La liquidez solo es un parche en Credit Suisse
El salvavidas lanzado por el Banco Nacional Suizo puede no ser suficiente si continúa la salida de dinero
El consejero delegado Ulrich Körner mantiene sus planes en Credit Suisse pese a la espectacular caída en Bolsa del pasado miércoles, que solo se detuvo con la intervención del Banco Nacional Suizo (BNS). No es una estrategia sostenible a largo plazo para el grupo con sede en Zúrich o para las autoridades del país. Lo malo es que las alternativas tampoco son muy atractivas.
Credit Suisse afirmó en las primeras horas del jueves que...
El consejero delegado Ulrich Körner mantiene sus planes en Credit Suisse pese a la espectacular caída en Bolsa del pasado miércoles, que solo se detuvo con la intervención del Banco Nacional Suizo (BNS). No es una estrategia sostenible a largo plazo para el grupo con sede en Zúrich o para las autoridades del país. Lo malo es que las alternativas tampoco son muy atractivas.
Credit Suisse afirmó en las primeras horas del jueves que pretendía tomar prestados hasta 50.000 millones de francos suizos del banco central para impulsar su liquidez. La maniobra detuvo una espiral viciosa: las acciones de la entidad crediticia recuperaron una quinta parte de su valor, borrando así buena parte de las pérdidas del día anterior (aunque en la sesión del viernes volvieron a caer). Por otro lado, el coste de asegurar su deuda frente al impago cayó por debajo de los 1.000 puntos básicos. Körner declaró que tras el salvavidas proseguiría con su transformación del grupo, lo cual conlleva reducir el área de banca de inversión para centrarse en la gestión de patrimonios.
El problema es que los depositantes aún podrían sacar su dinero, como hicieron en octubre y noviembre, sin ningún motivo aparente. Para un paranoico con millones o miles de millones, no hay ningún motivo para no llevarse el dinero a otra parte por si acaso, aunque el banco sea muy solvente. Por tanto, la línea de liquidez prestada por el BNS, que significa que Körner tendrá dinero para hacer frente a las retiradas de depósitos, podría no ser la manta de seguridad que aparenta ser.
Si todo lo demás permanece igual, perder fondos de clientes significa perder ingresos, lo cual socava los grandes planes de Körner. Los 93.000 millones de francos suizos en activos patrimoniales que salieron en los tres meses finales de 2022 ya habían dinamitado su objetivo de obtener una rentabilidad del 6% sobre el capital tangible en 2025. Si siguen cayendo los activos gestionados, acabarán llegando a un nivel en el que Credit Suisse no podrá generar un beneficio en condiciones sin tener que recortar más costes de lo previsto anteriormente. Pero para recortar costes hace falta capital, lo que significa que Körner quizá tenga que reelaborar su estrategia. Ni el BNS, ni el regulador financiero FINMA, ni el Gobierno pueden tolerar la situación actual. Otra caída espectacular en Bolsa es posible, con el potencial de afectar a otros bancos.
La cuestión más difícil es la de qué otras opciones existen. Orquestar una venta a UBS podría poner en peligro la fortaleza del banco sano que tiene Suiza. Una ruptura sería un proceso lento y potencialmente costoso, dando por sentado que apareciesen compradores para todos los activos, lo cual podría no ocurrir. En teoría, el Gobierno y el BNS podrían detener la carcoma garantizando todos los depósitos, como han hecho las autoridades estadounidenses con la entidad caída Silicon Valley Bank. Pero eso supondría utilizar el dinero de los contribuyentes suizos para socorrer a los megarricos repartidos por lugares recónditos del mundo. La liquidez que recibe Credit Suisse no es más que un parche, pero no está nada claro cuál será el siguiente paso.
PARA MÁS INFORMACIÓN: BREAKINGVIEWS.REUTERS.COM. Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de EL PAÍS
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