en esta Cámara han sido objeto de enmiendas de los distintos grupos por razones competenciales. La razón, señor presidente, por la que traigo a colación esta cuestión es por la auténtica necesidad de buscar garantías bilaterales para el futuro, para que no vuelva a ocurrir lo anterior, y este va a ser uno de los elementos clave para la negociación y acuerdo del futuro marco jurídico-político de Euskadi. Bien es verdad, como siempre ha señalado Eusko Alkartasuna, y hoy también lo hemos hecho, que la garantía final siempre la van a tener los ciudadanos vascos, como es evidente.

Me voy a referir a una última cuestión sensible y difícil, la situación de la justicia en sentido amplio, desde la justicia como poder independiente hasta la justicia como servicio público al ciudadano.

Por cierto, a quienes crean que esta reflexión es fruto de las circunstancias coyunturales, no sé si de esta tarde, les remito a los "Diario de Sesiones" de los debates de años anteriores, en los cuales ya manifestábamos y advertíamos desde Eusko Alkartasuna nuestra honda preocupación. Y cuando hablamos de justicia nos referimos a la responsabilidad que tiene este Parlamento para garantizar que las leyes respeten principios básicos tales como humanidad de las penas, no retroactividad de leyes penales y sancionadoras, principio de proporcionalidad o respeto a la integridad física de cualquier persona, independientemente de su situación procesal.

Nuestra obligación es revisar aquellas leyes que no cumplen estos criterios, y me temo que en muchos casos no lo estamos haciendo. Seguimos manteniendo reformas legislativas reaccionarias llevadas a cabo en épocas pasadas que en dos años debieran haber sido objeto de profundas modificaciones. ¿Podemos seguir manteniendo una incomunicación de hasta trece días en prisión? Le pido, señor presidente, un especial impulso en esta materia. Pero también voy a hablar de la Justicia como poder judicial independiente. Sé que es un tema de los que se habla en privado, pero nunca en público. Lo cito porque también esta Cámara tiene responsabilidad colectiva en ello. En el año 2001, cuando se nos planteó un pacto sobre el Consejo General del Poder Judicial que iba a despolitizar la Justicia, como dice en su exposición de motivos la Ley 2/2001 -dice literalmente: cimentar un consenso que asegure que el Poder Judicial actúe como poder independiente, unitario e integrado, regido por una coherencia institucional comúnmente aceptada que le permita desarrollar con la máxima eficacia sus funciones constitucionales-, algunos, muy pocos, nos opusimos, señalando que con el sistema que se nos proponía no solo no se iba a despolitizar la Justicia sino que este efecto se iba a agravar. Y el tiempo nos ha dado la razón. Hoy una mera lectura de la prensa nos da una idea de a dónde hemos llegado. Ya se habla, por ejemplo, de miembros del Consejo General del Poder Judicial del Partido Popular o de otros partidos. Observamos -y no hablaré de la función jurisdiccional, en la que no entro- que hay un sector de la judicatura muy localizado que hace intentos de politizar la Justicia y no podemos permitirlo; como no podemos permitir que el presidente del Consejo General del Poder Judicial no colabore con este Parlamento, y esto también hay que decirlo aquí.

Por último, no quiero dejar de referirme a la política penitenciaria. Necesitamos un debate en profundidad. En las cárceles hay un aumento de internos del 37 por ciento, y ya decía la señora Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias, al inicio de esta legislatura, que si esto para cualquier sistema con estas carencias es una barbaridad, para el nuestro es casi una catástrofe. En esta importante materia le solicitamos, además de un profundo debate, tres cuestiones claves. Primera, cumplimiento del Estatuto de Gernika en el apartado 14 del artículo 10, cumplimiento de la ley, transferencia de esta materia. Segundo, provisionalmente, hasta que podamos hacernos cargo de cómo organizar -como dice el Estatuto de Gernika- la política penitenciaria, o al menos su ejecución, solucionar la grave situación de Martutene, Basauri y Nanclares de Oca, que no reúnen las mínimas condiciones de higiene y dignidad para quienes están internos. Tercero, acercamiento de las personas privadas de libertad a su entorno familiar y social. Hoy es evidente que me refiero solo a aquellos con los que no se cumple este principio inspirador, evidentemente solo a un sector: a los presos de ETA. Lo hacemos así porque consideramos que es un principio inspirador para conseguir la reinserción, pero además porque este alejamiento supone una condena a personas, familiares de presos que no han cometido delito alguno. Señor presidente, para Eusko Alkartasuna esta es una cuestión exclusivamente de cumplimiento de la legalidad y no está ligada a contrapartidas de otra naturaleza. Hoy nos gustaría, señor presidente, que aquí y en esta tribuna nos garantizara el cumplimiento de este principio.

