Cuatroochenta, la empresa informática que se come a todos los rivales que encuentra a su paso

La empresa, que nació en 2011 en la Universitad Jaume I de Castellón, ofrece soluciones tecnológicas a medida y basa su crecimiento en la adquisición de otras compañías

Alfredo R. Cebrián, fundador y consejero delegado de Cuatroochenta.Carme Ripollés/Angel Sanchez

No todas las historias de empresas informáticas tienen su origen en un garaje. En noviembre de 2011 nacía Cuatro­ochenta, del semillero de la Universitat Jaume I de Castellón con un socio licenciado en Informática, Sergio Aguado, y el otro, Alfredo R. Cebrián, en Publicidad y Relaciones Públicas. En los poco más de 10 años de vida, esta compañía ha encontrado el apoyo del Fondo Smart del Banco Santander, de la firma de capital riesgo Inveready, la constructora Pava...

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No todas las historias de empresas informáticas tienen su origen en un garaje. En noviembre de 2011 nacía Cuatro­ochenta, del semillero de la Universitat Jaume I de Castellón con un socio licenciado en Informática, Sergio Aguado, y el otro, Alfredo R. Cebrián, en Publicidad y Relaciones Públicas. En los poco más de 10 años de vida, esta compañía ha encontrado el apoyo del Fondo Smart del Banco Santander, de la firma de capital riesgo Inveready, la constructora Pavasal y de Vicente Montesinos, empresario local y actual presidente de la compañía, que también está al frente del Club Deportivo Castellón. Y en esta historia de rápido crecimiento daba el salto en octubre de 2020 al mercado bursátil BME Growth con una capitalización actual en torno a los 47 millones de euros.

La compañía, en la que trabajan 260 profesionales, se dedica a ofrecer soluciones tecnológicas a medida para gestionar el canal digital o agilizar procesos internos de clientes y socios en todo tipo de sectores económicos, como la movilidad, la salud, la distribución, el turismo, la cultura y el ocio. Además, cuenta con productos propios como FAMA, CheckingPlan, Escena Online, USign y UareSAFE y participa en otros proyectos tecnológicos como Invoice System. Entre sus clientes, los supermercados Consum, Industrias Dolz, BCD Travel, Renfe, Iberdrola, Endesa, Fiatc Seguros, EMT Valencia y Sareb, entre otros.

Sus cifras son aún modestas, aunque su evolución ha sido meteórica. En 2021 cerraba con una facturación de 14,8 millones de euros, frente a los 1,7 millones de hace solo cinco años, e igualmente su ebitda (beneficio bruto de explotación) ha pasado de los 0,1 millones de 2017 a los 1,73 millones con los que terminó el pasado año. Los últimos datos del primer trimestre de este año apuntan a un crecimiento de su facturación del 26%, hasta los 4,32 millones de euros.

En el futuro de la compañía, la ciberseguridad está alcanzando un papel muy relevante y ya supone el 18% de su cifra de negocio y además ha tenido un crecimiento del 29% en el último año. El delito de ciberseguridad supera al narcotráfico en cuanto al dinero que se pide por estos ataques, explica Alfredo Raúl Cebrián, fundador y consejero delegado de Cuatroochenta. “Los ataques no son sofisticados, sino masivos, sobre todo a las pymes. Empresas que no disponen de alarmas y tienen sus puertas informáticas abiertas. La demanda en ciberseguridad es inabarcable y no hay problemas con la competencia porque hay sitio para todos”, añade.

Además del desarrollo de sus productos informáticos, una clave del rápido crecimiento ha sido la continua compra de compañías. Cebrián explica que están en un sector “muy atomizado” con una media de facturación de entre 500.000 euros y un millón de euros. “El objetivo es ofrecer a las compañías que adquirimos posibilidad de crecimiento con nuestros años de experiencia. Estamos en una búsqueda constante de oportunidades que encajen bien en el modelo de negocio”, dice.

Así, dos años después de su fundación, en 2013, Cuatro­ochenta realizó su primera ampliación de capital, entrando en el accionariado Word Wide Networks, participada al 100% por la familia de Vicente Montesinos. En abril de 2017, ejecutó otra ampliación de 600.000 euros para absorber la rama de actividad de Gimeno 111, propiedad de Santiago Gimeno. En 2019 adquirió Asintec Gestión y Sofistic, especializadas en ciberseguridad con implantación en Latinoamérica. Y ahora aprovecha su presencia en Bolsa para pedir dinero. A comienzos de junio, Cuatroochenta aprobaba una ampliación de capital por ocho millones de euros con un precio por acción de 14,20 euros. Una demanda del dinero al mercado que según la propia compañía busca reforzar su plan de crecimiento.

