La controversia de las rotaciones atenaza a la CNMC
La presidenta, Cani Fernández, prepara un reglamento para zanjar este diciembre la polémica que tiene dividida a la institución
La polémica que ha generado en el seno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la rotación de sus consejeros entre las dos salas de Supervisión Regulatoria y Competencia ha llevado a su presidenta, Cani Fernández, a coger el toro por los cuernos y plantear la elaboración de un reglamento específico que establezca u...
La polémica que ha generado en el seno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la rotación de sus consejeros entre las dos salas de Supervisión Regulatoria y Competencia ha llevado a su presidenta, Cani Fernández, a coger el toro por los cuernos y plantear la elaboración de un reglamento específico que establezca una normativa clara para abordarla. La presidenta quiere llevar esta propuesta en diciembre al pleno del consejo de la CNMC con el objetivo de consensuarla con los 10 miembros del consejo.
La intención de Fernández es establecer un criterio de certeza que regule las rotaciones y, sobre todo, acabar con la controversia que tiene divida a la institución, agravada por la presencia entre los afectados de Mariano Bacigalupo, marido de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, circunstancia esta que ha centrado los ataques de la derecha hacia el organismo y el Gobierno. Sin embargo, choca frontalmente con la enmienda presentada por el PNV en la ley ómnibus (trasposición de varias directivas de la UE) para que se suprima la rotación. La enmienda coincide, además, con los deseos de la mayoría de miembros de la sala de Regulación, entre los que figura Bacigalupo, que siempre se ha mostrado reacio a rotar por su especialización en energía.
Cuando se constituyó la CNMC se estableció, en el artículo 5 de su Reglamento de Funcionamiento Interno, que “el consejo en pleno aprobará, por mayoría de seis votos, el régimen de rotación entre salas, estableciendo el número de consejeros sometidos a rotación y la periodicidad de esta, de conformidad con lo establecido en el estatuto orgánico”. La justificación se basó en la necesidad de evitar la captura de los consejeros por parte del Gobierno de turno, los operadores (empresas o patronales) o los propios servicios de la institución. Sin embargo, están los que creen que la rotación es perniciosa para el buen funcionamiento por exactamente lo contrario, ya que a su juicio favorece la captura del regulador y evita que los consejeros sean especialistas en una sala para pasar a ser novatos en la otra.
Ese es, precisamente, el argumento que esgrime el PNV. En el fondo de su propuesta, que debe ser votada en el Parlamento, late la oposición a perder al consejero propuesto por el partido, Xabier Ormaetxea, de la sala de Regulación, más acorde a los intereses industriales de la comunidad, tanto energéticos como de telecomunicaciones, que la de Competencia.
El reglamento interno añade que “en el mes de diciembre de cada año se publicará en el Boletín Oficial del Estado la composición de las salas para el año siguiente”. De acuerdo a ese principio, la CNMC acordó en 2015, estando presidida por José María Marín, que la primera rotación se haría pasados dos años, con la intención de que las siguientes fueran cada año. Sin embargo, el acuerdo no se publicó ni en la web del organismo ni en el BOE, dejando zonas confusas sujetas a la interpretación sobre cuándo debería ser la siguiente rotación, por lo que quedó la costumbre de que se decidiría en diciembre de los años pares para realizarse en enero del siguiente.
El caso es que se hizo una en 2017 (la vasca Idoia Zenarruzabeitia pasó de Competencia a Regulación y el catalán Josep Maria Guinart hizo el trasvase contrario). En 2021 tocaba; pero no se hizo por coincidir con el de relevo en la presidencia y vicepresidencia (Fernández y Ángel Torres sustituyeron a Marín y María Fernández), que se hizo con un año de retraso, y de tres consejeros (entraron Pilar Sánchez, Josep Maria Salas y Carlos Aguilar). En teoría, tendría que hacerse este año, pero como se sigue la norma no escrita de que debe ser en año par, el cambio sería en diciembre de 2022 para ejecutarse en 2023. A no ser que en el nuevo reglamento que prepara Fernández se apruebe hacer la rotación de forma inmediata.
Se da la circunstancia de que en 2023 termina el mandato de seis años de Bacigalupo, en junio, y de Ormaetxea y Bernardo Lorenzo, en septiembre, por lo que el cambio no tendría mucho sentido. Ninguno de ellos ha rotado de sala desde su nombramiento, aunque bien es verdad que los años anteriores han estado marcados por la repetición de elecciones que han retrasado los relevos. Si las circunstancias políticas lo hubieran permitido, los consejeros sujetos a rotación habrían sido Bacigalupo y Pilar Canedo, nombrados a propuesta del PSOE y Ciudadanos. La circunstancia personal de Bacigalupo, acrecentada por la actualidad del sector eléctrico, ha puesto en primera plana el asunto. En todo caso, Bacigalupo, que entró en la CNMC por ser un experto en energía, es consejero antes de que su mujer fuera ministra, cuestiones a tener en cuenta.