Innovación, movilidad y empleabilidad: así es la Formación Profesional española

Una treintena de centros, la mayoría públicos, se benefician de las ayudas que CaixaBank Dualiza y FPEmpresa otorgan a los proyectos de FP más innovadores

Alumnos de la Universidad de Cabo Verde durante una formación impartida por profesorado del CIFP Las Indias, de Tenerife, en su campus de Cabo Verde.CIFP Las Indias

“Vísteme despacio, que tengo prisa”. Este conocido refrán popular bien podría servir para ilustrar la profunda y metódica transformación de la Formación Profesional en España, tradicionalmente el patito feo del sistema educativo y que hoy luce con orgullo (y la seria convicción de todo lo que queda por hacer) las plumas de un cisne en el que destacan interesantísimos proyectos de innovación, becas de movilidad europea y una empleabilidad elevada. Un aspecto que, en parte, se debe al mayor nivel de participación empresarial en el proceso formativo, algo propio del modelo dual generalizado con la última reforma de la FP.

“Esa relación con la empresa, que permite personalizar parte del itinerario educativo de los alumnos para adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado, es uno de los puntos clave de nuestra FP, junto con el trabajo de centros y docentes”, afirma Paula San Luis, directora de la Fundación CaixaBank Dualiza. La constitución de centros de excelencia donde impulsar nuevas metodologías y la conversión de los centros educativos en polos de innovación, son otros de los factores que apuntalan la fortaleza de la nueva FP, “incluso para aplicar el I+D al servicio de pequeñas empresas que, por tamaño, no pueden contar con esos departamentos”, añade.

Precisamente la innovación de los proyectos educativos está en el centro de las ayudas que CaixaBank Dualiza y FPEmpresa conceden cada año y que, en la última convocatoria, resuelta el pasado mes de diciembre, repartió un total de 407.440 euros para los 32 proyectos de FP más innovadores del país, ocho de los cuales se desarrollan en red. Un impulso en el que participa un total de 80 empresas y del que se beneficiarán 50 centros de todo el país (en un 85 % públicos) y casi 2.500 alumnos que, por ello, tendrán una mayor facilidad de entrada al mercado laboral.

Proyectos innovadores de FP

Como en años anteriores, los proyectos seleccionados por el programa de ayudas mencionado son también un reflejo de las tendencias sociales y necesidades laborales, “como por ejemplo la formación de alumnos en una profesión casi extinta como la de los tuberos; proyectos tecnológicos como la incorporación de sensores a boyas y el desarrollo de aplicaciones para medir el nivel de las aguas de los pantanos; la formación en inteligencia artificial o su implicación en cuestiones éticas o de derechos sociales”, esgrime San Luis. La temática migratoria también aparece en aquellas iniciativas enfocadas en lograr una mayor integración de quienes llegan a España procedentes de otros países.

Así, se ha tenido en cuenta que sean proyectos innovadores, como aquel del IES José Luis Castillo Puche (de Yecla, Murcia), que en la convocatoria de 2022 presentó un proyecto para recrear el autogiro de Juan de la Cierva de la mano de un docente nieto de un ayudante del famoso inventor. Proyectos que fomenten también la coparticipación entre centros; que tengan impacto social y diversifiquen los agentes participantes; que contemplen perdurabilidad o que sean transferibles, entre otros aspectos. Los incluidos aquí son una pequeña muestra de todo lo que sucede en las aulas de FP.

Gestión y digitalización del agua

En esta iniciativa, los alumnos del Grado Medio de Redes y Estaciones de Tratamiento de Agua, y los del Grado Superior de Gestión del Agua del IES Beatriu Fajardo (Benidorm, Alicante) participaron en un proyecto de digitalización y gestión del agua potable que se propone conseguir minimizar la pérdida de agua y ayudar a paliar la sequía. “Nos propusimos elaborar una instalación piloto que simulara una red como las que podemos encontrar en cualquier municipio, con una captación y un depósito de distribución del agua, y todo ello equiparlo con sensores para tomar las decisiones que sean necesarias en un momento determinado”, explica Albert Canut, docente en ambos grados.

