Los grandes países de la UE respaldan un segundo mandato de Georgieva al frente del FMI

La actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, empieza a ver despejado el camino para repetir en su cargo otros cinco años. Francia, Alemania y España ya han anunciado públicamente que respaldan la reelección de la búlgara otros cinco años al frente del organismo multilateral. El apoyo de esos países para una eventual candidatura de la actual jefa del FMI es clave, puesto que ese sillón se ha reservado siempre de forma tácita a un europeo. “Es exactamente la ...

La actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, empieza a ver despejado el camino para repetir en su cargo otros cinco años. Francia, Alemania y España ya han anunciado públicamente que respaldan la reelección de la búlgara otros cinco años al frente del organismo multilateral. El apoyo de esos países para una eventual candidatura de la actual jefa del FMI es clave, puesto que ese sillón se ha reservado siempre de forma tácita a un europeo. “Es exactamente la persona adecuada para dirigir la institución a través de los desafíos futuros y fortalecer al FMI como defensor de reformas estructurales en nuestras economías”, ha sostenido el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, a través de la red social X (la antigua Twitter).

A seis meses de vencer su mandato en Washington, Georgieva ha dado a conocer su intención de repetir en el cargo. El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, ya había expresado su respaldo a la búlgara incluso antes de que esta se pronunciase. Lo hizo durante la reunión del G-20, cuando destacó su “gran trabajo” al frente de la institución. Según un pacto no escrito, la presidencia del FMI recae desde su fundación en un europeo, mientras que la del Banco Mundial se queda en manos de un estadounidense. Por ello, los anuncios de París y Berlín allanan su reelección en vistas al próximo 30 septiembre, cuando esa cuestión ya debería haberse zanjado.

También España ha apoyado a Georgieva para un segundo mandato. A través de X, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha afirmado que la intención de la búlgara de postularse constituye una “excelente noticia para el fondo”. “Ella es la más adecuada para el puesto”, ha afirmado el titular de Economía. Cuerpo, además, ha recordado que España tuvo la presidencia del Comité Monetario y Financiero Internacional de la institución —que ocupó Nadia Calviño—, lo cual permitió una intensa relación en mundo agitado. Pero más países del Viejo Continente podrían haber decidido ya apoyar a Georgieva. El gobernador del Banco Central de Bulgaria, Dimitar Radev, afirmó la semana pasada que hay un amplio apoyo a la candidata que va “más allá” de los miembros de Unión Europea.

Georgieva fue elegida directora gerente del FMI después de un proceso de selección en el que participaron otros cuatro precandidatos: la española Nadia Calviño, el portugués Mário Centeno, el holandés Jeroen Dijesselbloem y el finés Olli Rehn. La búlgara, considerada la candidata francesa para sustituir a Christine Lagarde, fue vista casi desde el comienzo como la favorita. No en vano, los Veintisiete ya habían puesto su nombre sobre la mesa cuando se repartieron los altos cargos de la UE, en concreto, para la presidencia del Consejo Europeo. Finalmente, Georgieva se impuso en la votación final a Dijesselbloem, aunque sin conseguir una mayoría aplastante. Posteriormente, el FMI tuvo que cambiar sus estatutos, que impedían la elección de candidatos mayores de 65 años.

Además de lidiar con la crisis de Argentina, la actual directora gerente del FMI ha tenido que bregar con una pandemia, un entorno de elevada inflación y con las tensiones geopolíticas derivadas de las guerras en Ucrania y Gaza. Por ello, la búlgara se ha puesto como uno de sus principales objetivos equipar mejor a la institución para un mundo en el que esas crisis van a ser más frecuentes. Además, Georgieva ha logrado atar un acuerdo para incrementar las cuotas de los países, que consideraba imprescindible para poder hacer frente a los nuevos retos que afronta el mundo, en especial la transición energética.

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