La ambición de la UE para no quedarse rezagada de EE UU se ve frenada por las reticencias de los países pequeños
La centralización del supervisor bursátil y la armonización de los impuestos corporativos despiertan recelos entre algunos socios
La gran ambición del informe Letta y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para impulsar la integración financiera de la UE se ha encontrado con la resistencias de un buen grupo de países que temen verse engullidos por los más grandes. Todos coinciden en el diagnóstico e, incluso, en el objetivo: ...
La gran ambición del informe Letta y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para impulsar la integración financiera de la UE se ha encontrado con la resistencias de un buen grupo de países que temen verse engullidos por los más grandes. Todos coinciden en el diagnóstico e, incluso, en el objetivo: impulsar la Unión del Mercado de Capitales para lograr más fácilmente la ingente cantidad de dinero que la economía europea deberá invertir si no quiere quedarse atrás respecto de Estados Unidos y China. Pero hay divergencias sobre el camino a seguir. Los países más pequeños de la Unión se muestran reticentes. Las tres repúblicas bálticas, Luxemburgo, Irlanda, República Checa y un puñado más de países, sobre todo los más pequeños del club, han presionado para rebajar la ambición en las conclusiones del Consejo Europeo en dos puntos: la llamada a reforzar el papel del regulador bursátil europeo y a armonización del impuesto de sociedades.
El texto final, aprobado por la unanimidad requerida para estas conclusiones, llama finalmente a “la Comisión Europea a evaluar y trabajar en las condiciones para permitir que las autoridades europeas de supervisión pueden vigilar efectivamente las actores financieros transfronterizos más relevantes [...] teniendo en cuenta los intereses de todos los Estados miembros”. Esta redacción es mucho más matizada que la prevista en los borradores previos a la reunión de este jueves, en la que se hablaba de “permitir a las autoridades de supervisión europeas vigilar los actores financieros transfronterizos más relevantes”. En estas palabras finales, también han desaparecido las referencias a la armonización “de aspectos relevantes de las normas impositivas sobre corporaciones” para dejarlo en “una convergencia de sistemas corporativos bien diseñados para los agentes de los mercados de capitales”.
Sí que se mantienen, en cambio, otros elementos importantes para avanzar hacia la integración financiera, como la armonización de las normas para quiebras, “diseñar y aplicar un producto de inversión/ahorro transfronterizo para inversores minoristas” o “relanzar el mercado europeo de bono, incluso mediante cambios normativos”.
“Hemos tenido un debate profundo con decisiones sustanciales”, ha explicado Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, al acabar la reunión. “Hemos emitido señales y dado pasos adelante extremadamente importantes”, ha añadido. También ha sido optimista con el resultado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha hablado de “un fuerte impulso de los líderes para avanzar”.
Memos satisfecho se ha mostrado el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez: “Hubiéramos sido más ambiciosos en las conclusiones que hemos acordado”. Él hubiera querido que se mantuvieran las referencias a la armonización fiscal, “como siempre hemos pretendido”.
Sánchez, como Michel y Von der Leyen, sí que han coincidido, por el contrario, en alabar el informe Letta, que el ex primer ministro italiano ha presentado y debatido en el Consejo Europeo, antes de que se abordara la discusión sobre las conclusiones del mercado de capitales. Él ha marcado estos días en su informe un nivel de ambición alto. para que Europa no siga perdiendo terreno frente a las grandes áreas económicas del mundo. Apunta Letta en su informe sobre el futuro del mercado único que de 1993 a 2022 el PIB per cápita al otro lado del Atlántico ha crecido un 60% frente a un 30% en esta orilla. El ex primer ministro italiano ha presentado su estudio, encargado por el propio Consejo, a los líderes de la UE este jueves. En él, plantea propuestas para integrar más el mercado único . ”No hay tiempo que perder, la brecha entre la UE y EE UU es cada vez más grande”, ha declarado Letta a su llegada.
En las 147 páginas del documento, el italiano pone el foco sobre los mercados de telecomunicaciones, de defensa o de sanidad. Pero donde fija más su atención es en la Unión del Mercado de Capitales, un proyecto que lleva varado 10 años en los pasillos de Bruselas. Para impulsarlo, lanza algunos datos demoledores: las familias europeas tienen ahorrados unos 33 billones de euros, pero la UE, en cambio, no saca todo el potencial inversor de ese activo y ve como cada año salen 300.000 millones hacia Estados Unidos en busca de rentabilidad.
Con ese proyecto, para el que Letta plantea cambiar su nombre a Unión de Ahorros e Inversiones, lo que debería lograr Europa es canalizar inversión hacia el sector privado. Eso pasa, según sus propuestas, por una regulación que ayude a poner en el mercado productos de ahorro comunitarios (fondos de pensiones), armonizar normas y regulaciones (quiebras, impuestos, propiedad intelectual), estimular la creación de una Bolsa de grandes valores tecnológicos europeos (similar al Nasdaq estadounidense) o darle más poder al supervisor bursátil.
De forma general, sin bajar al detalle, varias de estas propuestas estaban planteadas en las conclusiones del Consejo Europeo para este jueves para su desarrollo posterior. Pero aquí han aparecido los problemas que llevan años, al menos una década, frenando el proyecto de la unión de capitales. “La queremos, pero también que respete las preocupaciones de los Estados miembros. No queremos que se armonicen nuestras leyes sobre el impuesto de sociedades, y creo que hay cuestiones muy importantes sobre los mecanismos de supervisión y la forma de conseguir un equilibrio adecuado”, ha declarado el nuevo primer ministro irlandés, Simon Harris. “Somos un país pequeño y no tenemos muchas ventajas competitivas, por favor, no nos quiten las pequeñas ventajas que tenemos”, ha pedido la mandataria estonia Kaja Kallas, en referencia a su sistema fiscal. Igual que ellos, el primer ministro de Luxemburgo, Luc Friede, ha mostrado sus reticencias hacia la centralización de la supervisión bursátil. Teme el pequeño país centroeuropeo que si las competencias se concentran en París, donde está ahora ese supervisor (ESMA), el grueso del sector se traslade allí.
No están solos estos tres países. Hay más. Varias fuentes han apuntado una decena larga de países veían con recelo la centralización de la supervisión bursátil, que tiene como valedor principal a Francia. De hecho, apunta el Financial Times este jueves que el miércoles hubo una reunión de los países a los que menos gusta este proyecto: Austria, Eslovenia, República Checa, Bulgaria, Chipre, Malta, Irlanda y las tres repúblicas bálticas (Lituania, Estonia y Letonia).
Italia, Países Bajos, Polonia o España se encuadrarían en el grupo de países más partidarios de avanzar con decisión. A Madrid, en este punto, le gusta la propuesta que recoge Letta en su informe de una supervisión con dos niveles, como sucede ahora en el sector bancario: una de ámbito comunitario que se encarga de las entidades más grandes y significativas; y otra que queda en el ámbito nacional.
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