La empresa murciana que quiere proteger la cabeza de los motoristas de todo el mundo sale a Bolsa

NZI Helmets, con sede en Yecla, ha debutado en el parqué con un plan de crecimiento ambicioso que se apoya en un cambio normativo promovido por la Organización Mundial de la Salud

Cascos de NZI Helmets, en una imagen facilitada por la empresa.A6CTEAM

Cuando en 1992 el Gobierno de España hizo obligatorio el uso del casco para todos los motoristas, la empresa murciana NZI Helmets experimentó un crecimiento exponencial y su facturación alcanzó cifras que triplican sus ventas actuales. Años después, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de ese dispositivo de seguridad en países emergentes han generado importantes expectativas de crec...

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Cuando en 1992 el Gobierno de España hizo obligatorio el uso del casco para todos los motoristas, la empresa murciana NZI Helmets experimentó un crecimiento exponencial y su facturación alcanzó cifras que triplican sus ventas actuales. Años después, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de ese dispositivo de seguridad en países emergentes han generado importantes expectativas de crecimiento en esta compañía, que salió a Bolsa, al mercado BME Growth, el pasado 20 junio con la vista puesta en los mercados sudamericano, africano y asiático, y la intención de vender un millón de cascos anuales en 2029, cuatro veces más que el año pasado.

Las perspectivas suenan muy ambiciosas, pero el director ejecutivo de la compañía, Nazario Ibáñez, está convencido de que en los próximos años se va a producir un punto de inflexión en la seguridad de las motociclistas en todo el mundo, derivado de la guía que la OMS publicó en abril del año pasado para promover el uso del casco, especialmente en los países en los que ese dispositivo no es todavía obligatorio. Este organismo se ha puesto como objetivo que todos los motoristas estén obligados a circular con casco homologado en cualquier país en 2030. Para Ibáñez, esa perspectiva abre una oportunidad de negocio que la compañía que fundó su padre en 1983 sabrá aprovechar, como ya lo hizo a escala nacional en 1992.

Ese fue el año en que el casco se hizo obligatorio en España para todos los usuarios de motos, ya fueran conductores o acompañantes, en todas las vías, y en todas las motocicletas y ciclomotores. La empresa supo dos años antes que ese cambio legal se iba a producir “por un chivatazo del ministerio”, reconoce Ibáñez, y se preparó para dar respuesta a la demanda creciente que se le venía encima haciendo importantes inversiones en su fábrica de Yecla, un municipio de unos 34.000 habitantes del interior de la región de Murcia, cuya economía se basa fundamentalmente en la industria del vino y del mueble.

Homologación

Desarrollaron en esos años media docena de nuevos modelos de cascos, aumentaron la producción y, entre 1992 y 2000, NZI llegó a copar el 60% del mercado español. De esa época es su modelo de casco abierto Helix, que comenzó a comercializarse en 1995 y cuyo nombre se usó de forma genérica durante años para denominar a todos los cascos abiertos, fueran de la marca que fueran. Uno de los elementos diferenciadores era que todos sus cascos estaban homologados, una característica que se ha mantenido hasta el día de hoy. En aquella década, NZI Helmets “vendía todo lo que fabricaba y con un buen margen de beneficio”, porque apenas había competencia: las empresas nacionales eran pocas y los competidores chinos aún no estaban en escena. Llegaron a facturar “2.000 millones de pesetas al año”, unos 12 millones de euros, su máximo histórico, muy lejos de los 4,5 millones de facturación con que cerraron 2023.

Ibáñez reconoce que, con la crisis de 2008, la empresa atravesó serias dificultades. Las ventas de motos cayeron en picado y, con ellas, las de cascos. La facturación de la compañía se situó por primera vez por debajo de los cuatro millones de euros y durante varios años cerró con números rojos. Perdió competitividad con respecto a otras marcas por el empeño personal del fundador de no deslocalizar el negocio. “Toda la producción de NZI se hacía en España, cuando el resto de firmas ya tenían fábricas en Asia en las que podían producir a costes más bajos”, señala el consejero delegado. NZI apostó por seguir produciendo en Yecla y orientar el negocio a los cascos de “gama superior” asociándose a marcas de motor como BMW.

Sin embargo, las empresas españolas y europeas de la competencia ofrecían productos de similar calidad a unos precios con los que NZI no podía competir. “En 2011 abrimos nuestra primera planta de fabricación en China. Fue casi un salto a la desesperada”, reconoce Ibáñez, que explica que fue un proceso muy complicado para la empresa, a la que le costó dar con proveedores, espacios y trabajadores adecuados a sus exigencias de calidad. El esfuerzo les sirvió para volver a salir a flote y actualmente la compañía cuenta ya con otras dos plantas en el gigante asiático y una más en Pakistán, y está construyendo una quinta fábrica en África. Son inversiones que se han hecho en los últimos dos años y a las que se dio un impulso importante a raíz de la guía de la OMS. “Se nos está dando la misma oportunidad que tuvo NZI a nivel nacional en 1992, pero ahora, a nivel mundial”.

Con ese horizonte en mente, el plan de negocio de la compañía para el periodo 2024-2029 tiene como objetivo cerrar ese último año con una facturación de 20 millones de euros y un millón de cascos vendidos, lo que supone multiplicar por cuatro sus cifras actuales (4,5 millones de facturación y 250.000 cascos vendidos en 2023). Para este 2024, la empresa prevé ya aumentar sus ventas hasta los 300.000 cascos y el entorno de los siete millones de facturación.

La salida a Bolsa el pasado 20 de junio es, según el consejero delegado, una vía de financiación para lograr esos objetivos. La compañía llegó al BME Growth con un precio de salida de 0,91 euros por acción y una valoración inicial de 15 millones de euros. NZI ya vende en muchos de esos países emergentes: lo hace en 65 mercados de todo el mundo y, de hecho, un 70% de su facturación procede de fuera de Europa, pero Ibáñez considera que es precisamente fuera del Viejo Continente donde está todo el margen de crecimiento del negocio, y las nuevas fábricas internacionales están pensadas para dar cobertura a esa demanda creciente. No obstante, la fábrica de Yecla, asegura, continuará abierta: con una plantilla de 38 trabajadores (12 en la línea de producción y el resto, repartidos en labores de administración, logística, ingeniería, diseño y marketing), en su laboratorio certificado se llevan a cabo todas las pruebas de calidad, seguridad y validación de los cascos antes de ser sometidos a los procesos oficiales de homologación.

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