Jesús Sobrino (Palladium): “Viví en Jamaica e Ibiza, pero Madrid me encanta”

Piloto de autogiros, el consejero delegado de la cadena hotelera que está a punto de facturar 1.000 millones disfruta de los vuelos: “No recibo ni llamadas ni mensajes”

Jesús Sobrino, consejero delegado de la cadena de hoteles Palladium.

Ingeniero industrial por la universidad de Monterrei, Jesús Sobrino (Torreón, México, 1980) no tenía ni idea de cómo funcionaba un hotel hasta que aterrizó, hace veinte años, en la cadena Palladium. Tras una larga trayectoria en la compañía, en 2020 lo nombraron consejero delegado, un mes antes de que los ingresos bajasen a cero con la pandemia. No le importó: “Trabajo bien en medio del caos”, admite. Ahora Palladium está a punto de rozar los 1.000 millones en facturación.

Pregunta. ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ingeniero industrial por la universidad de Monterrei, Jesús Sobrino (Torreón, México, 1980) no tenía ni idea de cómo funcionaba un hotel hasta que aterrizó, hace veinte años, en la cadena Palladium. Tras una larga trayectoria en la compañía, en 2020 lo nombraron consejero delegado, un mes antes de que los ingresos bajasen a cero con la pandemia. No le importó: “Trabajo bien en medio del caos”, admite. Ahora Palladium está a punto de rozar los 1.000 millones en facturación.

Pregunta. Ha estudiado en Harvard, la Universidad de la Columbia Británica, un máster MBA en el IE… ¿se le quedaba corto lo de ser ingeniero?

Respuesta. Siempre tuve claro que quería hacer un máster (MBA). A los tres años de empezar a trabajar se lo dije a mi jefe. Él no lo entendía muy bien, pero me ofreció pagármelo a cambio de quedarme obligatoriamente tres años en la empresa, que fabricaba tubos para la industria de Oil&Gas. No acepté, porque mi padre me podía ayudar si yo me mantenía con mis ahorros. Quería una de las 20 mejores universidades en el mundo y quería hacerlo en un año. Esa es una de las cosas de las que me arrepiento, porque soy de perfil impaciente.

P. Se casó y se fue a Jamaica a trabajar en hoteles. ¿Una luna de miel infinita?

R. Si (sonríe), fue muy curioso. Me contrataron para venirme a España, en el departamento financiero de Palladium. A los tres días de empezar a trabajar en un programa de formación que me iba a llevar por diferentes hoteles, me dijeron que había un ligero cambio de planes y que el destino era Jamaica.

P. ¿Y tu pareja qué pensó?

R. No teníamos hijos ni una gran mochila a cuestas. Era una empresa nueva, todo se alineó. Luego, en 2008, nos fuimos a Ibiza hasta 2020.

P. ¿Después de vivir en Jamaica e Ibiza cómo lleva lo de vivir Madrid?

R. ¡Me encanta! Había estado estudiando aquí y a pesar de que en Ibiza se vive bastante bien y que mi esposa y mis tres hijos estaban muy bien, me apoyaron. Creo que el saldo es positivo.

P. ¿Qué experiencia extrae de la pandemia?

R. Creo que para todos fue un gran aprendizaje. En lo personal creo que soy bueno organizando el caos. Aproveché el tiempo bajo mucho estrés y mucho caos.

P. ¿Qué hace en Madrid los fines de semana?

R. Es difícil sacar tiempo propio, sobre todo los fines de semana. Un plan que disfruto muchísimo es una barbacoa con los amigos. Suelo dedicar los viernes a mediodía ir a comer con los amigos, es mi momento de desconexión. El fin de semana me adapto a la agenda de los niños. Hace un año me metí a sacarme el carné para volar autogiros, algo un poco loco. Ahora lo he aparcado, requiere mucho tiempo.

P. ¿Echa de menos México?

R. Me gusta Madrid como plaza a largo plazo para vivir. México es mi casa, está mi familia, pero España me gusta por la calidad de vida, ubicación, cultura, gastronomía.

P. Parece que cada vez más importa más encontrar buenos lugares donde comer, ¿es su caso?

R. Sí. En comidas de trabajo suelo escoger algún hotel de los nuestros. Me gusta mucho la comida mexicana. En Madrid tienes el Barracuda, que está muy bueno, y acaban de abrir Can Chan Chán en El Corte Inglés de Serrano. También está el Salón Cascabel y me gusta mucho la comida peruana.

P. ¿Qué tal duerme?

R. Soy dormilón, necesito entre seis horas y media o siete para despertarme bien.

P. No definiría como dormilón a alguien que dice necesitar seis horas y media.

R. Sí, (risas). Me refiero a que suelo conciliar el sueño, no tomo pastillas para dormir y suelo adaptarme a los cambios horarios. Sobre todo en viajes trasatlánticos. Soy de despertarme temprano, para mí las ocho de la mañana es tardísimo.

P. ¿Cómo desconecta de la tecnología y las responsabilidades?

R. Disfruto mucho los vuelos porque son horas en las que puedes trabajar sin recibir llamadas, correos electrónicos, mensajes. Incluso para leer, ver una película.

P. ¿Qué tipo de cine le gusta?

R. Todas las de Rocky Balboa, Top gun, Maverik, todas las que tienen que ver con las fuerzas armadas de EEUU, te temática bélica.

P. ¿Con qué adjetivos se define?

R. Tengo capacidad de trabajo, no me sobrepasa la ola fácilmente. Creo que soy asertivo, tengo facilidad para ordenar. Soy bastante exigente conmigo y con los demás, pero a la vez bastante cercano, soy fácil de leer. No soy un perfil tenebroso o misterioso. Soy agradecido con todo.

P. ¿Cuando piensa en el futuro, qué es lo que más le preocupa?

R. El miedo se contagia, la inestabilidad geopolítica es preocupante. Al resto de desafíos te puedes adaptar, pero los grandes temblores geopolíticos están fuera de nuestro control.

P. ¿Un sueño que no ha cumplido?

R. Me gusta mucho viajar por placer. Me encantaría dar una vuelta al mundo. Ojalá tenga la salud para hacerlo y la compañía para disfrutarlo. Me gusta mucho la arquitectura, si tuviera que volver a elegir carrera profesional lo elegiría. Acabamos de terminar el proceso de hacer una casa y lo he disfrutado mucho.

Aquí puede consultar las últimas entrevistas ‘After work’

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En