Antolin empieza a coger tracción

El fabricante de componentes para el automóvil está cerca de volver a beneficios. Su plan estratégico pasa por crecer sobre todo en el mercado asiático

Planta de producción de la empresa Antolín, que diseña y fabrica componentes y módulos para el interior del automóvil, en una imagen cedida por la empresa.

Los últimos años no han sido fáciles para el sector del automóvil y su industria auxiliar, de la que forma parte el grupo burgalés Antolin, dedicado a fabricar los componentes interiores de los vehículos. Esta multinacional, que emplea a 22.000 personas y cuenta con 120 fábricas en 25 países, empieza a ver la luz tras años muy duros para el sector. Desde 2019, que cerró con beneficios de 49 millones de euros, las pérdidas han sido una constante en su cuenta de resultados: 2023 cerró con cifras negativas de 6,7 millones de euros. Pero destacan los números rojos de 2020 (año de la pandemia) con 143 millones y los 225,6 millones de 2022 con la marcha del mercado ruso, la inflación y los problemas en la cadena de suministros.

Antolin, como el resto de actores del sector, no es ajena a la confusión que vive el usuario particular del coche ante la aparición de la movilidad eléctrica y la llegada de nuevas marcas provenientes en su mayoría de China. Esta incertidumbre también se refleja en la marcha de esta industria que vive momentos de profundos cambios. En 2023, la producción mundial de vehículos alcanzó las cifras prepandemia (88,9 millones en 2019), pero todavía está por debajo del pico de 2018 (94,1 millones) y con muchas regiones sin alcanzar los niveles previos a la covid. Desde 2018, Europa ha perdido un 20% de su producción, y Norteamérica y Japón un 6% y 7%, respectivamente. En ese periodo, China sube un 9% y el sur de Asia, un 15%. Sobre la mesa están las tensiones comerciales con China, que controla la tecnología y la cadena de suministro del coche eléctrico, una demanda menor de la esperada en este tipo de vehículos en Europa y los nuevos aranceles impuestos a los vehículos fabricados en el gigante asiático.

En este contexto de cambios en la industria, Antolin empieza a ver el futuro con mejores ojos. Las cifras del primer semestre de 2024 dan cuenta del cambio de rumbo: el beneficio operativo bruto (ebitda) creció un 12% hasta los 180 millones y el resultado neto se acerca al equilibrio con una pérdida de 1,2 millones de euros. Antolin se impuso un Plan de Transformación 2023-2026 y, además del ahorro de costes y la búsqueda de la rentabilidad, el enfoque geográfico es clave. “Estamos captando nuevos proyectos más diversificados y rentables con un foco claro en Asia y en soluciones tecnológicas que aportan más valor. En 2023 logramos una cartera de nuevos proyectos por valor de 5.500 millones de euros —más de un 25% localizados en Asia y un 11% con marcas chinas de automóviles— que se suman al récord de 7.000 millones logrados en 2022. La llegada de estos nuevos proyectos impulsará el crecimiento rentable del negocio a partir de 2025, consolidando nuestra presencia en Asia”, comentan desde la compañía.

En su apuesta asiática, Grupo Antolin inauguraba en enero pasado su novena planta en la India —cuenta con 20 centros de producción en China— para el negocio de la iluminación, HMI (paneles táctiles) y la electrónica, para clientes como Tata, Suzuki, Toyota, Mahindra o Skoda-VW, lo que sitúa a la compañía como uno de los principales fabricantes de componentes para el interior de vehícu­los de ese país. “Queremos crecer tanto en China como en la India en el ámbito de ventas, pero también crear un gran centro tecnológico y de ingeniería para la región”, explican desde la empresa. Las cifras hablan de esta estrategia, ya que la facturación de Antolin en Asia el pasado año fue de 756 millones frente a los 507 millones de 2020. Además, quieren a sus clientes chinos en sus planes de expansión y de instalación de centros industriales fuera de su país. “Podemos ser sus socios para proyectos en otros mercados aprovechando nuestra presencia en 25 países”, indican. Pero, de momento, Europa sigue siendo su gran polo de negocio con un 45% de sus ventas (incluyendo España, que es el 5,1%), seguido por América del Norte, con el 34% de su facturación, en tanto que Asia roza el 17%.

Financiación e inversiones

Otro punto sensible es la deuda. La compañía debe 1.259 millones y el pasado mes de julio fue clave al refinanciar hasta 2029 un crédito sindicado de los bancos por importe de 500 millones que se acompaña del compromiso de no repartir dividendos entre la familia Antolín, propietaria al 100% de la compañía. El otro grueso de la deuda es una emisión de bonos de 395 millones que vencen en 2028 a un tipo superior al 3%. Recientemente, lograban refinanciar otra emisión de bonos por importe de 250 millones (se amortizaban en 2026) hasta 2030. El panorama de tipos más altos y la elevada deuda han llevado a que en esta refinanciación se haya pasado de un tipo del 3,5% al 10% que pagan por el nuevo.

Con la tranquilidad de los vencimientos de deuda espaciados, estas operaciones financieras se acompañan de un plan de desinversiones para 2024-2025 por importe de 150 millones que recoge la venta de algunas instalaciones fabriles y la enajenación de activos inmobiliarios en los que Grupo Antolin pasará de propietario a inquilino. Sin embargo, el ajuste debe compatibilizarse con la realización de inversiones que demanda un sector tan competitivo. Según apuntan desde la compañía, el pasado año las inversiones en I+D alcanzaron los 136 millones de euros. Su principal centro de investigación se encuentra en Burgos con otros puntos en Estados Unidos, Alemania, Francia, China y la India. Y las inversiones de capital previstas para este año alcanzarán entre el 5% y el 5,5% de sus ventas, que se acercarán a los 5.000 millones.

El futuro es enchufable

El origen de Antolin es el de un taller mecánico en Burgos en los años cuarenta. Al frente estaba Avelino Antolín López junto a sus hijos Avelino y José, que en los años cincuenta inventan la rótula de dirección de caucho-metal mediante la inclusión de una pieza de caucho dentro de la propia rótula de la dirección, alargando la vida de este componente. Este invento fue el hito en el nacimiento de esta multinacional que ahora preside Ernesto Antolín (tercera generación) con Emma Antolín Granet de vicepresidenta y Cristina Blanco de consejera delegada.
Uno de los desafíos de esta empresa familiar es la popularización del coche eléctrico. “El vehículo eléctrico incorporará nuevas soluciones y funcionalidades del interior para dar más valor al coche teniendo en cuenta que las ofertas de motorizaciones perderán peso como argumento de venta. Estamos hablando de un vehículo como un espacio sostenible y avanzado que podrá interactuar con el medio, otros automóviles y la propia infraestructura aprovechando la digitalización y la conectividad”, explican desde la compañía. Los componentes fabricados por Antolin se encuentran en más de 600 modelos de vehículos existentes en el mercado.

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