Las ayudas fiscales a los coches de combustión de empresa ascienden a 42.000 millones en los grandes países europeos

Un estudio de la organización Transport & Enviroment estima los subsidios que reciben estos vehículos, los cuales muchas veces son utilizados por los empleados de las compañías para uso privado

Usuarios repostando sus vehículos de combustión en una gasolinera de Sevilla.PACO PUENTES

Los ojos de la industria del automóvil está en cómo -las empresas y la sociedad- deben hacer la transición hacia el vehículo el eléctrico. Pero los coches de combustión todavía consumen muchos recursos, también en el sector público. En los seis grandes países europeos (Italia, Alemania, Francia, Polonia, España y Reino Unido), por ejemplo, los conocidos como coches de empresa, aquellos que las compañías dan a sus empleados como parte de su salario para que los usen tanto dentro como fuera de su tiempo de trabajo, reciben cuantiosas ayudas públicas, incluso siendo de combustión. Según un informe de la ONG Transport & Environment (T&E), los vehículos de este tipo propulsados por combustibles fósiles recibieron en 2023 unos 42.000 millones de euros en ayudas públicas en los citados países, sobre todo en forma de descuentos fiscales.

Esta cifra previsiblemente se reducirá con el paso de los años según avance la electrificación y se reduzcan las ventas de coches de combustión, algo que, en teoría, tendría que pasar en 2035. No obstante, la presión de muchos fabricante y el nuevo mapa político en Bruselas, más escorado a la derecha, pueden cambiar esa fecha.

El estudio se basa en el análisis de los subsidios a coches de combustión de empresas o los de este tipo adquiridos a través de ellas. En él se analizan diferentes tipos de ayudas como los descuentos fiscales que reciben las compañías y los empleados que compran estos coches cuando lo hacen a través de los pagos en especie; las exenciones en el IVA cuando se adquieren los vehículos a través de leasings; o también a través de las amortizaciones en el impuesto de sociedades.

La primera conclusión que se desprende de este estudio, una vez vista la gran cifra agregada, es que la intensidad del apoyo varía considerablemente según el país. Italia es el que más ayudas destina por estas vías, unos 16.000 millones, seguida de Alemania (13.700 millones), Francia (6.400 millones) y Polonia (6.100 millones). En todos ellos, el tipo de subvención que más peso tiene es la exención fiscal a los beneficios en especie lo que, como señala T&E, beneficia a los contribuyentes más pudientes, que son los que normalmente tienen la posibilidad de acceder a este tipo de coches. Estas exenciones fiscales a los beneficios en especie por los vehículos de combustión de empresa, solo en Italia, supone un coste para el Estado de 10.600 millones.

El informe, por su parte, no deja tan mal parada a España, que apenas cuenta con ayudas fiscales a este tipo de automóviles con unos 100 millones de euros. Sin embargo, T&E, una ONG que elabora muchos estudios sobre el sector del transporte, remarca que en España a un trabajador le sale mejor recibir en pago en especie un coche de combustión que un eléctrico. “Si se toma un modelo típico concedido mediante este esquema, el BMW X3, se observa que al empleado le resulta 70 euros al año más rentable adquirirlo de este modo que en un escenario contrafactual en el que se le otorgara su valor como extra salarial y tuviera que registrarlo de forma privada. En el caso de su equivalente eléctrico, el BMW IX3, la situación es adversa: el empleado dejaría de percibir 500 euros. Este escenario se repite con los SUV y coches de gran tamaño más populares”, explica T&E.

En Reino Unido, por su parte, no hay ayudas fiscales a estos coches de combustión de empresa y T&E destaca que es el único que realmente promueve la adopción de vehículos eléctricos por parte de las compañías. Esto se debe a que las exenciones a los beneficios en especie en este país están enfocadas a potenciar a los vehículos de cero emisiones. Uno de los países europeos en los que este tipo de incentivos públicos tiene importancia, pero no está incluido en el estudio, es Bélgica. Sin embargo, un cambio fiscal hace unos años, explica Arnau Oliver, coordinador del estudio, ha impulsado la adquisición de automóviles eléctricos.

La Comisión Europea ya hace tiempo que tiene en el punto de mira este tipo de subsidios dañinos con el medio ambiente y entre las que apuntan están las exenciones por compras de vehículos a través de los pagos salariales en especie. Es previsible que el nuevo Ejecutivo europeo confronte esta situación. Esto puede verse, de alguna forma, en la carta enviada por Ursula Von der Leyen a la española Teresa Ribera, probable vicepresidenta de la próxima Comisión y responsable de Competencia, en la que le detalla las tareas que debe asumir en los próximos cinco años. En ella se habla de “un nuevo marco de ayudas de estatales para acelerar el despliegue de las energías renovables”. No obstante, esta frase la incluye en un contexto industrial. Además, puede haber un problema con la oferta, ya que en este momento son las empresas chinas las que tienen vehículos más competitivos, por lo que estimular la demanda de coches eléctricos puede empujar todavía más al consumidor europeo hacia los productos fabricados en el gigante asiático, golpeando a un sector vital para la economía y el empleo en Europa.

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