El envejecimiento eleva la generosidad de las pensiones: quien se jubile ahora recibirá un 62% más de lo aportado

Un estudio de los actuarios advierte de que las menores proyecciones económicas a largo plazo y el aumento de la esperanza de vida restan eficacia a las reformas para equilibrar el sistema. En 2020 los jubilados cobraban un 55% más que lo que habían aportado. El informe reconoce un aumento de la equidad del sistema

Un grupo de pensionistas en una plaza en Barakaldo, el pasado 3 de febrero.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

La mayoría de los trabajadores tiene la percepción de que, una vez jubilado, recibe un dinero parecido al que ha aportado con sus cotizaciones a lo largo de su vida laboral. Sin embargo, por lo general eso no es así. Un trabajador tipo que haya tenido una carrera laboral ininterrumpida de entre 33 y 43 años cotizados, con bases medias de cotización y que se jubile hoy en día con entre 63 y 70 años, recibirá con el cobro de su pensión en lo que le...

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La mayoría de los trabajadores tiene la percepción de que, una vez jubilado, recibe un dinero parecido al que ha aportado con sus cotizaciones a lo largo de su vida laboral. Sin embargo, por lo general eso no es así. Un trabajador tipo que haya tenido una carrera laboral ininterrumpida de entre 33 y 43 años cotizados, con bases medias de cotización y que se jubile hoy en día con entre 63 y 70 años, recibirá con el cobro de su pensión en lo que le resta de vida una media de un 62% más de lo que ha aportado al sistema en cotizaciones sociales cuando estaba en activo.

Así lo determina el último informe del Centro de Investigación Actuarial de España, al que ha tenido acceso este periódico, y que analiza la relación entre lo aportado en cotizaciones y lo que recibirá un trabajador tipo que se jubile en 2025 y lo compara con cómo era esa relación hace cinco años. En concreto, los actuarios —que son los profesionales que analizan los riesgos e incertidumbre de situaciones futuras, utilizando matemáticas, estadísticas y teoría financiera— han medido, como han hecho en otros años, este grado de generosidad a través de lo que denominan Factor de Equidad Actuarial, que determina cuantos euros se lleva un pensionista tipo por cada euro aportado a la Seguridad Social. Dicho esto, advierten que este indicador no mide la generosidad total del sistema, sino la de los individuos tipo que se jubilan en un año determinado y teniendo en cuenta solo la pensión de jubilación.

El resultado de la comparativa con respecto a 2020 es que la generosidad de las pensiones ha crecido, ya que hace cinco años, por cada euro aportado, este trabajador tipo que se jubilara entonces recibiría 1,55 euros (o lo que es lo mismo un 55% más que lo ingresado en la caja de la Seguridad Social). De esta forma, el informe llama la atención sobre el hecho de que las pensiones sean más generosas con los individuos tipo ahora a pesar de la última reforma de pensiones (de 2021 y 2023) destinada a garantizar la sostenibilidad de las pensiones con medidas para aumentar los ingresos, endurecer el acceso al retiro anticipado e incentivar la prolongación de la vida activa más allá de la edad ordinaria de jubilación, pero con un ancla para consolidar las pensiones y su poder adquisitivo. Algunas de estas medidas de ajuste, en términos actuariales, hacen más exigente la relación entre los euros aportados y los que se recibirán.

De hecho, el director del Observatorio Actuarial de Previsión Social de este centro de investigación, Gregorio Gil de Rozas, precisa que las últimas reformas “estaban bien orientadas en términos actuariales”. Dichos términos persiguen que “el sistema devuelva en forma de pensión exactamente lo cotizado, sin generar déficit ni superávit, con lo que se estaría ante un sistema actuarialmente justo”, señala este trabajo académico. Y es que si en el análisis de la relación entre lo pagado y lo recibido se incluyera solo la actualización de las pensiones con el IPC y el resto de las medidas de las reformas más recientes antes citadas, el resultado sería que por cada euro aportado el pensionista recibiría 1,52 euros, algo menos que los 1,55 euros de 2020. De esta forma, se acercaría más al equilibrio actuarial. Si además de la revalorización con la inflación y los efectos de las últimas reformas se incorpora el efecto del envejecimiento, este indicador pasa al 1,55. Pero es aplicando, además, las menores previsiones de crecimiento del PIB, cuando la relación entre lo aportado y lo que se recibirá da el salto al 1,62.

Entonces ¿qué ha pasado para que las pensiones de un trabajador tipo sean más generosas que hace cinco años, a pesar de los ajustes realizados por las reformas? El análisis apunta al impacto de dos factores exógenos al sistema de pensiones: por un lado, el envejecimiento de la población (la esperanza de vida a partir de los 65 años según las tablas utilizadas en 2020 era de 21,14 años frente a 21,52 años según las utilizadas en 2025); y, por otro lado, la menor proyección del PIB previsto (la nueva previsión del crecimiento real del PIB a futuro según el Ageing Report de 2024 que elabora la Comisión Europea, es sensiblemente inferior a la previsión que se utilizó en 2020 basada en el Ageing Report de 2018).

Según todo ello, los autores del documento concluyen que “las reformas de pensiones de 2021 y 2023 han sido insuficientes y no han logrado frenar la tendencia hacia un mayor desequilibrio” del sistema. Aunque admiten que “respecto a 2020, las reformas sí han reducido la generosidad en algunos casos, especialmente en trabajadores con carreras laborales cortas o jubilaciones anticipadas (y han acercado más las pensiones al equilibrio). Sin embargo, no han sido suficientes para contrarrestar el impacto del envejecimiento y el menor crecimiento económico esperado”.

Gil de Rozas resalta, además, que este informe también pone de manifiesto que algunos aspectos de las últimas reformas de pensiones sí han mejorado ligeramente la equidad en los jubilados tipo que se retiraron 2020 y en aquellos que lo vayan a hacer en 2025. Esto quiere decir que el tratamiento de las distintas carreras de cotización que se jubilan en un mismo año es ahora más homogéneo que hace cinco años. Y esto se debe “al aumento de la edad ordinaria de jubilación y a que las carreras laborales cortas han empeorado su tratamiento al asignarles el porcentaje de años cotizados”, indica el estudio.

Asimismo, los actuarios han hecho una proyección de cuál será la relación entre lo aportado y lo recibido para 2045 y 2065, dando como resultado un indicador aún más generoso y, por tanto, con mayor desequilibrio actuarial. En concreto, el Factor de Equidad Actuarial pasará del 1,62 de 2025 al 2,14 en 2045 y a 2,20 en el año 2065 (sin tener en cuenta la cláusula de cierre que podría obligar, a partir de este año, a tomar medidas de ingresos, de recorte de gastos o de ambas cosas). En este sentido, estos profesionales señalan que “las reformas del sistema previstas para el futuro apenas pueden hacer nada contra esta tendencia, a la que se suma el progresivo aumento de la esperanza de vida”.

Finalmente, la conclusión que saca este grupo de investigadores es que “para que una nueva reforma del sistema de pensiones fuera efectiva en términos de sostenibilidad financiera y equidad en la distribución de esfuerzos, debería contener mecanismos de ajuste automáticos ante cambios del crecimiento económico a largo plazo y en la esperanza de vida”, como han hecho en otros países del entorno europeo, añaden. En ausencia de estos ajustes automáticos —la actual cláusula de cierre del Mecanismo de Equidad Intergeneracional es solo semiautomática— “el sistema de pensiones seguirá necesitando cada vez mayores transferencias del Estado para mantener un nivel de generosidad creciente con los años”.

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