Señoras y señores diputados, señor presidente, concluyo como empecé. Tenemos ante nosotros la responsabilidad de hacer política con mayúsculas, de actuar más allá del corto plazo y, en definitiva, ser capaces de diseñar una relación de convivencia y respeto para las generaciones futuras.

Uxue BARKOS (NB)

Señorías, señor presidente del Gobierno, el de hoy es un debate que deja para una próxima sesión el que, sin duda, es el eje central de la acción política. Me refiero, lógicamente, al proceso de paz. Es por eso que, a pesar de que tendremos un Pleno dedicado a ello -cuya fecha nos encantaría conocer, sin mayores sobresaltos-, nos parece fundamental tratar determinadas cuestiones básicas. Lo primero, señor presidente del Gobierno, es repetir hoy -un año después- lo que ya le adelantó Nafarroa-Bai en el debate de 2005. Tendrá en nosotros, en Nafarroa-Bai, compañeros -no voy a decir leales; en el Pleno de hoy lo hemos oído con profusión- firmes y empeñados en hacer este camino hacia la paz. Un año después no todos pueden decir lo mismo. Me refiero a aquellos que han centrado este tiempo -no era difícil preverlo- en resucitar aquel apocalíptico: Navarra, moneda de cambio, tratando de dibujar peligros irreales para entorpecer el proceso. Y digo peligros irreales porque, señorías, el futuro de Navarra está sola, única y exclusivamente en manos de los hombres y mujeres de Navarra y de nadie más. Eso sí, para ello, lógicamente, hay que reivindicar claro y muy alto lo que Nafarroa-Bai tiene como lema primero y ha repetido en esta tribuna en multitud de ocasiones: el derecho de los ciudadanos a decidir y a que se respete siempre su decisión. Por eso y en esta misma línea nos van a tener enfrente -y lo decimos desde ya- quienes pretendan utilizar el nombre de Navarra para entorpecer el proceso de paz con planteamientos de réditos partidistas. Por ello, señor presidente, hoy queremos empezar diciendo: mire bien sus compañeros de viaje para este viaje. Por nuestra parte, en ese empeño firme hacia la paz nos vamos a empeñar en pedir todos los gestos necesarios a todas las instancias concernidas en este primer escenario; gestos que, a nuestro entender, deben resultar especialmente generosos en estos momentos para con las víctimas. Ya lo anunció usted mismo hace unas semanas en Baracaldo. Eso es prioritario y lo compartimos, pero hay otros ámbitos de dolor que atender. Lo señalaba la señora Lasagabaster y yo quiero incidir también en ello. Señor presidente, si hemos de acometer el proceso de paz con generosidad y con valentía y, por supuesto, sin discusión, desde la justicia y desde la legalidad, hoy más que nunca es necesaria una política penitenciaria de acercamiento que, además de cumplir con la legalidad vigente, posicione al Gobierno en la vanguardia del proceso de paz. Y ese posicionamiento de vanguardia nos parece fundamental en este momento, un gesto que se adelante en el cumplimiento de la legalidad pertinente; vanguardia con respecto a las víctimas -lo he dicho ya antes; lo ha expresado usted sin ambages de ningún tipo; ha dado a conocer su intención, la suya y la de su partido-, además de reconociendo la aportación de las víctimas en este proceso, en forma de reconocimiento en el preámbulo de la Constitución. Esta es una reforma en la que vamos a participar en positivo porque esperamos señor presidente -y aquí quiero añadir un tema nuevo- un reconocimiento tan amplio y concreto como real de lo que el colectivo víctimas del terrorismo supone en la historia más reciente del Estado español. No podemos aceptar que todo se resuma en un solo tipo de terrorismo, en terrorismo con un solo nombre. El 11 de marzo de 2004 nos dejó la constatación dramática de que se equivocaban quienes se empeñaban en mirar hacia un solo lado, y hoy, dos años después, aquel día espeluznante nos recuerda también que la violencia no tiene un solo nombre. Y digo también porque otras muchas víctimas igualmente golpeadas, igualmente dignas nos lo vienen recordando desde hace más de medio siglo.

