Necrológica:

Max Schmeling, símbolo de la resistencia alemana contra el nazismo

El legendario boxeador, primer europeo en lograr la corona de los pesos pesados, ha muerto a los 99 años

Max Schmeling, leyenda del boxeo en Alemania, ha muerto hoy a los 99 años. Su fama trascendió más allá del deporte porque su irrupción en los cuadriláteros coincidió con el auge del nazismo, cuyos líderes intentaron sin la complicidad del deportista utilizar su imagen como un símbolo más de la superioridad de la raza aria.

El púgil, primer europeo en ser campeón del mundo de los pesos pesados, plantó cara al nacionalsocialismo y, al igual que el empresario Oscar Schindler -cuya historia fue llevada al cine por Steven Spielberg- escondió a judíos de la persecución nazi y, después de la g...

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Max Schmeling, leyenda del boxeo en Alemania, ha muerto hoy a los 99 años. Su fama trascendió más allá del deporte porque su irrupción en los cuadriláteros coincidió con el auge del nazismo, cuyos líderes intentaron sin la complicidad del deportista utilizar su imagen como un símbolo más de la superioridad de la raza aria.

El púgil, primer europeo en ser campeón del mundo de los pesos pesados, plantó cara al nacionalsocialismo y, al igual que el empresario Oscar Schindler -cuya historia fue llevada al cine por Steven Spielberg- escondió a judíos de la persecución nazi y, después de la guerra, se convirtió en el símbolo de aquellos alemanes que como él no se plegaron a las exigencias del nazismo.

La leyenda de Schmeling se forjó a raíz de su inesperada victoria ante el estadounidense Joe Luis en 1936, incontestable campeón del mundo hasta entonces. Los nazis se apresuraron a apropiarse de esa hazaña y no dudaron en proclamar a los cuatro vientos que el triunfo del alemán daba la razón a su delirante discurso sobre la supremacía aria.

"No tuve nada que ver con los nazis"

Louis se tomó la revancha y batió al boxeador alemán en junio de 1938, en el estadio de los Yankees, reteniendo su corona de los pesados. En ese época, al borde del estadillo de la contienda mundial, los estadounidenses veían a Schmeling como el símbolo de la Alemania nazi y el combate fue retratado como la batalla entre el bien y el mal, e incluso el presidente Roosevelt invitó a Louis a la Casa Blanca para pedirle que ganase. "Mirando atrás, soy casi feliz de perder aquella pelea. Sólo imagino si hubiera regresado a Alemania con la victoria. No tuve nada que ver con los nazis, pero ellos me habrían dado una medalla. Tras la guerra, pude haber sido considerado un criminal de guerra", señaló Schmeling en 1975.

Tras la Segunda Guerra Mundial Schmeling peleó cinco veces más por dinero y se retiró en 1948 con 43 años y un récord de 56-10-4, con 39 k.o. Schmeling usó el dinero ganado de los combates para adquirir la licencia de Coca-Cola en Alemania y se hizo millonario en la posguerra. En el curso de los años, la amistad entre Schmeling y Louis se acentuó. Schmeling envió a Louis dinero en varias ocasiones, cuando el ex campeón estadounidense perdió su fortuna. También pagó por el funeral de Louis en 1981.

Los reconocimientos siguieron acompañando a Schmeling prácticamente hasta su muerte. En 1971 le fue concedida la Cruz Federal de Honor alemana, en 1979 fue recibido en audiencia por el presidente de Estados Unidos Jummy Carter y en 1987 la prensa especializada lo eligió como el deportista alemán más importante de todos los tiempos.

"Nunca dejó que la fama se le subiera a la cabeza"

"Era una estrella, pero nunca dejó que la fama se le subiera a la cabeza", ha dicho hoy el canciller Gerhard Schroeder, tras declararse "conmocionado" por la noticia de la muerte de Schmeling. La jefa de la oposición, Angela Merkel, por su parte, ha destacado su actitud durante el nacionalsocialismo cuando, como dice en un comunicado de prensa, "protegió a judíos y a enemigos del régimen librándolos de ser deportados". El ex futbolista internacional Uwe Seller, que considera a Schmeling no sólo su amigo sino su modelo a seguir, ha confesado que el ex boxeador tenía el último deseo de coronar su vida cumpliendo 100 años.

Schmeling, derecha, y sus ayudantes de cuadrilátero realizan el saludo nazi al término de un combate en 1935.AP

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