Paradores saca pecho en la era de Airbnb
La red pública de alojamientos singulares eleva sus ventas entre reaperturas y nuevos hoteles
Es raro ver que una empresa pública gane dinero. Las que lo ganaban terminaron privatizadas en aquellas populares operaciones de los felices años noventa y que se han extendido hasta nuestros días. El Estado quedó como hospital de compañías con pérdidas crónicas. Una de las excepciones a esta regla general es Paradores de Turismo, fundada en 1928 por Alfonso XIII con la inauguración de un establecimiento en la sierra de Gredos y que tuvo su gran impulso en la década de los sesenta con ...
Es raro ver que una empresa pública gane dinero. Las que lo ganaban terminaron privatizadas en aquellas populares operaciones de los felices años noventa y que se han extendido hasta nuestros días. El Estado quedó como hospital de compañías con pérdidas crónicas. Una de las excepciones a esta regla general es Paradores de Turismo, fundada en 1928 por Alfonso XIII con la inauguración de un establecimiento en la sierra de Gredos y que tuvo su gran impulso en la década de los sesenta con el boom turístico español. Ahora son 97 establecimientos hoteleros, con una media de 65 habitaciones, que en 2019 facturaron 265,5 millones de euros, con un crecimiento del 3% y un beneficio de 16,8 millones, el 1,2% más que en 2018. Unas ganancias que no vuelven a las arcas públicas, sino que se reinvierten en la propia cadena hotelera. El pasado año, la inversión de Paradores alcanzó los 35 millones de euros.
La existencia de esta red hotelera del Estado ha sido numerosas veces cuestionada y ha entrado en la lista de privatizable. La semana pasada había informaciones sobre la posibilidad de que los paradores del País Vasco pasen a la gestión de esta comunidad autónoma. Una reclamación por parte del PNV que “excede a las competencias de la propia empresa y depende del Gobierno a través de la también pública Turismo de España (Turespaña)”, explican desde Paradores. Afectaría al parador de Hondarribia y al de Argomaniz, ambos propiedad de Patrimonio Nacional. Desde el sindicato Comisiones Obreras en Paradores apuntan que siempre que hay un cambio de Gobierno surge el tema de la privatización o del traspaso de la gestión a las comunidades, pero que de momento están “recabando información” sobre la petición vasca.
Óscar López, presidente y consejero delegado de Paradores desde 2018 —antes fue secretario de organización del PSOE con Pedro Sánchez—, habla de la singularidad de la compañía como una herramienta de la política turística del Gobierno. “En el 80% de las ocasiones el parador es el destino. No tiene una competencia concreta. Airbnb no es nuestro sector, damos un trato diferente, con una buena cocina local, y ello nos ha llevado a ser la marca española con mejor reputación en España y en el extranjero”.
Y esa singularidad se nota en buena parte de sus alojamientos, con 11 castillos, 14 monasterios y conventos, 14 palacios, 6 recintos históricos, 17 construcciones típicas regionales, a los que se suman los de nueva construcción. En estos centros predominan las cuatro estrellas de calificación hotelera. Solo uno de estos paradores está fuera de España, concretamente en Portugal.
Como explica su presidente, la conservación de castillos, conventos y palacios es clave para justificar la existencia de paradores en una España sólo superada por Italia y China en patrimonio histórico. “Ayudamos a la sostenibilidad de muchas comarcas, a dar a conocer la España vaciada. El parador crea destino en una zona, y como ejemplo, nuestra presencia en Sigüenza (Guadalajara) ha elevado el número de visitantes de 5.000 a 20.000, y se trata de un turismo de calidad, multiplicador de la riqueza. Nuestra cocina regional de producto cercano y de temporada también ayuda al fomento de la producción local”, explica. López atribuye la mejoría de los resultados en estos últimos años a una buena gestión comercial, a la mayor presencia del turismo asiático y de EE UU, y al impulso en la restauración, que ya supone la mitad de la facturación.
“Se ha vuelto a la cocina regional con productos de cercanía, y así el cliente encuentra lo que esperaba”. Además, “hemos resistido bien en las temporadas bajas con una fuerte apuesta por la marca Paradores”, explica. En cuanto a la comercialización, el 40% de su facturación viene del millón de personas que están apuntados al club Amigos de Paradores. Así, más del 50% son reservas hechas en la propia cadena. “Estamos invirtiendo fuerte en digitalización, aunque otros comercializadores externos también son nuestros aliados”.
Las previsiones para 2020 apuntan a una facturación de 274 millones de euros, que subirán hasta los 280 millones en 2021. Una de las razones es la reapertura de tres paradores: Jaén, en marzo, y Aiguablava, en Girona, y el de San Marcos (León), previstas para este verano. Además, este mismo año se inaugurarán dos nuevos establecimientos con el parador de Muxía, en la Costa da Morte, y el convento de Veruela, en Aragón. Expansión que se completa con nuevas actividades como rutas históricas, gastronómicas, conciertos, exposiciones o concentraciones de coches clásicos que antes eran iniciativa de los paradores y que ahora están planificados desde la central. Una bonanza que, como en el resto del sector turístico, puede verse trastocada por la crisis del Covid-19.
Pero no todo fue un camino de rosas en Paradores, que también sufrió la crisis iniciada en 2007. La ocupación cayó de forma drástica, acompañada de un descenso de los precios. A los malos resultados de esta empresa pública también contribuyó el coste de la reforma de los paradores de Cádiz y Alcalá de Henares.
Reparto de costes
Un aspecto curioso es cómo se reparten los costes entre Paradores y Turespaña. Esta última se encarga de la conservación estructural de los hoteles, mientras que Paradores hace las reformas internas, como puede ser la actualización de habitaciones, baños, etcétera. Asimismo, la adquisición de los nuevos paradores corre a cargo del presupuesto de Turespaña. Además de los antes mencionados que se inaugurarán este año, hay pendientes otros tres establecimientos en Molina de Aragón, Ibiza y Morella (Castellón). Así, Paradores se dedica a la gestión y restauración no estructural, pero no es propietaria. La práctica totalidad es propiedad de Patrimonio del Estado, adscritos a Turespaña y concedidos a Paradores hasta 2070. En algún caso excepcional (cinco o seis inmuebles) la propiedad pertenece a otras entidades (algún obispado, ayuntamientos o diputaciones…) que los han cedido al Estado.
Paradores también ha realizado una fuerte apuesta por el medio ambiente. “Desde 2019, toda la energía que consumimos es de fuentes renovables. Además, hemos suprimido todos los plásticos de un solo uso y nuestro objetivo para este 2020 es ser totalmente neutrales en la huella de carbono”, explica Óscar López.
Salarios bajos
Paradores no ha sido ajena a la precariedad que vive el sector turístico. Tiene unos 4.500 trabajadores, que han reivindicado mayores sueldos y menor temporalidad. Aunque en su contratación como empresa pública tiene que seguir los requisitos del Ministerio de Hacienda, este año se ha gastado 10 millones de euros más en mejoras de la plantilla, manteniendo su número, según Óscar López. También se ha firmado un acuerdo de 37,5 horas semanales, al que en principio se mostraba reacia la empresa, apunta CC OO en Paradores. Sobre la temporalidad, el presidente dice que la ratio está mejorando y que se trabaja para que los empleados más mayores hagan tareas propias a su edad. “Creemos que los salarios siguen siendo bajos, pero se ha logrado la reducción de jornada y las subidas salariales de la función pública de 2018-2019 y 2020”, añade el sindicato.