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¿La Bolsa a largo plazo siempre sube? Esto es lo que hubiera ganado con acciones españolas desde 1900

El mercado de renta variable nacional subió un 3% anual en términos reales en 120 años, según un estudio elaborado por tres profesores universitarios

Esta semana el Ibex 35 ha estado en boca de todos. El principal indicador de la Bolsa española alcanzaba máximos históricos tras superar los 16.000 puntos, aupado sobre todo por las cotizaciones del sector bancario. La renta variable es un activo de riesgo y, como tal, está sujeto a fluctuaciones, a volatilidad. Sin emba...

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Esta semana el Ibex 35 ha estado en boca de todos. El principal indicador de la Bolsa española alcanzaba máximos históricos tras superar los 16.000 puntos, aupado sobre todo por las cotizaciones del sector bancario. La renta variable es un activo de riesgo y, como tal, está sujeto a fluctuaciones, a volatilidad. Sin embargo, cuando un ahorrador consulta a un asesor financiero dónde poner su dinero siempre se repite la misma letanía: a largo plazo, las acciones suelen batir al resto de activos. ¿Es verdad esa aseveración?

Tres profesores de universidades españolas —Stefano Battilossi y Stefan Houpt, de la Carlos III, y Miguel Artola Blanco, de la Autónoma— confirman esta teoría. En un estudio publicado por The economic history review han analizado la rentabilidad obtenida por el Ibex 35 en el periodo 1900-2020. Este trabajo, que adelanta en exclusiva EL PAÍS, es el primero que analiza el comportamiento de las acciones españolas durante un periodo tan largo.

La principal conclusión es que las acciones españolas generaron un retorno real (ajustado a la inflación) del 3% por año. El rendimiento medio anual en términos nominales (sin tener en cuenta la subida del coste de la vida) fue del 8,3%. “Es una rentabilidad real sensiblemente inferior al 4-6% que se observa en los mercados de otras economías avanzadas en este periodo debido, sobre todo, a las severas pérdidas que hubo durante los periodos de guerra [civil], autarquía y la crisis inflaccionaria de las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo”, reconocen los autores. Los dividendos aportaron el 56% de los rendimientos totales y los impuestos habrían restado 0,5 puntos porcentuales anuales en promedio (del 8,3% al 7,8%).

Sin embargo, después de la liberalización económica, la estabilización macroeconómica y la integración en la Unión Europea, los retornos del mercado español se incrementaron de forma notable hasta rondar el 8% y la volatilidad de las acciones descendió. El estudio señala cómo la evolución bursátil ha sido un espejo de la modernización económica del país “mostrando cómo la fortaleza institucional y la estabilidad son claves en el éxito a largo plazo de la inversión”.

A los resultados obtenidos por los tres académicos, que llegan hasta 2020, el inversor habría que añadir lo que ha subido el principal indicador bursátil en los últimos cuatro años. En concreto, el Ibex 35 se apunta una revalorización superior al 90% desde enero de 2021.

Los autores crearon un índice original, el H-Ibex (del Ibex histórico), que abarca el mercado bursátil español desde 1900 hasta 1987, vinculándolo luego al Ibex 35 actual (que existe oficialmente desde 1992 y se calcula retroactivamente hasta 1987). El índice se basó exclusivamente en acciones ordinarias de las mayores empresas constituidas en España, ponderadas por capitalización bursátil y ajustadas por operaciones de capital, como divisiones de acciones, nuevas emisiones y derechos de suscripción. El número de empresas que formaban parte del H-Ibex era el siguiente: a principios del siglo XX, el índice contaba con unas 10 empresas.

En la década de 1930, incluía 34 cotizadas, y a partir de 1940 se fijó el número en 35 empresas.

Estos tres economistas también analizaron si el mercado bursátil español se comportaba como un indicador adelantado del rendimiento económico, es decir, si los precios de las acciones subían antes de los periodos de expansión y bajaban antes de las recesiones.

Los precios de las acciones fueron fuertemente procíclicos en los “locos años veinte”, tras el fin de la autarquía en la posguerra (1950-1974) y durante el crecimiento impulsado por la integración europea (1985-2008). Por otro lado, registraron un crecimiento lento o incluso negativo durante la Gran Depresión, la estanflación de los años setenta y ochenta y la Gran Recesión tras la crisis de la deuda bancaria de 2008-2012.

Guerra Civil

Una cosa destacable del estudio es que a pesar de la contracción del 31,6% que sufrió el PIB de España durante los tres años que duró la Guerra Civil, el impacto de la contienda en el rendimiento de las acciones fue “sorprendentemente moderado si lo comparamos con otras grandes crisis acontecidas durante el siglo XX”.

Desde una perspectiva más amplia, los autores relacionan sus conclusiones con la narrativa descrita en el libro El triunfo de los optimistas (Dimson, Marsh y Staunton, 2002): a pesar de largos periodos de malos resultados, los inversores pacientes que mantuvieron sus acciones durante la modernización institucional y económica de España acabaron prosperando. “La lección histórica es clara: la solidez institucional, la disciplina macroeconómica y la apertura al capital internacional son los pilares del crecimiento sostenido de la renta variable y la confianza de los inversores”, concluyen.

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