Reportaje:

El custodio de un valioso archivo

Juan José Aguirre logró el respeto de los intelectuales por su trabajo al frente de la bilbioteca del convento

El fraile Juan José Agirre es un hombre respetado no sólo en la orden de los benedictinos, sino también por los intelectuales. Durante mucho tiempo recogió abundante y valiosa documentación sobre los últimos 50 años la historia del País Vasco de forma que cualquier estudioso que quisiera hacer una investigación rigurosa acudía a los archivos de Aguirre. También se encargó de recopilar las informaciones clandestinas vascas de tiempos franquistas.

Así lo hicieron investigadores como Ernest Lluch quien en septiembre de 2000, en uno de sus últimos artículos, refería su visita al archivo par...

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El fraile Juan José Agirre es un hombre respetado no sólo en la orden de los benedictinos, sino también por los intelectuales. Durante mucho tiempo recogió abundante y valiosa documentación sobre los últimos 50 años la historia del País Vasco de forma que cualquier estudioso que quisiera hacer una investigación rigurosa acudía a los archivos de Aguirre. También se encargó de recopilar las informaciones clandestinas vascas de tiempos franquistas.

Así lo hicieron investigadores como Ernest Lluch quien en septiembre de 2000, en uno de sus últimos artículos, refería su visita al archivo para investigar sobre los orígenes de ETA, la misma banda que acababa con su vida en Barcelona dos meses después, el 21 de noviembre.

Juan José Aguirre (Alegia, 1930) se hizo cargo de la biblioteca del convento en los años 70. Su interés por la materia le llevó a Barcelona a cursar Biblioteconomía.

El archivo de la biblioteca de Lazkao cuenta con 40.000 volúmenes. Entre los valiosos documentos que Aguirre ha custodiado a lo largo de estos años figuran incunables, además de manuscritos de los siglos XVII y XVIII de gran interés para el estudioso.

Detenido hoy por su presunta relación con la cúpula de ETA, Aguirre pudo custodiar en las paredes del convento de Lazkao documentos del máximo dirigente de la organización terrorista, Mikel Antza. Fuentes policiales creen que el conocido custodio del archivo pudo servir de correo al número uno de ETA.

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