FÚTBOL | 30ª jornada de Liga

El Deportivo sobrevive a una noche de horror (2-1)

Un gol postrero de Fernando permite a los de Irureta vencer a Osasuna

En el penúltimo arreón del partido, apareció un cabeceador tan poco frecuente como Fernando para tumbar a un Osasuna que mereció mejor suerte. Vísperas europeas, noche de modorra. Riazor ya se ha acostumbrado a acatar esa especie de ley inexorable -a fin de cuentas, no es el Deportivo el único equipo que se somete a ella-, pero, por mucha transigencia que se ponga en ocasiones como la de anoche, el público tampoco estaba preparado para digerir el alevoso peñazo que le dedicó su equipo. Porque lo de anoche fue algo más que una simple caída de tensión achacable a la inminencia de un duelo europe...

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En el penúltimo arreón del partido, apareció un cabeceador tan poco frecuente como Fernando para tumbar a un Osasuna que mereció mejor suerte. Vísperas europeas, noche de modorra. Riazor ya se ha acostumbrado a acatar esa especie de ley inexorable -a fin de cuentas, no es el Deportivo el único equipo que se somete a ella-, pero, por mucha transigencia que se ponga en ocasiones como la de anoche, el público tampoco estaba preparado para digerir el alevoso peñazo que le dedicó su equipo. Porque lo de anoche fue algo más que una simple caída de tensión achacable a la inminencia de un duelo europeo a vida o muerte. Debió de ser cosa del calorcillo que ha traído a Galicia la Semana Santa, tras un invierno apocalíptico. O de la depresión por la mala racha que ha dejado al grupo de Irureta con escasas opciones de discutir el título al Madrid.

Por una razón o por otra, lo cierto es que el Deportivo pasó de la modorra al antontamiento total. Apareció por Riazor tan aplatanado que a los veinte minutos de partido Osasuna pudo comprobar que la utopía aún existe: el conjunto de Lotina tocaba y tocaba en el centro del campo mientras el Deportivo se contorsionaba el cuello de tanto perseguir con la mirada las idas y venidas de la pelota. Puestos a buscar coartadas, la alineación inicial, con una defensa absolutamente inédita, podría ofrecer unas cuantas. Pero si el Depor se quejase por tener que recurrir a unos pocos suplentes -la mayoría de ellos, jugadores internacionales, por cierto-, entonces a Osasuna, con tantas precariedades como padece, sólo le quedaría darse a la bebida. Claro que algunos suplentes del Deportivo son más hábiles con la lengua que con la pelota. Ahí está el caso de César, un prometedor central que aún tiene que demostrar muchas cosas y que hace sólo unas semanas ponía el grito el cielo porque jugaba poco. Desde entonces, las circunstancias le han abierto un hueco en el equipo y ha seguido una trayectoria extraordinariamente regular: cada partido es un desastre. Otro caso singular es el de Tristán. En el banquillo le falta paciencia y en el campo le sobra. Le cae el balón a un par de metros y el señor se lo toma con mucha calma, que ya llegará la ocasión en que alguien se la dé al pie.

Anoche, ni siquiera le salió el clásico trallazo que tanto luce en los resúmenes de televisión e Irureta lo mandó a la ducha con la aprobación general. Algunos deportivistas deberían tomar ejemplo de Osasuna, que exprime hasta límites sobrehumanos la precariedad de sus recursos. Y lo hace, además, con muy buen gusto, sin rifar la pelota ni perder de vista la portería contraria. Trabajo, organización y astucia -la de Iván Rosado, por ejemplo- son los argumentos de Osasuna, los que le permitieron adelantarse mediada la primera parte y merendarse a un Depor que no reaccionó hasta poco antes del descanso. El grupo de Irureta fue desperezándose poco a poco, pero había permanecido tan ajeno al partido que cuando quiso meterse en él se sintió como un extraño. Cazó el empate gracias a un buen centro de Fran culminado con el oportunismo de Makaay y en el tramo final del partido perseveró en su acoso. Así y todo, el caos defensivo de los blanquiazules era de tal magnitud que el Osasuna se permitió seguir asustándole en cada contragolpe. Al conjunto de Lotina le faltó más cuajo en los momentos finales, cuando el Depor se tiró arriba con todo y apareció la cabeza del recién ingresado Fernando para salvar el honor de los suplentes.

Deportivo: Molina; Scaloni, César, Helder, Capdevila; Víctor (Fernando, m. 77), Emerson, Mauro Silva, Fran (Valerón, m. 54); Makaay y Diego Tristán (Pandiani, m. 52).

Osasuna: Sanzol; Cruchaga, Jusué, Ibán (Armentano m. 88); Yanguas (Trecziak, m. 75), Álex, Llorens; Gerardo, Ángel Luis (Alfonso, m. 65), Gancedo; e Iván Rosado.

Goles: 0-1. M. 24. Tiro lejano que Molina, junto a la línea del área, no logra retener. El rechace lo recoge Iván Rosado, que remata raso sin oposición.

1-1. M. 51. Centro largo de Fran desde la izquierda que cabecea Makaay en el segundo palo.

2-1. M. 86. Fernando cabecea otro centro muy largo Árbitro: Fernández Marín. Amonestó a Yanguas, Helder, Víctor, Álex, Scaloni y César.

Unos 22.000 espectadores en Riazor.

El Osasuna portó brazaletes negros por la muerte en accidente de tráfico de dos aficionados que viajaban a A Coruña para ver el partido.