Señor presidente, en el ecuador de la legislatura, tengo que preguntarle por la posición de su Gobierno en torno a la ley de la memoria histórica. Es uno de sus compromisos de campaña y legislatura, pero es mucho más: es la esperanza de ver reconocidos en dignidad los derechos de muchos, pero, sobre todo, presidente, de quienes nos han legado a nuestra generación el espíritu más entusiasta, el espíritu más combativo y el espíritu más digno de la democracia.

Nadie como aquellos que hoy reclaman la recuperación de la memoria histórica puede atribuirse el mérito de haber guardado el espíritu de la democracia en los peores años. Por lo tanto, a nadie como a ellos les debemos la devolución de la dignidad. Señor presidente, les debemos una ley y Nafarroa-Bai entiende que debe ser en esta legislatura; una legislatura para la que usted ha planteado siempre la reforma desde el cambio generacional. Le propongo que hagamos ese salto, que recupere la dignidad de aquella generación que hoy reclaman sus hijos y empiezan a reclamar sus nietos. Nos parece que es hora de hacer ese salto. Seguramente no es una cuestión de mayorías aritméticas -en cualquier caso tiene usted sobradas mayorías aritméticas para llevar a cabo una iniciativa de ese calado en la Cámara- pero es una cuestión de mayorías cualitativas, de una mayoría que recoja el sentir de quienes no pueden seguir siendo perdedores. Algunos dirán que aquello está ya olvidado. Nosotros entendemos que quienes a día de hoy, 31 de mayo de 2006, siguen buscando partidas de defunción -y esto ocurre, lo sabemos todos- no pueden tener nada olvidado.

