La inflación en la zona euro repunta hasta el 2,3% en noviembre por el encarecimiento de los servicios
El IPC encadena dos meses al alza y añade incertidumbre sobre la próxima reunión del BCE
Los vaticinios se están cumpliendo: la inflación repunta en la zona euro en los últimos meses del año. En noviembre ha subido tres décimas y ha llegado al 2,3%. Encadena ya dos meses al alza, según la oficina europea de estadísticas. Se demuestra así que controlar los precios y devolver el índice de precios al consumo al objetivo del 2% que se propone el Banco Central Europeo está siendo un proceso largo, con altibajos y riesgos que se agazapan detrás de una serie estadística que en septiembre pasado (se bajó al 1,7%) daba la impresión haber llegado a su fin.
El dato de hace dos meses tenía un punto de apariencia. Se sabía que conforme se acercara el 31 de diciembre los precios volverían a repuntar. Los economistas del BCE contaban con ello. Se trata de una mezcla fin de algunas de las medidas de alivio que se fueron adoptando durante los momentos más duros de la crisis inflacionaria y, sobre todo, de efectos estadísticos (los precios se frenaron con fuerza hace más o menos un año y la comparación con lo que pasaba hace 12 meses ya no puede, en consecuencia, reflejar ese fenómeno del pasado).
Junto a las previsiones de los analistas, también los datos que se han ido conociendo en los últimos días ya apuntaban al alza. En España, el IPC armonizado, el comparable con el resto de la zona euro, subió seis décimas (al 2,4%). En Francia y en Italia, como en la mayoría de los Estados que integran el área monetaria, la inflación ha subido una o varias décimas. No así en Alemania, donde se ha mantenido estable (2,4%).
El repunte del índice general no se ha trasladado al subyacente, que ha repetido el dato del mes anterior. Cuando se eliminan de la estadística el comportamiento de elementos más volátiles (energía, alcohol, tabaco o alimentos sin procesar) el incremento de los precios sobre noviembre del año anterior es del 2,7%.
Este análisis desglosado del IPC muestra que son los servicios los que están mostrando una mayor resistencia para volver a tasas más bajas. Fueron los últimos en subirse al carro de los precios desbocados. Todo empezó por la energía a finales de 2021 y poco a poco fue contagiándose al resto de rubricas con las que se construye este índice. Las últimas a las que llegó fueron los servicios y ahí sigue enquistada, el 3,9% en noviembre.
Según el análisis de los economistas del servicio de estudios del banco holandés ING, el aumento de precios este mes ha sido un poco más de lo que esperaban, porque se han encarecido algo productos básicos como los alimentos y el Gas Natural. “El considerable debilitamiento del euro frente al dólar se suma por el momento a esta modesta presión al alza sobre la inflación”, añaden.
A casi dos semanas de la próxima reunión del BCE, no se aventuran a indicar en detalla cómo podría afectar esto a las decisiones de la máxima autoridad monetaria. El organismo que dirige Christine Lagarde ya ha dejado claro en varias ocasiones que su acción en estos meses no está atada una hoja de ruta diseñada de antemano, que observan con atención los datos que se van conociendo para decidir si bajan tipos de interés y cuánto.
Sí está muy clara la dirección general, relajamiento de la política monetaria, y no hay elementos que lleven a pensar que esto cambiará. Aunque la inflación haya repuntado en los dos últimos meses, esto parece algo temporal que cambiará con el nuevo año, según señalan desde ING. Y, además, el resto de indicadores no apuntan hacia aumento de la demanda y, por tanto, más presión sobre los precios.
De hecho, en Alemania, el país que representa cerca del 30% de lo que sucede en la zona euro, el consumo privado sigue sin repuntar. Las últimas previsiones de la Comisión Europea apuntan a una economía anémica en un futuro próximo. También los demás países mostrarán un comportamiento apático. Solo España, entre los más grandes, demuestra una actividad vigorosa, aunque frenará algo en 2025.