Capital paciente
Las acciones de lealtad o los fondos secundarios son alternativas para aplacar el déficit de capital en el sector empresarial
Para garantizar un crecimiento solvente a largo plazo sería recomendable fortalecer el capital del tejido empresarial español, especialmente de las compañías de menor dimensión, y reducir así su dependencia de la financiación externa, fundamentalmente bancaria. La principal solución para afrontar las tensiones a las que se vieron abocadas la mayoría de las empresas con la crisis de la covid fue la puesta en práctica de avales públicos en la...
Para garantizar un crecimiento solvente a largo plazo sería recomendable fortalecer el capital del tejido empresarial español, especialmente de las compañías de menor dimensión, y reducir así su dependencia de la financiación externa, fundamentalmente bancaria. La principal solución para afrontar las tensiones a las que se vieron abocadas la mayoría de las empresas con la crisis de la covid fue la puesta en práctica de avales públicos en la financiación bancaria, a través del ICO.
Esta medida, que sin duda contribuyó a canalizar liquidez a las empresas, supuso un aumento de sus niveles de apalancamiento. El vencimiento de las carencias de esos préstamos, unido a la importante subida de los tipos, está empezando a afectar a numerosas empresas, que están iniciando procesos de refinanciación de su deuda bancaria, incluyendo los créditos ICO. Aunque estas operaciones son sin duda necesarias para acompasar los flujos operativos al servicio de la deuda y garantizar la solvencia de bastantes empresas, no pasa de ser otra solución provisional al problema endémico de déficit de capital en el sector empresarial.
Desde el ángulo público y privado es necesario pensar en instrumentos de capital que canalicen recursos a las empresas y que, además, lo hagan con una vocación de mayor permanencia temporal en el accionariado. Hay iniciativas recientes que abogan por este capital más paciente, como las acciones de lealtad, que, bien empleadas, buscan permitir a empresas cotizadas otorgar mayor capacidad de voto a los accionistas que lleven más tiempo en el capital, estableciéndose en dos años el periodo mínimo. También en el sector del capital riesgo, inversor creciente en el tejido empresarial, están empezando a extenderse los denominados fondos secundarios o de continuidad, que permiten alargar el periodo de inversión en las empresas, o incluso vehículos sin un periodo predeterminado de desinversión. Los mercados alternativos también deben ser un canal en el que los inversores empiecen a confiar con una vocación de largo plazo, debiendo fortalecerse los incentivos a la inversión institucional.
En este contexto, la adenda al Plan de Recuperación que están terminando de negociar las autoridades europeas con las españolas para el despliegue del siguiente paquete de fondos europeos constituye una oportunidad para reforzar los instrumentos de capital a disposición de las empresas. Sería deseable que una parte relevante de los nuevos fondos se materializaran a través de mecanismos que permitan reforzar los recursos propios de las compañías y que, adicionalmente, contribuyan a canalizar inversión privada. Tratando además de incentivar su permanencia en el capital durante un mayor plazo de tiempo, lo que sin duda contribuiría a facilitar un crecimiento más sostenible de las empresas y de la economía en su conjunto.
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