La economía canaria, líder en turismo pero también en pobreza
Canarias encadena récords de visitantes, pero soporta altas cifras de paro. Los expertos lo explican por las ‘filtraciones’, como se conoce al dinero que circula sin quedarse en la economía local
La llegada de turistas internacionales sigue imparable en Canarias: 11,6 millones hasta septiembre, un 4,6% más que hace un año y un 70% más que en 2010. Todavía más ha crecido el PIB que genera esta actividad, un 87% en los últimos 15 años. El motor trabaja a toda máquina, pero, ¿para quién? La tasa de paro sigue en el 13,3% (la tercera más alta de España), los salarios son los segundos más bajos (1.872 euros de coste salarial en el primer trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística) y el riesgo de pobreza o exclusión social afecta a más del 30% de la población, por encima de la media española. Según el último informe Sostenibilidad del Turismo en Canarias, publicado recientemente por el Gobierno autónomo del archipiélago, apenas el 46% de los habitantes creen que el turismo mejora su calidad de vida, una percepción que se ha dejado ver en las manifestaciones ciudadanas que reclaman un cambio del modelo turístico.
“¿Por qué teniendo tanto turismo, no acaba de arraigar ese dinero aquí?”, se preguntaba recientemente en la Cadena SER Pablo Hernández, presidente de la Zona Especial Canaria, un organismo público adscrito al Ministerio de Hacienda responsable de la diversificación de la economía. Él mismo apunta una posible respuesta: las llamadas filtraciones de la economía, la parte del valor añadido generado que se marcha al exterior. “Una piscina con filtraciones puede arreglarse inyectando más agua, es decir, atrayendo más turistas, pero también tapando las grietas”, explicaba gráficamente.
El director del Instituto Universitario de Turismo y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Sergio Moreno, está de acuerdo. “Las filtraciones son un hecho”, asevera en conversación telefónica, a la vez que reclama un estudio macroeconómico pormenorizado de la industria y una toma de decisiones para limitar sus efectos. Moreno divide las filtraciones entre las que se derivan de las importaciones y de las exportaciones. “Las primeras son inevitables”, sentencia: Canarias carece de una industria potente, por lo que necesita traer los bienes de fuera, desde comida a coches. “Con todo, hemos de pensar en qué productos podemos crecer, por ejemplo, en los desayunos que se sirven en los hoteles. Debería haber ayudas fiscales para poder aumentar la producción en esas áreas o, quizás, retocar el Régimen Económico y Fiscal (REF) canario”, explica.
El lado de las exportaciones es, quizás, más visible. Aquí se imputan los beneficios de la inversión extranjera. No solo habría que contabilizar el dinero en compra o apertura de hoteles, sino también hay que contemplar las de vivienda (sean destinadas para vacacional o no). También se incluyen aquí la baja cualificación del personal, que hace que haya que recurrir a mano de obra externa que luego repatría beneficios. A su vez, se inserta aquí el papel de la intermediación de actores como los turoperadores y, por supuesto, el de la economía de plataformas, que imponen comisiones de hasta el 20%. “Booking o Airbnb, por citar dos, resultan mucho más dañinas que los turoperadores, dado que se implican mucho menos en los territorios: para ellos un destino es igual de intercambiable que una camisa”, indica Moreno.
Un estudio de la Universidad de La Laguna, patrocinado por Ashotel, la patronal hotelera de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, lo explicita de forma clara: “Una parte muy significativa del gasto turístico de las visitas a las islas Canarias se destina a empresas en origen. Alrededor del 30% del gasto turístico se realiza en el archipiélago, mientras que el gasto en origen ronda el 70%”. “Esto está relacionado con la relevancia de los paquetes turísticos y, en particular, de las ofertas con todo incluido. Las ofertas todo incluido representaron el 30% de las llegadas de turistas a las Canarias en 2018, mientras que los paquetes fueron la forma elegida por el 59% de los turistas que visitaron las islas. Este tipo de modelo turístico, junto con la debilidad de los sistemas locales de emprendimiento e innovación, no fomenta los impactos económicos en el archipiélago”, añade el informe.
¿Cuál es el impacto?
Resulta complicado determinar el porcentaje exacto de que se va en forma de filtraciones. Según un estudio de la ONU elaborado en 2010, la fuga media para la mayoría de los países en desarrollo se sitúa entre el 40% y el 50% —sostiene que estas fugas llegan al 80% en el Caribe— y el 10% y el 20% para los países desarrollados. La consejera de Turismo, Jessica de León (Partido Popular), aseguró a principios de año que el 30% de lo que gastan los viajeros no se queda en las islas. El propio Pablo Hernández había estimado poco antes en un discurso en el Parlamento de Canarias que estas fugas están entre el 10% y el 50%. Tras el verano, De León rebajaba esta filtración en una respuesta parlamentaria a una horquilla “entre el 7% o el 10%”, citando para ello informes “de las confederaciones de empresarios y las cámaras de comercio”. Fuentes del Gobierno de Canarias han rehusado comentar este tema y se limitan a poner en valor el papel del turismo en la economía canaria. Portavoces de las organizaciones empresariales, por su parte, ponen en duda estos cálculos, aseverando que solo el coste del transporte ya supone al menos un 20% de filtración.
Moreno incide en la necesidad de aprovechar más la experiencia local en el sector: “Las islas no están en la periferia de esta industria, es un actor capital”. Cita, como ejemplo, Canarias Living Lab, un proyecto financiado por la UE en el que participan el Gobierno central y el canario, que pretende aplicar la inteligencia artificial en el turismo a través de viajes hiperpersonalizados, itinerarios experienciales o la creación de gemelos digitales integrales (un software para simular, predecir y optimizar su equivalente en el mundo real) para la gestión de infraestructuras, espacios o multitudes.
Existen, a su vez, empresas que tratan de reducir la intermediación y la dependencia del sector turístico canario. ThinkIN, por ejemplo, es una empresa creada en Tenerife que busca aumentar la venta directa de los hoteles. “Esta no deja de ser la más rentable en todos los sentidos: no solo en el económico, sino también en que da libertad de poder manejar las habitaciones o los precios a su antojo, y dejar de depender tanto de la turoperación o de OTA (online travel agencies) como Booking o Expedia, y librarse de su chantaje”, explica por videoconferencia Alejandro Martín, fundador y consejero delegado de la compañía. “Menos intermediación significa más ingresos, y eso termina redundando en la sociedad”, sentencia.