Alumnos del IES Beatriu Fajardo de Mendoza, de Benidorm (Alicante), junto a la red piloto de gestión de agua digitalizada que presentaron a la convocatoria de ayudas de CaixaBank Dualiza y FPEmpresa.IES Beatriu fajardo de Mendoza

En este proyecto colaborativo, desarrollado con la empresa Hidraqua, participan los alumnos de los cuatro cursos, si bien con roles diferentes según los objetivos formativos de cada ciclo: mientras que el superior está más orientado a lo que es el diseño, la gestión, coordinación, preparación y supervisión, el medio va más orientado al montaje en sí mismo. Se trata, además, de un proyecto que queda vivo para que actúen sobre él los alumnos de promociones posteriores, manejando y mejorando la red.

“En España, hay un 23 % de fugas de agua en las redes. Y nosotros veíamos que todas esas competencias que demandan las empresas del sector quedaban fuera de lo que ofertan los ciclos. Por eso, y porque las necesitarán los estudiantes cuando se incorporen al mercado laboral, había que desarrollar una formación que las abordara”, ilustra Canut.

Paneles solares para la producción de vino

Que un proyecto relacionado con el vino salga del corazón de la Ribera del Duero no debería sorprender a nadie. Pero cuando la iniciativa procede del Colegio y CIFP San Gabriel (en Aranda de Duero, Burgos), perteneciente a la institución marianista, la cosa cambia. Pero el caso es que este centro, con 15 hectáreas de viñedo, acabó desarrollando dos ciclos de enología (medio y superior) y elaborando, desde el año 2000, su propio vino.

De ahí a desarrollar con sus alumnos un proyecto de agrovoltaísmo (el uso simultáneo de suelo para la generación de energía y la producción agrícola), apenas fue un paso. “No hay que ser alarmistas pero sí realistas, y por eso algo es innegable: fruto del cambio climático, nos encontramos con un exceso de radiación solar que incide en la concentración de azúcares y, por lo tanto, tenemos vinificaciones cada vez más complejas y con una graduación alcohólica elevada que era impensable hace 15 años”, sostiene José Enrique García Agüera.

Lo que ellos querían, explica, era sombrear el viñedo, “pero sin que la finalidad principal fuera la generación energética”. En su lugar, decidieron desarrollar, en media hectárea de viñas, un proyecto piloto de instalación de paneles solares en el que las placas, colocadas encima de las viñas, sean capaces de virar según lo que la planta vaya diciendo. Para ello instalaron todo tipo de sensores en la planta, desde la raíz hasta las hojas, con las que medir aspectos como la humedad, el sol, la temperatura, el proceso de brote o la fotosíntesis. En el proyecto participan todos sus alumnos de FP, desde los de Enología a los de Soldadura (para la construcción metálica) y los de Robótica (para los sensores y servomotores).

Conseguir ayudas para ello no fue, sin embargo, nada fácil, porque ni tenían subvenciones estatales ni la Junta de Castilla y León entendía nada cuando les hablaban de “agrovoltaísmo”. Hasta que llegó CaixaBank Dualiza y recibieron un empujón inicial que resultó decisivo, a pesar de que tardó dos años y medio en materializarse. Después de ellos vinieron la Fundación Repsol y Powerful Tree, una empresa emergente especializada en esta tecnología.

Boyas inteligentes

Se trata de un proyecto surgido de la cooperación entre alumnos de grado medio y superior de tres familias profesionales (Electricidad y Electrónica; Energía y Agua e Informática y Comunicaciones) en tres centros diferentes (el CIFP Virgen de las Nieves, de La Palma; el IES Francisco Tomás y Valiente, de Madrid; y el CIFP Mislata, de Valencia), junto con el cabildo de la isla y dos empresas eléctricas.

