Portugal se presenta como “oasis de estabilidad” y apuesta por la energía para la reindustrialización
El ministro de la presidencia del país luso, Antonio Leitao Amaro, desglosa las fortalezas de su economía de cara al futuro en el evento de McKinsey & Company
El ministro de la Presidencia de Portugal, Antonio Leitao Amaro, delineó este miércoles la estrategia de su país para la reindustrialización basada en la energía, una “ambición y oportunidad común” que, aunque similar a la de España, se sustenta en otras fortalezas, según expresó en la clausura del evento Step Up Now organizado por Mckinsey & Company en colaboración con El PAÍS. Esta estrategia tiene como objetivo principal impulsar el crecimiento en inteligencia artificial y servicios digitales, incluyendo data centers, más allá de solo satisfacer el consumo actual.
El plan portugués se cimienta sobre cinco ventajas comparativas cruciales. En primer lugar, el dirigente luso habló de recursos energéticos y minerales. Portugal goza de un suministro “grande, abundante y estable” de energía renovable barata, apoyado por una buena capacidad hidroeléctrica que aporta estabilidad al sistema eléctrico, actuando como “baterías naturales”. Además, el país alberga el 30% de las reservas europeas de litio, vital para la transición.
Amaro destacó el flujo constante de personal altamente cualificado, como ingenieros y personal de TI, disponible a un coste relativamente bajo, lo que convierte a Portugal en un “imán de talento”. Geopolíticamente, su ubicación en el centro del Atlántico permite la llegada de cables submarinos que conectan a Europa con “todos los cinco continentes”.
Un activo fundamental es la estabilidad, según detalló. Esta fue presentada como un “oasis de estabilidad en las economías avanzadas”. El país ha reducido su deuda pública en un 40% del PIB en menos de 5 años y mantiene la estabilidad legal, respetando el estado de derecho y los contratos, incluso en momentos de crisis financiera.
El Gobierno portugués ha sido claro sobre las rutas que evitará. Amaro indicó que no adoptarán una estrategia de descarbonización “a cualquier costo”, ni utilizarán la regulación para forzar la transición si ello “aplastaría” a consumidores y empresas.
Su Ejecutivo no suscribe la estrategia de convertir a Portugal en la “central eléctrica de Europa”. El ministro portugués explicó que, aunque la idea es interesante, “no es la prioridad” porque Portugal carece de las conexiones necesarias para exportar electricidad masivamente. Esta limitación también genera cautela respecto al envío de “enormes cantidades de hidrógeno” al resto de Europa.
“El rol del gobierno es facilitar el ecosistema de negocios”, aseguró. Las principales acciones son: Preservar la estabilidad (incluyendo el esfuerzo por mantener la estabilidad en la red eléctrica); reducir los costos inducidos por el estado, bajando impuestos corporativos y sobre la renta, y reduciendo la burocracia; y liberar el acceso a recursos naturales y capacidades digitales (como el desarrollo de data centers). El objetivo es construir un ecosistema empresarial “resiliente y sostenible”, concluyó.