El sector turístico aboga por dejar de medir su éxito con el volumen de visitantes
Los participantes en el foro Exceltur piden una industria responsable con los destinos para evitar una ruptura con el “contrato social”
La industria turística arranca motores este miércoles para acoger la mayor feria sectorial del mundo, Fitur, que aterriza en una temporada de grandes titulares para el sector. Entre otros, España recibió más de 84 millones de visitantes el año pasado, ligeramente por encima del 2019, según las proyecciones del Gobierno. También a e...
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La industria turística arranca motores este miércoles para acoger la mayor feria sectorial del mundo, Fitur, que aterriza en una temporada de grandes titulares para el sector. Entre otros, España recibió más de 84 millones de visitantes el año pasado, ligeramente por encima del 2019, según las proyecciones del Gobierno. También a escala mundial: en 2023, el sector recortó distancias con la actividad que venía experimentando antes de la pandemia al cerrar el año con un volumen de viajes que representa el 88% de esos registros.
Exceltur, la asociación que reúne a una treintena de grandes empresas turísticas en España, ha puesto la lupa este martes sobre estos datos. “Hay que dejar de medir el éxito del turismo con el número de visitantes que llegan a España”, ha resaltado Miguel Sanz, presidente de la Comisión Europea de Viajes (ETC, por sus siglas en inglés). El modelo, según los panelistas del foro Nuevas realidades turísticas globales, está desfasado. Los invitados han coincidido en que el turismo de mañana debe ser responsable con las comunidades, la economía local y tiene que medirse de otra manera.
Sanz considera que hay que dejar atrás la medición cuantitativa y analizar más bien lo cualitativo. Considera que hay que plantearse cuál es el impacto que están generando la gentrificación a escala económica y social. Argumenta que el turismo masivo solo es beneficioso cuando respeta el ecosistema de las comunidades locales, es decir, que no distorsiona su economía ni modifica la calidad de vida de los residentes habituales. “Queremos una mejor clase de turismo”, ha esclarecido Sanz.
Los panelistas, reunidos en el centro de convenciones Ifema, también han discutido cómo lidiar con el crecimiento de plataformas como Airbnb, que amplifican el impacto del turismo masivo. Sobre el rápido despliegue de estas compañías digitales, Steve Heapy, director ejecutivo de Jet2 Holidays, un operador turístico británico, ha afirmado que es necesario exigir a quienes se dedican a alquilar inmuebles para estancias cortas que porten licencias especiales y que paguen más impuestos. Solo de esta forma, explica Heapy, se puede controlar la rápida diseminación de un fenómeno que convierte centros urbanos o poblaciones costeras en zonas con alquileres imposibles de pagar para los locales. En estas urbes, los alquileres se han revalorizado un 20% o más, lo que también ha encarecido el costo de vida. Ciudades españolas como Valencia, Palma, Alicante y Málaga padecen de la afluencia masiva de viajeros. Detrás del fenómeno se esconde una rentabilidad en creces. Un piso turístico puede generar hasta un 150% más de ingresos que uno tradicional.
Gabriele Burgio, presidente de Alpitour World, una de las empresas líderes en Italia en la gestión de viajes, reincide en que es fundamental respetar el desarrollo de la vida en comunidad, por lo que hay que tener un porcentaje claro de cuál puede ser el avance de este tipo de inmuebles en los barrios, así como limitar la expansión de las franquicias como un paso importante para preservar el patrimonio de las ciudades. “Si todas las trattorias están siendo reemplazadas por McDonalds, ¿dónde está Italia, entonces?”, ha recalcado en su intervención en referencia a su país natal.
“Estamos rompiendo el contrato social con la gente”, ha declarado, por su parte, Sanz, quien se opone a seguir alimentando la llama de un turismo sin pautas, sin planificación. Invita a que los planes de negocio de a futuro en el sector tengan en cuenta el componente humano. “Los servicios turísticos deben cumplir con los requisitos sociales del lugar”, ha defendido. A quien, Luis Araujo, expresidente de Turismo de Portugal, le ha respondido de manera crítica. “Pero siempre hay que vigilar que cualquier modificación no ponga en riesgo un tipo de turismo que, al menos en Portugal, representa el 40% de los ingresos del sector”, ha señalado en referencia a los alquileres de estancia corta. Heapy cree, a su vez, que el gremio también debe concentrarse en resolver otros problemas que han erosionado en los últimos años, como la falta de personal cualificado o el déficit de trabajadores.
José Luis Zoreda, quien ha sido el moderador de esta sesión, afirma que hay remar en dirección de atraer a un tipo de turista que invierta en el país y cuyos intereses no confluyan en contra de los comunitarios. “Hay que acercar las miradas entre el turismo y los residentes, haciéndoles copartícipes del posicionamiento que mejor respete sus valores y más beneficios deje para el conjunto de la sociedad”, comparte. Sobre las aplicaciones de alquiler opina que son las causantes de que se esté deteriorando la imagen del turismo en muchos destinos.
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