Leire Iglesias: “A principios de 2026 estarán habitadas las primeras viviendas de la nueva empresa estatal”
La presidenta de Casa 47, la nueva empresa estatal de vivienda, defiende un modelo de alquileres asequibles “para las mayorías”
Leire Iglesias (Hondarribia, 47 años) es desde hace menos de una semana presidenta de Casa 47, la nueva empresa estatal de vivienda. El BOE anunció su nombramiento el viernes pasado, tras dos años al frente de Sepes, la entidad de suelo que ha sido germen de la nueva compañía pública y que va a re...
Leire Iglesias (Hondarribia, 47 años) es desde hace menos de una semana presidenta de Casa 47, la nueva empresa estatal de vivienda. El BOE anunció su nombramiento el viernes pasado, tras dos años al frente de Sepes, la entidad de suelo que ha sido germen de la nueva compañía pública y que va a recibir miles de casas de la Sareb (también conocida como banco malo). Antes ocupó distintos cargos políticos como el de Consejera de Movilidad, Transporte y Vivienda en el último gobierno socialista de Extremadura, donde ha vivido toda su vida. Defiende, por tanto, que no llega a terreno desconocido, aunque el encargo sí es inédito: comandar una entidad capaz de comprar, construir y gestionar un parque público de alquileres desde la Administración central.
Pregunta. Pedro Sánchez anunció la empresa hace un año. ¿Por qué ha tardado tanto en constituirse?
Respuesta. Había que hacer el proceso de transformación. Uno no dice: ‘Voy a crear una empresa, le cambio el nombre y ya tengo la empresa creada’. Hay que cambiar todas las estructuras, capacidades, fijar y estudiar los objetivos que quieres alcanzar. Esto es una entidad pública empresarial, por lo que tiene que ser capaz de sostenerse con sus propios recursos. El principal propósito de Casa 47 es demostrar que la vivienda asequible es rentable socialmente y viable económicamente. Y nos hemos transformado a la vez que empezábamos a actuar. Si no, hoy no estaríamos en disposición de lanzar la primera convocatoria de vivienda pública, aunque sea en formato piloto.
P. ¿Cuándo habrá personas viviendo en las casas del proyecto piloto?
R. La idea es que este jueves [por hoy] se reúna por primera vez el consejo rector de Casa 47 y se aprueben las bases de la convocatoria y se publique inmediatamente. Daremos dos meses para que la gente pueda hacer la solicitud, resolveremos, y a principios de 2026 estarán habitadas las primeras viviendas.
P. ¿Y cuándo saldrá la siguiente oferta tras el proyecto piloto?
R. Digamos que en el primer cuatrimestre.
P. ¿Hay unos objetivos concretos para 2026?
R. Hay una proyección de poder alcanzar un número de viviendas, pero dar números siempre es arriesgado. Como mínimo queremos que cada trimestre empecemos a lanzar ofertas de vivienda. En algún momento hemos hablado de 6.000 viviendas en el primer año, pero lo vamos a ir corrigiendo según vayamos avanzando.
P. ¿Y más allá de 2026?
R. El objetivo es la viabilidad económica del modelo. Tenemos 10 años muy inversores en materia de vivienda, aportando mucho vía Presupuestos, con construcción y compra de vivienda para levantar el parque estatal de vivienda asequible. Y a partir del décimo año, que esto ya tenga un retorno suficiente como para que la entidad no necesite ninguna aportación extraordinaria.
P. ¿Cómo de grande sería ese parque público en 10 años?
R. Más que dar una cifra, como se hacía en el pasado, empecemos a pensar en cuántas se van a necesitar. La perspectiva que nos da el INE es que durante la próxima década se van a constituir 200.000 hogares al año. Si nosotros hemos dicho que tenemos que tener un parque de vivienda asequible similar a la media europea, tenemos que garantizar que no menos del 8% de esos hogares tienen que tener carácter de asequibilidad. Es importante no construir más ni menos [de lo necesario], porque en la burbuja se construían 700.000 viviendas al año y eso solo hizo de la vivienda un negocio.
P. ¿Cuántas viviendas de Sareb estarán listas para alquilar el año que viene?
R. Aproximadamente serán esas 6.000 de las que hablaba. El perímetro total que hemos marcado es de 40.000 viviendas, que están en distintos estados. No todas están en condiciones de habitabilidad.
P. ¿Llegarán vacías de inquilinos?
R. Las que vengan tienen que venir vacías, excepto un paquete de vivienda social que está previsto que se pueda incorporar al final de 2027.
P. ¿A quién van dirigidas las casas?
R. Hablamos de un servicio público para las mayorías. Cuando establecemos el límite de renta entre 2 y 7,5 veces el Iprem [índice de referencia para calcular ayudas públicas] estamos hablando del 60% de la población. Dejamos a un lado a la población que está en una situación de mayor dificultad, a la que hay que acompañar con más servicios aparte del acceso a la vivienda, y al sector de rentas más altas.
P. Pero esa horquilla es muy amplia. ¿Va a haber prioridad por rentas?
R. No. Vas a poder acceder a aquellas viviendas que te supongan un esfuerzo financiero inferior al 30% de la renta de la unidad de convivencia. A diferencia de la vivienda social o protegida, no va a haber una concurrencia competitiva. Si entendemos eso como un derecho, tiene que ser a todas las personas que tienen ese derecho. Podrás acceder a las viviendas que cumplan con el criterio de renta, y a partir de ahí se hará un sorteo.
