Deportistas convertidos en directivos de alto rendimiento

Muchos atletas de élite aprovechan la experiencia adquirida durante sus años en la alta competición para aplicarla en el ámbito empresarial

Gemma Mengual, exnadadora de sincronizada y empresaria.MASSIMILIANO MINOCRI

Sus carreras han hecho grande al deporte español. Con ellas alcanzaron gloria y reconocimiento y su ejemplo, inmortalizado por los flashes del éxito, los ha aupado como auténticos referentes en sus disciplinas. Con esta mochila bajo el brazo, plagada de experiencias y conocimiento, han sabido triunfar también en posiciones directivas o como emprendedores. Pero transitar del vestuario a la oficina y hacerlo con éxito no es asunto baladí. Supone hallar equilibrio entre cualidades inherentes al deporte de alto rendimiento, como esfuerzo, ...

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Sus carreras han hecho grande al deporte español. Con ellas alcanzaron gloria y reconocimiento y su ejemplo, inmortalizado por los flashes del éxito, los ha aupado como auténticos referentes en sus disciplinas. Con esta mochila bajo el brazo, plagada de experiencias y conocimiento, han sabido triunfar también en posiciones directivas o como emprendedores. Pero transitar del vestuario a la oficina y hacerlo con éxito no es asunto baladí. Supone hallar equilibrio entre cualidades inherentes al deporte de alto rendimiento, como esfuerzo, disciplina o trabajo en equipo, y también gestionar fuertes egos y emociones.

Algo con lo que la nadadora olímpica de sincronizada Gemma Mengual ha sabido lidiar con sencillez y pragmatismo: “Me asesoré muy bien para entrar en el mundo de los negocios y me he rodeado de los mejores”, apunta como fórmula ganadora. Mengual ha tirado también de innovación para participar en el proeycto Cannabity Healthcare, su última apuesta que factura 200.000 euros. Un negocio posible desde que la Agencia Mundial Antidopaje legalizó en 2020 el uso del CBD medicinal. “Con Gemma el negocio ha duplicado las ventas”, asegura su socio David Fayos. Pero la deportista no es una debutante en la gestión. Aporta una carrera consolidada en hostelería y restauración con su grupo Sugoi. “Al principio quería controlarlo todo y me costaba delegar. Fui aprendiendo a confiar”, dice.

Aunque reconoce que “el riesgo siempre acecha”, no se puede quejar de la buena marcha de su restaurante japonés ni de la de su consultora Así Está el Patio, donde junto a su socia, Patricia Díaz, asesora en su carrera a deportistas. Aplica lo que le han enseñado 20 años en la competición: “Tener iniciativa, método, equipo, un objetivo claro y nunca perder el foco”. Y, a diferencia del deporte, “no me tomo la empresa como una competición, sino como un crecimiento que exige análisis y mente fría para dar buen servicio, hacer funcionar al equipo, sentir que te valoran y dar valor a tu gente”. Mengual añade: “En la empresa no vas a por el oro, esto es la suma de todos. No hay éxito sin humildad y siempre hay que respirar, para no ahogarse”.

Si algo define a la élite del deporte es su capacidad para ganar como colectivo. “Los exolímpicos son buenos dirigiendo equipos de alto rendimiento porque saben que sufrirán lesiones y momentos difíciles, pero también saben levantarse y superar con éxito las frustraciones”, señala José Luis Bosch, director del máster de Dirección de Recursos Humanos de OBS Business School. “Y para ganar, la clave son los trabajadores”, mantiene el que fuera jugador de baloncesto y médico Juan Antonio Corbalán. “Las organizaciones que no hacen grandes a sus jugadores están condenadas al fracaso. Los jefes no están para mandar, sino para servir a su gente y que den la mejor atención al cliente. De lo contrario, un jefe no sirve, aunque gane”. El exbase español también tiene palabras para el empleado: “El trabajador, como el jugador, ha de ser consciente de que la empresa depende de él y que es responsable de su mantenimiento”.

