La aplicación española de control parental que fundaron tres amigos y ya factura 10 millones de euros
Qustodio, lanzada en 2012 por expertos en ciberseguridad, cuenta con más de cuatro millones de usuarios en el mundo
Desde que irrumpió la covid-19, el acelerón del mundo digital no ha cesado. Y plataformas digitales como Qustodio han experimentado un crecimiento imparable. Surcando aumentos del volumen de negocio de entre el 20% y el 30% anual con la pandemia, esta aplicación de control parental factura más de 10 millones de euros, con una cifra superior a los cuatro millones de usuarios que se ha duplicado en los últimos tres años.
Todo empezó en 2011 en Barcelona, cuando la implantación de los teléfonos inteligentes entre la población infantil y juvenil y el uso masivo de internet en el hogar llevó...
Desde que irrumpió la covid-19, el acelerón del mundo digital no ha cesado. Y plataformas digitales como Qustodio han experimentado un crecimiento imparable. Surcando aumentos del volumen de negocio de entre el 20% y el 30% anual con la pandemia, esta aplicación de control parental factura más de 10 millones de euros, con una cifra superior a los cuatro millones de usuarios que se ha duplicado en los últimos tres años.
Todo empezó en 2011 en Barcelona, cuando la implantación de los teléfonos inteligentes entre la población infantil y juvenil y el uso masivo de internet en el hogar llevó a Eduardo Cruz, Josep Gaspar y Josh Gabel, los tres amigos fundadores de Qustodio y expertos en ciberseguridad, a pensar en la necesidad de promover la utilización apropiada de internet entre las nuevas generaciones y que los padres pudiesen controlar el uso de los dispositivos por parte de los niños para evitar los riesgos derivados de la conexión digital mediante un software específico.
Razón no les faltaba. Hoy, el 65% de los niños de 12 años poseen un teléfono móvil con acceso a la Red, según datos de la compañía. Y cuando tienen entre 9 y 12 años pasan al menos seis horas diarias pegados a las pantallas; que son cuatro horas y media en el caso de los pequeños de entre 5 y 8 años. Más de la mitad de los niños se reconocen adictos a su smartphone, un porcentaje inferior a los que admiten tener problemas de sueño (el 63% en el caso de los alumnos de Secundaria). Al mismo tiempo, al menos cuatro de cada diez están expuestos a la pornografía por internet y tres de cada diez han sufrido acoso cibernético.
Lanzada en 2012, Qustodio contó en sus primeros pasos con la ayuda de un inversor americano, 8W Ventures, y posteriormente con la de Kibo Ventures. Ambos facilitaron cuatro millones de euros para que empezara a funcionar. “Desde entonces no hemos necesitado financiación adicional y flotamos solos”, presume Eduardo Cruz, consejero delegado de la start-up, que está implantada en 190 países y tiene el 98% de sus clientes fuera de España, principalmente en Estados Unidos y el Reino Unido.
Contenidos y tiempo
La herramienta filtra los contenidos a los que pueden acceder los niños, monitoriza la actividad, establece límites de tiempo, cuenta con localizador y realiza un seguimiento de las llamadas y mensajes, entre otros servicios. Disponible en ocho idiomas, según el responsable de la empresa, Qustodio es el líder independiente de un mercado en el que fueron pioneros y al que luego se han unido compañías como Google o Apple. El año pasado, su aplicación estuvo entre las 20 gratuitas más descargadas en España del Play Store de Google dentro del área de estilo de vida, acorde con los datos de Similarweb.
Las familias tienen dos necesidades principales, explica Cruz, proteger a los niños del acceso a contenidos digitales inapropiados y la gestión del tiempo que pasan delante del dispositivo para poder establecer “usos saludables” de los videojuegos, por ejemplo. Dirigida a familias, Qustodio ofrece el control de un dispositivo gratis y, a partir de ahí, los demás son de pago. Su tarifa para cinco teléfonos u ordenadores es de 40 o 45 euros anuales.
También se han enfocado en los colegios, entre los que se implantan a través de suscripciones que, dependiendo del número de aparatos a monitorizar, cuestan entre 5 y 10 euros por dispositivo al año, según Cruz.
El consejero delegado de la start-up barcelonesa asegura que su objetivo principal es proveer de un servicio que ayude a la gente. “Queremos crecer, pero no primamos el crecimiento loco, ni pensamos en la salida a Bolsa o en la venta de la empresa”, afirma. Con más del 60% del capital en manos de los tres socios fundadores, Cruz reconoce que han recibido ofertas de inversores internacionales para comprar la compañía. “Pero nosotros estamos encantados de haber creado la empresa aquí y queremos seguir aportando valor a España”, añade.
Qustodio no genera beneficios todavía. “Estamos en el punto de equilibrio y reutilizamos el dinero que entra para seguir creciendo”, mantiene Cruz. En 2020 contrataron a 20 personas con un presupuesto de un millón de euros y su plantilla se eleva a 90 empleados.