En julio de 2020, la firma informática siguió con su estrategia de compras: 4TIC Castellón 2009, especializada en administración electrónica y blockchain, Ekamat y Gold Partner de Microsoft. En febrero de 2021 se construyó Pavabits como fruto de la unión del grupo constructor Pavasal con Cuatroochenta para la digitalización de la relación cliente-proveedor. En octubre de 2021 se llevó a cabo la adquisición de Develapps, la empresa valenciana desarrolladora de aplicaciones en la que invirtió 600.000 euros, y durante 2022 se adquirió la empresa barcelonesa Matrix a través de Pavabits para fortalecer su posicionamiento en el software de gestión empresarial por un importe de 5,5 millones de euros.

Abierto a ofertas

Aunque Alfredo R. Cebrián prefiere no concretar sobre ofertas recibidas para adquirir Cuatroochenta, dice que “el mercado es dinámico, y siempre hay propuestas de todo tipo”. Ahora bien, se lamenta de que “cuando las empresas españolas despuntan, viene un inversor extranjero y las compra”. Y añade: “Como nación no somos conscientes del problema. Reciben muchas veces ayudas y subvenciones, y cuando comienzan a ser rentables, son adquiridas. Hay que desarrollar una contraoferta nacional. Tenemos talento, buenas ideas, y existe un reconocimiento de nuestro saber hacer en este mundo”.

Según Cebrián, las subvenciones recibidas por Cuatroochenta han sido muy puntuales, dirigidas al I+D (investigación y desarrollo), además de contar con el apoyo de la Universidad y de algunos entes locales. “Pero desde el principio huíamos de encajar en un negocio basado en subvenciones”, indica.

Otra de las características de Cuatroochenta ha sido su vocación internacional. De su facturación de 14,8 millones, el 15% proviene del extranjero: Colombia representa el 4,9%, Panamá y República Dominicana el 10,5%, y el 84,6% restante se ingresa en España. “Estamos presentes en 50 países, sobre todo en temas de ciberseguridad en el sector bancario, donde trabajamos con más de 50 entidades. El pasado mes de abril hemos desembarcado en Estados Unidos sobre todo en temas de seguridad. Es un mercado más maduro, pero nos ayuda a aprender y compartir experiencias con otras compañías”, explica el consejero delegado de la firma.

La continua compra de compañías ha elevado significativamente la deuda de Cuatroochenta. En 2020 cerraba con una deuda financiera neta de 4,91 millones de euros que al cierre del pasado año se elevaba a 7,31 millones de euros y ya supone 4,24 veces su ebitda. “Nuestro objetivo es tener una deuda que no supere 3,5 veces el ebitda. Actualmente, incluyendo el programa de bonos convertibles de cinco millones de euros de la firma de capital riesgo Inveready, superamos las cuatro veces el resultado de explotación. No obstante, contamos con tres millones de euros de efectivo por si es necesario hacer nuevas compras empresariales. Descartamos pagar dividendo al accionista. No tendría sentido porque el objetivo es sacar partido a cada euro que tenemos invertido”, concluye Alfredo R. Cebrián.

Los inversores se ponen en guardia

Los grandes gigantes tecnológicos en el mundo viven un año difícil. El índice Nasdaq se deja un 25% de su valor y todo lo que suene a tecnología no gusta a los inversores, después de años de fuertes crecimientos y subidas en los mercados. Los más pesimistas hablan de una vuelta al fiasco de las puntocom que se vivió en 2000. Sin embargo, el consejero delegado de Cuatroochenta apunta a que, en pocos años, el concepto de sector tecnológico va a dejar de existir porque ya todo es tecnología: transporte, comida, compras, textil… “Había tecnológicas infladas por fundamentales, pero no es una burbuja. Han aparecido servicios que hemos incorporado a nuestra vida, comodidades a las que nos hemos acostumbrado y no vamos a renunciar”, comenta. Eso sí, la incertidumbre económica no es buena. “Las decisiones de nuestros clientes se retrasan, salvo en el caso de la ciberseguridad, donde la demanda es muy fuerte”, explica. Pero el consejero delegado de Cuatroochenta dice estar preparado para cualquier contratiempo: “Nuestra filosofía es de prudencia, hacerlo bien y dar un paso tras otro. Estamos preparados para escenarios que no puedas imaginar. Se trata de estar fuertes en situaciones complejas”, concluye.

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