¿El objetivo? La creación de un prototipo de boya digitalizada para medir la calidad del agua embalsada en la isla de La Palma, a través de una serie de sensores que recogen parámetros característicos del agua embalsada “como son el pH, la turbidez, la temperatura, la conductividad y la localización, para registrar el volumen de agua en el embalse, datos que luego envía a la red LoRa de La Palma”, cuenta Carmen González, directora del Virgen de las Nieves. Después, el alumnado del centro en Valencia, que es quien tiene los ciclos de informática, se ocupó del desarrollo de una aplicación móvil que puedan descargarse tanto los ciudadanos como las instituciones.

Alumnos del CIFP Virgen de las Nieves, en la isla de La Palma..

Una vez probado el prototipo, se detectó la necesidad de efectuar una serie de mejoras, como la funcionalidad de autolimpieza, “ya que, al estar en contacto directo con el agua, los sensores se van cubriendo de una capa de verdín y pierden efectividad”. Evoluciones que, ahora, recaerán en los alumnos de la promoción actual, ya que la primera versión se finalizó el curso pasado.

Retos y tendencias de futuro

Si hay algo que está claro es que la Formación Profesional española se encuentra inmersa en pleno proceso de cambio, debido a la dualización de todo su modelo formativo. Entre los mayores retos de futuro está, por lo tanto, “asegurar un número suficiente de empresas para garantizar que el más de millón de estudiantes que tiene ya la FP puedan formarse como marca la nueva ley, así como continuar con el desarrollo de nuevos tutores de empresa”, recuerda San Luis.

Para la directora de CaixaBank Dualiza, será igualmente importante ver “cómo evoluciona la convivencia de la FP pública (mayoritaria, con 710.000 alumnos) con la privada (225.000, un 467 % más que hace una década) y la concertada (140.000)”. La Formación Profesional, asegura, evolucionará de modo paralelo al mundo laboral en torno a tres ejes: “El digital, que afectará a todas las profesiones; el de sostenibilidad, que condicionará a todos los procesos productivos; y el cambio demográfico, ya que la salida en poco más de una década de un tercio de los trabajadores en activo será en parte compensada por la inmigración, siendo previsible que muchos de esos ciudadanos acudan a la FP para formarse en profesiones que les incorporen rápido al mercado laboral”.

Erasmus+ y la Formación Profesional

Aunque la idea de la beca Erasmus corresponda, en el imaginario colectivo, a un estudiante universitario, hace tiempo que este programa de movilidad está también abierto a otros itinerarios formativos como es el de la Formación Profesional, si bien en este último caso se trata de prácticas laborales en el extranjero. Y también aquí hay proyectos de FP excepcionales, como es sin duda el de la Escola del Treball, en Barcelona, donde la inclusión se escribe con mayúsculas: desde chicos y chicas con dificultades económicas a estudiantes con necesidades educativas especiales, discapacidad física o intelectual y chicas víctimas de la brecha de género característica de determinadas ocupaciones profesionales, como son las relacionadas con la mecánica, la instalación, el mantenimiento, la informática... “Son sectores donde, aún hoy, la mayoría de los estudiantes y trabajadores son chicos. Hay que conseguir que, si mañana te viene a casa una chica a arreglarte la lavadora, a instalarte el aire acondicionado o a efectuar una obra, no te sorprendas. Eso es algo que, como sociedad, no estamos viendo”, reclama Gemma Olmo, directora de este centro.

Por supuesto, la inclusión llega también al mundo de las becas Erasmus. “Trabajamos el tema de las oportunidades para que un alumno con dificultades económicas pueda poder salir de Erasmus igual que el que no la tiene. Pero también un alumno con una dificultad auditiva, otro en silla de ruedas o alguien con autismo”, señala. En 2020, llevaron de Erasmus a un alumno con parálisis cerebral, una circunstancia que sin duda complica el aspecto logístico.

“Nuestros Erasmus, en FP, son muy complejos: no se trata de una semana en un sitio, sino de una estancia de dos meses para hacer parte de tus prácticas en una empresa de otro país. Y la dificultad radica en que muchas de estas veces tienes que movilizar al monitor, al profesor o a la persona de ayuda que debe acompañar a estos alumnos; no es una movilidad normal”, añade Olmo.