Es curioso pero esta es una actitud que usted ha mantenido sin complejo alguno y con enorme contundencia en el reconocimiento a los derechos de otros núcleos de la población. Me estoy refiriendo a la situación de los inmigrantes. Acometió sin complejos una política de regularización y hoy centra el eje de su política de inmigración en involucrar a los miembros de la Unión en un asunto europeo; un asunto de solidaridad que nada tiene que ver con problemas de mafias y de inseguridad. Quería señalarlo específicamente esta tarde en la Cámara, primero, porque entendemos que mezclar inmigración y mafias es una absoluta grosería intelectual -quien lo haya hecho- y, segundo, porque de este totum revolutum difícilmente vamos a conseguir medidas efectivas. Por lo tanto, apoyo a la política que se ha planteado desde el Gobierno. El asunto de inmigración requiere medidas de control pero fundamentalmente -y lo apuntaba usted ayer- medidas de solidaridad y este es un reto europeo. En este sentido, señor presidente, nos preguntamos si las actuaciones de cara a comprometer a Europa en este ámbito no han llegado tarde. Quiero que insista en este punto y, sobre todo, saber si en estos momentos es suficiente el compromiso asumido por la Unión Europea. En cualquier caso, no es este el único compromiso que nos interesa. En el ámbito europeo existen compromisos en otras áreas fundamentales para la cohesión social de los Estados miembros y, entre ellos, las lenguas. También lo dijo ayer aquí, no largamente pero sí lo apunto. Las lenguas minoritarias europeas cuentan con una carta para su promoción y recuperación de la que el Estado español participa y, debo decirlo, con compromisos muy ambiciosos. Este compromiso -hay que reconocerlo en la Cámara- lo firmó el Gobierno de Aznar y es, como digo, el más ambicioso. Creo sinceramente que no podemos esperar menos de usted señor presidente. Se impone, por tanto, esta pregunta: ¿Asume usted los compromisos firmados por España en lo que a promoción y protección de las lenguas minoritarias respecta? Lo digo porque este compromiso es esencial, por lo que me voy a detener si el tiempo me lo permite y me lo permite. No lo decimos solo nosotros, también lo dice la Unión Europea, cuyos organismos competentes han denunciado un caso que quiero traer hoy al Pleno de la Cámara; un caso clamoroso, único en Europa como es el Euskera en Navarra. Denuncia Europa la acción nefasta del Gobierno foral en este ámbito. Señor presidente, no voy a caer en la tentación de solicitar una actuación que suponga injerencia alguna en el Gobierno de mi comunidad pero si le diré -y aportaré la documentación a quien lo desee- que su Gobierno está obligado a responder a la persecución que se impone a una lengua europea. Digo persecución porque si no de qué otro modo se puede entender que en toda la rivera de Navarra existan desde hace lustros centros docentes con el único sustento real -no simbólico, sino real- de los padres del alumnado, que no constituyen un grupo de furibundos de la educación privada, al contrario, son un grupo amplio de padres que tienen a gala estar enormemente orgullosos haber elegido para sus hijos, educación en Euskera. Todo esto a pesar de que la administración les niega el pan y la sal o simplemente otras instancias administrativas no conocen o miran para otro lado. Digo persecución cuando la única radio en Euskera que emite en Pamplona y su comarca -300.000 ciudadanos- tiene que ver un año tras otro denegado su acceso a las subvenciones oficiales a pesar de los requerimientos de la justicia. Señor presidente, en el Estado español hoy hay lenguas perseguidas en términos administrativos, según le estoy dibujando.

También merece una actuación efectiva en ese intento de dar un salto generacional al actual modelo de Estado, salto generacional que se hace especialmente patente en el terreno de las lenguas, pero no solo. En materia energética, y en el ecuador de la legislatura, la posición de su Gobierno sigue teniendo una asignatura pendiente a nuestro entender, sigue sin acometerse una política firme de reconversión de las centrales térmicas de carbón y, al mismo tiempo, siguen produciéndose permisos administrativos para nuevas centrales en zonas que no requieren mayor consumo. Ocurre en muchos puntos del Estado, esto es cierto, también en Navarra y concretamente en la localidad de Castejón, que traigo como ejemplo para ilustrar este dato, donde, si su Gobierno no lo impide, vamos a ver multiplicada por dos la implantación de centrales térmicas duplicando una producción que ni la actividad industrial ni el consumo doméstico lo requieren. Señor presidente, al día de hoy estamos lejos de cumplir con los compromisos de Kioto, pero con casos como éste lo estaremos todavía más al término de su legislatura. Hoy queremos compromisos suyos en temas como éste y en otros retos.

Voy terminando, señor presidente. Recientemente aprobó esta Cámara a instancias de Nafarroa Bai una moción que insta a su Gobierno a varias medidas tendentes a hacer frente al problema de la deslocalización. Yo espero que su Gobierno atienda a ese requerimiento que su propio grupo apoyó, pero todavía más, yo espero hoy -Nafarroa Bai lo espera- no solo para Navarra, pero sí muy especialmente, un apoyo fundamental a las infraestructuras de aquellas zonas, como es el caso de la circunscripción que yo represento, como es el caso de Navarra, que tienen un serio déficit en esta materia. Espero hoy, señor presidente, un compromiso serio en materias como la conexión navarra a la alta velocidad en el eje Cantábrico-Mediterráneo como punto fundamental para el desarrollo socioeconómico de sus ciudadanos.

Termino, señorías, señor presidente del Gobierno. Estas son cuestiones que nos parecen pendientes en el ecuador de la legislatura para las que Nafarroa Bai espera -hoy sí- no tanto cifras, como compromisos.

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