La experiencia de Corbalán en la gestión se inicia por un encargo de la consultora PwC y, tras su paso como socio junto a Jorge Valdano en su empresa Make a Team, ahora es asesor en el grupo educativo Metrodora. En este centro, especializado en formación de salud y deporte, “buscamos capacitar a los jóvenes a sacar conclusiones y tomar decisiones en profesiones orientadas al cuidado de los demás”. Todo un reto en un mundo, como el de la formación, donde la inteligencia artificial (IA) impacta de lleno, asegura. “Hay que inculcar a los jóvenes, más allá de internet y la IA, el valor del conocimiento en sí. Estudiar es desarrollar tu carrera con libertad, es poder escoger o elegir influir en los demás”.

De pívot a cazatalentos

Seis veces internacional con España, Arturo Llopis (también fue jugador de baloncesto), cambió su posición de pívot por la de analista financiero. Convertido en cazatalentos de la firma Spencer Stuart, asegura que no es muy diferente la gestión del talento deportivo y directivo. “Tanto la alta dirección como el deporte son entornos supercompetitivos, que reúnen a estrellas con mucho ego que, ya sea el entrenador o el consejero delegado, han de saber conciliar”. Y para ello aconseja “lograr que la plantilla tenga un objetivo común de equipo para alinearse sin protagonismos, como en el baloncesto es meter canastas, con independencia de que el consejo de dirección tenga el mismo propósito”.

Ante el imparable cambio de paradigma laboral, que también afecta a las posiciones altas con las que trabaja su firma, Llopis indica que “el mercado está muy caliente porque hay poco talento bueno y mucha necesidad de contratarlo”. Y define como “bueno” al perfil que reúne tres características: ser un crack, “directivos capaces de solucionar todo tipo de problemas tal y como vienen”; ser político, “saber atraer a personas y movilizarlas para la acción”, y aquellos que “como niños, escuchan y saben adaptarse al entorno para dar al mercado lo que pide”. Y eso es lo que ha hecho la que fue internacional con la selección española de fútbol sala Jennifer Pedro, con la puesta en marcha de Revelify, su start-up que evalúa movimientos durante la práctica deportiva a través de IA.

“El emprendimiento, como el fútbol, donde fui capitana, exige compartir esfuerzo, resiliencia y saber motivar a un equipo que ha de estar alineado con tu propósito. Si no es así, los resultados no llegan”, dice. Tras abandonar su plaza de funcionaria en la Universidad de Alicante y entrar de lleno en el mundo de los negocios, Pedro destaca como deportista su aprendizaje para la gestión mental: “Emprender es muy duro. Hay que superarse cada día sin flaquear, lo que entraña una excelente gestión de las emociones, y en eso los deportistas tenemos recorrido”.

Fracasar y levantarse

“El deporte te inculcará autoestima y esfuerzo”. Bajo esta máxima, el padre de Marta Ruiz-Cuevas, consejera delegada de Publicis Groupe para España y Portugal la inscribió con cinco años en el campo de golf de la Barganiza, en Asturias. Algo que impactó de lleno en su carrera profesional. “Pasaba allí todo mi tiempo libre y conseguí una beca deportiva para estudiar en la Universidad de South Alabama”. Ruiz-Cuevas habla de renuncia y mucho sacrificio, aspectos del deporte que “no se ven y que te forjan”.
Publicis Groupe alcanzó el pasado ejercicio unos ingresos de 15.000 millones de euros y está presente en 100 países con más de 100.000 empleados. Como líder para Iberia asegura: “He llegado hasta aquí gracias a la disciplina, concentración y organización que aprendí en los entrenamientos y campeonatos desde muy joven”. Y resalta: “Aprendes a no tener miedo a equivocarte, a fracasar y a levantarte de nuevo”. 

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