El caso de Ahmed Mansur es especialmente relevante: natural de Ghana, llegó a España después de cruzar África andando; realizó un grado medio y otro superior en la Escola del Treball y pudo ir de Erasmus. Hoy está trabajando y la empresa le paga la carrera de Ingeniería Informática en la UOC.

En el CIFP Las Indias, en Santa Cruz de Tenerife, las movilidades Erasmus también juegan un papel destacado, hasta el punto de que la mitad de los alumnos que terminan allí sus ciclos formativos se embarcan en uno: “Para un canario, viajar y conocer a la gente de un lugar es muy importante, porque muchos de los alumnos de un centro público como este ni siquiera han salido de la isla. Por eso, poder hacer tus prácticas en Europa durante tres meses no solo les abre la mente; sino que les cambia la vida”, esgrime Gregorio Hernández, director del centro. Disponen de un centenar de plazas de movilidad en 15 países europeos (80 para los alumnos y 20 para los profesores, a través de las estancias K2 de investigación).

Uno de los aspectos que más destacan de los proyectos de Las Indias tiene que ver con su ubicación periférica frente a la costa africana y la problemática de la migración. “Ahora mismo, hemos hecho más de 100 movilidades con Cabo Verde, Senegal, Guinea Ecuatorial y Angola, pero aquí es al revés: son sobre todo movilidades de alumnas que vienen aquí para formarse en una empresa durante tres meses, antes de volver a su país para poder replicarlo allí. Se trata de potenciar el empleo femenino en sociedades donde está muy masculinizado”, señala. Su centro, recuerda, tiene un alumnado eminentemente femenino, ya que tienen los ciclos de las familias profesionales de imagen y estética y de textil; pero también envían a docentes a países como Cabo Verde para que den formaciones allí.

Reinventarse en una antigua cuenca minera

La realidad del IES Valle de Aller, en Asturias, es peculiar: si en el año 2000 tenían un millar de alumnos matriculados, hoy son solo 280, debido al cierre de las cuencas mineras; y de ellos, solo 80 alumnos cursan distintos ciclos formativos de grado medio y superior en Hostelería. Allí, antes, se impartían ciclos de Administración, Electricidad y Automoción; pero la cercanía de Mieres, un pueblo donde también se ofertaba, les convenció de la necesidad de reinventarse para potenciar el lado turístico de su zona, donde también hay una estación de esquí. Es, en definitiva, un centro pequeño en una zona parcialmente despoblada y, sin embargo, cuando los docentes entran por la puerta, no se quieren ir.

¿A qué se debe su secreto? “Nosotros nos involucramos mucho en el trabajo por proyectos, que ahora se ve como algo normal, porque la propia ley te lo desarrolla, pero nosotros fuimos pioneros”, explica Margarita Gandullo, su directora. Su claustro tiene 50 profesores y todos ellos están involucrados en un proyecto interdisciplinar. Pero es que, además, “se llevan muy bien”, y el alumnado está especialmente a gusto, “con un sentimiento de pertenencia, de estar aprendiendo y disfrutando. Esa fue una de las promesas que nos hicimos: que, aunque fuera una zona en declive, nuestros estudiantes tuvieran las mismas oportunidades que los de una zona urbana”.

Ese mismo profesorado es el que, a lo largo de todos estos años, ha potenciado la creatividad, la innovación y los proyectos Erasmus; el trabajo con las marcas de calidad y las DOP, y han llegado a ganar varias veces Madrid Fusión e incluso una vez el Cordón Bleu. Pero es que también son centro de referencia UNICEF, han sido Escuela Embajadora del Parlamento Europeo, trabajan sobre el Pacto Verde Europeo y tienen prácticas laborales de entre 20 y 30 días con centros de Vichy (Francia), Faro (Portugal) y Cividale di Friuli, en Udine (Italia), además de proyectos K2 para sus profesores. “Es verdad que, con todos los conocimientos internacionales que damos a nuestros alumnos, están preparados para conseguir un trabajo afuera; pero la idea es revertir este proceso y que todo esto no quede despoblado”, termina Gandullo.

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