Unicaja está en el punto de mira
La entidad ha cerrado un buen año tanto en Bolsa como de resultados y continúa rechazando cualquier proyecto de fusión porque, dice, su beneficio puede crecer si hace mejor las cosas
Si los inversores pudiesen formular un deseo para Unicaja en 2026, seguramente pedirían que cumpla sus planes. El banco malagueño ha sorteado bien 2025, al igual que el resto de la banca: ha subido 133% en el último año y cotiza cerca de su máximo histórico (2,79 euros frente a los 2,75 euros actuales), según datos de Investing. Parece haber dejado atrás la guerra interna que se produjo tras la fusión con Liberbank —que se saldó con la salida del consejero delegado, Manuel Menéndez y el nombramiento de Isidro Rubiales como primer directivo a finales de 2023—. Por culpa de aquella pelea entre la rama asturiana de Liberbank y la andaluza en la Fundación Unicaja, la entidad perdió un tiempo precioso para mejorar su negocio justo cuando los tipos de interés impulsaban la rentabilidad del sector. Pero con la calma en los despachos ha vuelto la cordura a la cuenta de resultados.
La entidad tiene ahora una buena posición de solvencia (disfruta de uno de los mejores ratios de capital de la banca) y logró los beneficios que se había marcado para todo 2025 (503 millones de euros) en solo tres trimestres. El grupo reconoce haber mejorado de forma estructural la rentabilidad (gana un 11,5% más que el año pasado). Es, juzga Nuria Álvarez, analista de banca en Renta4, una entidad especialista en generar capital y en remunerar al accionista. “El mercado consideró creíble el plan estratégico que presentó en el primer trimestre. Su comportamiento ha sido muy bueno, acorde con el sector”, añade.
Ese documento sobre la hoja de ruta a seguir supuso un cambio de enfoque importante. El banco se marcó conseguir 1.600 millones de beneficio entre este año que termina y 2027 con una remuneración al accionista elevada (de más del 85% entre dividendo y recompra de acciones). Y algo más: se autoimpuso el deber de diversificar su cartera de clientes, muy escorada hacia las hipotecas. Los resultados que ha ido ofreciendo convencen al mercado, de ahí que haya multiplicado su valor por tres desde 2021 hasta llegar a valer los actuales 7.111 millones de euros. Además, como aprecia un informe de Barclays, el mensaje de la dirección es coherente con lo que están haciendo sus pares: la rentabilidad la encuentra cada vez más en lo que hace el propio banco que en factores cíclicos más o menos favorables, como los tipos de interés.
Productos más sencillos
Entre las cosas que sí está haciendo se encuentra la simplificación de su oferta. En el pasado, reconoce Unicaja a preguntas por escrito, “como consecuencia de todas las fusiones y adquisiciones realizadas, el número de productos aumentó significativamente, siendo en algunos casos muy similares”. Tocaba redefinir el modelo comercial para reducir hasta en un 90% el catálogo de productos. “Ya se materializado casi la totalidad de esa reducción, consolidando una oferta más clara y sencilla”, explican.
Junto a las hipotecas venden más créditos al consumo, donde históricamente no eran fuertes, y también han crecido en seguros y lanzado productos para banca privada. Unicaja Asset Management (Unicaja AM), la gestora del grupo, prevé cerrar el año con unos resultados históricos, superando los 13.000 millones de euros en activos bajo gestión, lo que representa un incremento interanual del 25%, y más de 2.200 millones de euros en suscripciones netas. Otra de sus ambiciones es tener más empresas como clientes manteniendo, dicen, unos estándares de riesgo de crédito prudentes. “Ya estamos observando resultados tangibles, con avances del 2% en el crédito a empresas y del 4% en el crédito al consumo hasta septiembre”.
Pero tras este buen 2025 aparecen las preguntas. “¿Puede mejorar Unicaja? Sí. ¿Debe diversificar y tomar decisiones estratégicas de calado? Sin duda. ¿Volverá el ruido de planes de fusión? Más pronto que tarde”, contesta José Manuel Marín Cebrián, analista de Fortuna SFP. Marín opina que no es un banco que ilusione al mercado. “Vive instalado en una incómoda tierra de nadie. Presenta un balance razonable, pero adolece de dos problemas estructurales: falta de escala y una excesiva dependencia del ladrillo financiero”. Y como en las finanzas personales, considera que también en banca se cumple el viejo refrán: Carro grande, ande o no ande. De modo que tarde o temprano podrían volver a sonar los tambores de fusión que tanto ha rechazado la entidad. “Unicaja lleva años apareciendo en las quinielas de fusión. El mercado la ve como candidata natural por tamaño, eficiencia y encaje territorial. El problema es que siempre ha rechazado dar el paso. Y en un sector donde el tamaño sí importa, esa negativa tiene un coste creciente. Quedarse quieto también es una decisión, aunque no lo parezca”.
La analista de Renta 4, por el contrario, apunta a que el hecho de continuar siendo muy estable y ofreciendo buenos resultados no es incompatible con caminar en solitario. “Tienes que tener claro contra quién quieres jugar. Si no quiere dar el paso hacia la liga de los grandes puede seguir siendo muy recurrente y estable en solitario, como han hecho otras entidades. Otra cosa es que alguien quiera comprarlo. Seguramente con los años lo veremos involucrado en algún movimiento corporativo”, augura. Pero ahora que los vientos son favorables a su negocio, los bancos medianos parecen conjurarse contra las opas.
Responsables de Bankinter, Kutxabank, Abanca, y el propio presidente de Unicaja, José Sevilla, aseguraban hace algunas semanas en un foro empresarial que ahora mismo “no hay ambiente para más consolidación” de la banca en España. Se acababa de producir el fracaso de la opa del BBVA sobre el Sabadell. Tras su defensa numantina, César González-Bueno, consejero delegado del banco catalán, llegó a admitir que una fusión del Sabadell con entidades más pequeñas que no se solapasen territorialmente tendría sentido, pero no ahora. Unicaja, por su parte, reitera hasta la saciedad que tiene “un proyecto sólido y una hoja de ruta independiente centrada en potenciar el crecimiento orgánico”.
Lo que sí parece claro es que el recorrido de la acción podría haberse agotado. La mayoría de los profesionales que observan la cotización recomiendan mantener o vender. Algunos, como Bank of America, creen que los beneficios todavía podrían crecer entre un 5% y un 10% en los dos próximos años.
La entidad responde con su hoja de ruta. Van a contratar a más de 350 personas, sobre todo gente joven, para rejuvenecer el equipo y van a formar a 600 empleados en nuevas habilidades digitales. Han identificado más de 30 proyectos de inteligencia artificial para mejorar sus números. Y aunque rechacen una fusión bancaria, sí están abiertos a aliarse con otras empresas, como la que acaban de firmar con una empresa llamada Zenon Management para fortalecer las soluciones de préstamos privados destinados a empresas; o el acuerdo con la tecnológica DXC Technology para modernizar sus operaciones, o el que llevaron a cabo con Fiserv para desarrollar soluciones de pago y comercio electrónico. La cuestión es no quedarse parados.