P. ¿Y cómo se fijará el precio?
R. Hasta ahora lo más parecido ha sido la vivienda protegida y los precios del módulo, en atención a cuánto cuesta construir. Lo que hacemos ahora es al contrario, fijamos las condiciones en función de cuánto puede pagar la gente. El precio base es el 30% de los ingresos medios del municipio y luego establecemos factores de corrección.
P. ¿Quién gestiona esos alquileres?
R. El sorteo lo hacemos ante notario directamente nosotros. Para la gestión de las viviendas ya hemos sacado a licitación los contratos, la búsqueda de servicers. Buscaremos los intermediarios y Casa 47 tendrá el papel de supervisión, de control, de evaluación de la calidad, de garantía de la prestación de servicios y de corrección para que todo este funcione. No vamos a crear una macroempresa de empleados públicos.
P. ¿Qué otras patas tiene el modelo? También habrá que construir...
R. Una parte ha sido quedarnos con todo el patrimonio público del Estado que ya estuviera construido, bien fuera de la Sareb o de otras entidades del sector público. Lo segundo es la posibilidad de ir al mercado a comprar vivienda. Esta es la parte de proveer vivienda de carácter inmediato. Y luego está la otra, la de transformar suelos como hacíamos en Sepes, pero en lugar de cederlo a un tercero, edificar o procurar su edificación para después gestionar las viviendas resultantes.
P. ¿Eso se hará con medios propios o con modelos concesionales?
R. Por tierra, mar y aire… Si en la vivienda hay que intervenir por la vía de la oferta, de la regulación y de la ayuda, en el caso de los desarrollos de los suelos, estamos haciendo también edificación directa: las 1.600 primeras viviendas que estamos construyendo, las estamos construyendo con fondos propios.
P. ¿Casa 47 tiene garantía de continuidad?
R. Será difícil que esto tenga marcha atrás. Si lo hacemos bien y somos capaces de contar con una entidad pública que sirve para atender una demanda de la ciudadanía en provisión de vivienda asequible, el gobierno que quiera conseguir esa prestación para los ciudadanos tendrá que garantizar la inversión. Es verdad que hoy nos pueden surgir las dudas, porque estamos empezando a ver cómo en algunos derechos y servicios públicos como la sanidad se abren modelos de negocio. Nosotros estamos haciendo lo contrario: donde había solo un negocio, estamos procurando garantizar un derecho. Ahí está también la libertad de elección de la ciudadanía.
P. ¿Cree que si el PP llega al Gobierno se deshará de Casa 47?
R. Creo que no, que sería muy torpe cualquier gobierno que quisiera deshacer el modelo. Y en cualquier caso, para la tranquilidad de los ciudadanos y las ciudadanas, aquellos que firmen un contrato de arrendamiento con Casa 47 tendrán garantizado un contrato de arrendamiento para siempre en condiciones asequibles. Ya vimos a gobiernos del PP vendiendo vivienda pública a fondos buitre. Por eso, estos contratos son de hasta 75 años y ya puede venir otro gobierno a deshacerse de esa vivienda que podrá tener otro titular la vivienda, pero el derecho ya estará reconocido.
P. Tras siete años de gobierno, ¿se ha tardado mucho en crear una empresa pública de vivienda?
R. Probablemente, si lo hubiéramos hecho antes estaríamos en la parte final de este ciclo. Y si se hubiera hecho hace 47 años, pues estaríamos ya en los estándares europeos o poniendo como referencia en el mundo el modelo español. Pero en algún momento hay que empezar. Dice el refranero que nunca es tarde si la dicha es buena; y creo que la dicha es buenísima.
P. ¿Cómo actuarán donde hay necesidad pero no tienen suelo o viviendas?
R. Vamos a priorizar aquellas zonas en las que entendemos que hay más necesidad. Y entendemos que son aquellas zonas que están declarando que tienen más necesidad. Si una comunidad autónoma, de acuerdo con la Ley de Vivienda, declara una zona de mercado tensionado, automáticamente se aplica un plan para revertir esa situación.
P. Pero hay comunidades que no quieren declarar zonas tensionadas…
R. Casa 47 podrá actuar por su cuenta, pero desde luego la capacidad de conseguir el éxito será menor. Será mucho más fácil conseguir el éxito cuando aquellos que tienen la competencia en materia de vivienda también quieran que haya vivienda asequible y no dejarlo en manos del mercado.
P. ¿Casa 47 se ha puesto en contacto con Administraciones de diferente signo político?
R. No pretendemos actuar solos. Aquí nadie sobra. No sobra el sector público, por supuesto, y no sobra el sector privado. Se necesita el esfuerzo de todos.
P. ¿Cómo pueden participar las comunidades autónomas y ayuntamientos con Casa 47?
R. De muchas formas. Desde sumando esfuerzos y haciendo lo mismo, actuando en el ciclo completo de la vivienda, hasta prestando suelo o desarrollando los suelos. Dándonos las licencias muy rápido, que también es un problema que tenemos, y aprobándonos los planeamientos muy pronto, que también es una necesidad que tenemos.