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La odisea de los estudiantes para encontrar un alojamiento en septiembre

Las altas rentas de los pisos compartidos llevan a muchos alumnos a optar por residencias, cuyos precios tampoco son asequibles: entre 500 y más de 1.500 euros en Madrid y Barcelona

Los estudiantes más rezagados afrontan su carrera más importante: la de encontrar alojamiento para el nuevo curso académico. El alquiler de habitaciones era, hasta hace poco, una de las opciones más demandadas, pero los precios han subido tanto que es inviable para muchos universitarios. El alquiler medio de un piso compartido en España ronda los 520 euros al mes, según Fotocasa. Por eso muchos han dirigido la mirada hacia las residencias de estudiantes, aunque también hay un pero. La demanda es superior a la oferta y los precios no son nada asequibles. Un problema para los 200.000 estudiantes desplazados de otras provincias y, sobre todo, para sus familias, que son las que suelen costear los alojamientos.

A este escenario asfixiante se suma ahora la reserva digital, que adelanta y tensiona la demanda. “El estudiante ya no necesita visitar la residencia para completar su inscripción. El recorrido virtual, los testimonios de antiguos estudiantes y la web se consolidan como los principales canales de decisión”, según la última encuesta anual de satisfacción de Resa, la mayor operadora de residencias de estudiantes.

El negocio de las residencias privadas se halla dominado, mayoritariamente, por fondos de inversión. Las plazas más demandadas, Madrid y Barcelona, que concentran el 36% de las residencias, ofrecen camas por más de 1.500 euros mensuales, las más caras. Aprobar la prueba de acceso a la universidad (PAU) se convierte así en el comienzo de un calvario inmobiliario que afectará a muchos de los 1,7 millones de estudiantes de grado y posgrado. De ellos, un 18,3% hará la maleta para estudiar en una comunidad diferente a la suya y un 31,4% tendrá que cambiar de provincia dentro de su comunidad, según un estudio del Ministerio de Innovación, Ciencia y Universidades. Eso si encuentran la habitación que se ajusta a su bolsillo.

España cuenta con 975 residencias y 103.862 plazas, según datos del Observatorio Sectorial DBK. Para 2026 esta oferta se verá incrementada en un 8,4%, lo que sumará 135.000 camas. El sector se concentra en cuatro grandes grupos: Resa (del fondo de pensiones neerlandés PGGM), con 12.000 camas y 45 residencias; Micampus (de Stoneshield), con 43 residencias y cerca de 10.000 camas; Livensa Living (de Brookfield-Temprano Capital), con 23 establecimientos y 9.000 camas (6.000 en España y 3.000 en Portugal), y la operadora norteamericana Yugo, con 23 centros y una previsión de 9.700 camas al cierre del año.

Aunque su precio varía según la ciudad y el tipo de habitación, los grandes operadores cifran su precio alrededor de 500 euros mensuales si es una habitación compartida mientras que una individual es fácil que supere los 900 euros. Entre las opciones más exclusivas, Nodis se posiciona en Madrid con tarifas desde 710 euros a 1.200 euros. Otras opciones más asequibles de diferentes plataformas y en ciudades como Granada o Salamanca mantienen precios desde 450 euros.

Unas tarifas que “estrangulan la economía de muchas familias”, apunta el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas, Antonio Abril Abadín. Califica de “muy grave” este desajuste entre demanda y oferta que se salda con precios elevados. Y alude a la “responsabilidad de la Universidad para facilitar el acceso a una vivienda o residencia digna a un precio asequible”. Para ello apela a la colaboración público-privada con un “modelo híbrido, donde la empresa privada construya y gestione el alojamiento y la Administración corra con gastos subvencionados sin que su coste repercuta en el estudiante. Esta ayuda debería concederse basándose en sus méritos y capacidad económica”.

Alta ocupación

Basta con echar un vistazo a las webs de estas plataformas para comprobar que a estas alturas ya hay una gran cantidad de habitaciones con el cartel de vendido o de últimas plazas. En Livensa Living prevén para este año un nivel de ocupación “por encima del 90%, similar al pasado ejercicio”. Con un perfil de cliente “70% nacional y el resto, internacional”, según la empresa. “Hay estudiantes que esperan a septiembre para reservar, tras una búsqueda infructuosa de otras opciones como piso compartido”. Y destacan una mayor fidelización del cliente: “El estudiante que permanece en la residencia dos o más años está por encima del 40%”. Desde Yugo confirman que las plazas están agotadas en cuatro de sus siete residencias situadas en Madrid. Su precio con pensión completa es de 2.125 en habitación individual; 2.293 en una individual superior, y 1.407 la doble. Y en Micampus ya hay un letrero que avisa de que quedan las últimas plazas.

Esta coyuntura convierte a España en objeto de deseo de los grandes grupos residenciales universitarios internacionales y cuentan con ella en sus proyectos de expansión. Es el caso de la inmobiliaria belga Besix, que junto a la multinacional Promiris han anunciado recientemente el lanzamiento de 2.000 habitaciones en la península Ibérica. También el grupo Livensa Living acaba de abrir una nueva residencia en Barcelona, Sants Badal, con 538 camas a un precio de 500 euros la habitación doble compartida, y desde 900 a 1.016 la individual. Por su parte, Resa planea en su plan estratégico 2025-2029 invertir 200 millones de euros, lo que añadirá una oferta de al menos 3.000 plazas.

Las residencias, muchas de las cuales ofrecen servicios de hoteles de lujo, cotizan al alza según su ubicación. Algo que ha pasado a convertirse en la prioridad de sus huéspedes (74%), según la encuesta de Resa, seguido del tipo de habitación (43%) y la relación calidad-precio (32%).

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