Márgenes bancarios

La perspectiva de mejora en márgenes desde 2023 ha sido el principal elemento de recuperación de valor en toda la banca española y europea

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, durante la presentación de los resultados el 2 de febrero.Ricardo Rubio (Europa Press

Los buenos resultados de 2021 publicados por la banca responden casi exclusivamente a efectos de una sola ronda, como es el caso de los extraordinarios aflorados en operaciones de integración y, especialmente, a un descenso de las provisiones, recogiendo los frutos del intenso esfuerzo de saneamiento realizado en 2020. Frente a dichos efectos, la partida más recurrente, como es el margen de intermediación, registra un descenso de casi un 2%, acelera...

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Los buenos resultados de 2021 publicados por la banca responden casi exclusivamente a efectos de una sola ronda, como es el caso de los extraordinarios aflorados en operaciones de integración y, especialmente, a un descenso de las provisiones, recogiendo los frutos del intenso esfuerzo de saneamiento realizado en 2020. Frente a dichos efectos, la partida más recurrente, como es el margen de intermediación, registra un descenso de casi un 2%, acelerando la caída registrada el año anterior, una vez que se ha ido diluyendo el efecto de mayor volumen derivado de los programas de avales puesto en marcha durante los peores meses de pandemia.

Con el volumen estanco, o incluso cayendo, el margen ha sufrido el efecto adverso de los reducidos tipos de interés procedentes de la cartera crediticia, máxime tras la recomposición que tuvo lugar desde mediados de 2020, con el incremento del peso del crédito avalado y el importante crecimiento del crédito hipotecario, en detrimento de otros segmentos más rentables. En dicho contexto, y sin apenas capacidad de trasladar tipos negativos a los depósitos de clientes minoristas, cobraba una notable relevancia la gestión de las operaciones especiales de financiación (TLTRO) puestas en marcha por el BCE. Dichas operaciones se diseñaron con unas condiciones que permiten a las entidades obtener una remuneración por dicha liquidez del 0,5% (es decir, coste financiero de -0,5%), que se podría ampliar hasta el 1% en caso de cumplir el benchmark de comportamiento de la cartera crediticia de referencia.

La apelación por parte de las entidades españolas a dicha facilidad fue intensa, con un importe cercano a los 280.000 millones, que incorpora una importante volatilidad sobre el margen de intereses, en función del cumplimiento del benchmark de referencia que permitiría a las entidades devengar un -1% del montante total de financiación apelada mientras que, en el caso de incumplimiento, el devengo se limitaría al -0,5%. En la medida en que el cumplimiento o no del crecimiento del crédito se mide a nivel de cada entidad, esa diferencia tan relevante de retribución puede estar detrás de la dispersión del margen entre entidades en 2021, que probablemente continuará en 2022.

En todo caso, más allá de ese comportamiento adverso del margen en el año terminado, y en el año recién iniciado, que tampoco promete grandes alegrías al respecto, las buenas noticias para los márgenes futuros descansan en ese claro cambio de actitud del BCE, siguiendo la estela de la Fed, respecto al mantenimiento de esa anomalía que representa el tipo negativo en la facilidad marginal de depósito. Aunque no cabe anticipar la entrada en terreno positivo antes de final del presente año, la perspectiva de mejora en márgenes ya desde 2023 ha sido el principal elemento de recuperación de valor en toda la banca española y europea, recuperación que ha sido más intensa en las entidades con mayor sensibilidad de su mezcla de activos y pasivos a los tipos.

Marta Alberni, Ángel Berges y María Rodríguez son profesores de Afi-Escuela de Finanzas.

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