Las zapatillas que nacieron de un viaje a Asia
Tropicfeel factura 22 millones de euros vendiendo calzado, ropa y accesorios para viajeros y ya tiene rentabilidad operativa
Tras un año de trabajo en una plataforma de financiación colectiva, Alberto Espinós, cogió en 2016, cuando tenía 23 años, todos sus días de vacaciones seguidos para poder viajar con sus amigos por el sudeste asiático. Cuando volvió, no solo traía experiencias y recuerdos, sino la idea de crear un calzado “todoterreno”. En 2018, las primeras zapatillas de Tropicfeel explotaron en Kickstarter, una plataforma de micromecenazgo, con un...
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Tras un año de trabajo en una plataforma de financiación colectiva, Alberto Espinós, cogió en 2016, cuando tenía 23 años, todos sus días de vacaciones seguidos para poder viajar con sus amigos por el sudeste asiático. Cuando volvió, no solo traía experiencias y recuerdos, sino la idea de crear un calzado “todoterreno”. En 2018, las primeras zapatillas de Tropicfeel explotaron en Kickstarter, una plataforma de micromecenazgo, con una campaña en la que levantaron más de dos millones de euros.
Espinós pasó de ayudar a otros emprendedores en búsqueda de financiación a convertirse en uno no mucho después de aquellas vacaciones, en las que se fijó en el calzado que sus amigos y él llevaban en la mochila. “Fue durante ese viaje cuando sentí en primera persona la necesidad de tener unas zapatillas todoterreno que me hubieran permitido viajar tan solo con un par y no con los tres o cuatro que cada uno de nosotros llevábamos”, rememora el fundador y director ejecutivo.
En diciembre del mismo año dejó su trabajo y en 2017 se sumergió en una fase de aprendizaje y concepción de prototipos, para la que contaron con el apoyo económico de un préstamo de Enisa. Este respaldo, cuenta, fue fundamental para la planificación y preparación de la presentación de la marca en la plataforma en abril de 2018. “Hicimos todos los preparativos, conseguimos esa financiación por parte de Enisa para poder lanzar nuestra primera campaña en Kickstarter y soñar con hacerla lo más grande posible y con el objetivo de introducir en el mercado cuantos más pares de zapatillas, mejor”, recuerda Espinós.
Comunidad de clientes
El resultado superó sus expectativas: “Nuestra primera campaña fue una gran sorpresa”, asegura este barcelonés de 30 años. En 51 días, más de 26.200 personas de unos 140 países respaldaron su proyecto y la compañía se convirtió entonces en la marca con mayor recaudación en la categoría de calzado. Este movimiento no solo les proporcionó 2,1 millones de euros de financiación, fundamental para el proyecto y que marcó un antes y un después para la marca, sino la posibilidad de crear una comunidad en la que aún permanecen muchos de aquellos primeros compradores.
Empezaron con zapatillas, pero actualmente su catálogo incluye maletas y mochilas, ropa y accesorios. Su intención, dice el fundador, era crear productos versátiles para un público concienciado con la sostenibilidad, que sirvieran para viajar, disfrutar de aficiones o actividades al aire libre, pero que funcionasen también en el uso cotidiano. “Que se adapten a tu estilo de vida para que realmente nunca se queden en el armario”, comenta. También utilizan materiales orgánicos y reciclados posconsumo y, dicen, tienen una relación con socios y fabricantes que les permite ofrecer la “máxima transparencia posible” en sus cadenas de suministro y valor.
A aquella primera campaña le siguieron cuatro más, pero esta dejó de ser la única vía de microfinanciación cuando trasladaron una parte de la captación a su propia página al darse cuenta de que su catálogo podía crecer a mayor velocidad de la que los ritmos de Kickstarter les permitían. La plataforma estadounidense pasó a ser una herramienta para la validación en nuevas categorías de productos. Por otro lado, abrieron su capital a inversores privados y firmaron sendas rondas en 2020, 2021 y 2023, de unos ocho millones en total.
La compañía, en la que trabajan unas 45 personas, facturó 22 millones de euros en 2022 y, tras alcanzar el punto de equilibrio operativo a principios de este año, el proyecto ya es rentable. Su principal canal de distribución es el online, en el que prevén registrar alrededor del 90% de las ventas de 2023. Sin embargo, cuenta Espinós, buscan y ya trabajan para que el físico vaya ganando espacio y peso. “Nosotros hemos centrado siempre nuestros esfuerzos en hacer crecer nuestra marca a través del canal digital. Creemos que la marca ha llegado a un punto de madurez lo suficientemente atractivo como para convencer y llevarla al canal físico a través de terceros”.
Actualmente tienen una tienda propia y han empezado a trabajar también con distribuidores en diferentes países. “Tenemos mucha energía e ilusión puesta en esta estrategia con diferentes canales de venta”, dice sobre uno de los pasos de Tropicfeel a partir de ahora.
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