El aumento de oferta y la débil demanda inundan el mercado petrolero
La AIE apunta al frágil crecimiento, la eficiencia y la electrificación como factores clave. La OPEP+ pierde cuota de mercado ante el empuje de EE UU, Brasil, Guyana y Canadá
Las señales de inundación se amontonan. Aunque todavía al alza, la demanda global de petróleo está echando el freno: frente al crecimiento de 2,3 millones barriles diarios en 2023, este año la subida se quedará prácticamente en la mitad (1,2 millones), según las últimas proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Detrás de este frenazo emerge una combinación de factores: un crecimiento económico moderado, una mayor eficiencia en el consumo y un auge cada vez más notable del vehículo e...
Las señales de inundación se amontonan. Aunque todavía al alza, la demanda global de petróleo está echando el freno: frente al crecimiento de 2,3 millones barriles diarios en 2023, este año la subida se quedará prácticamente en la mitad (1,2 millones), según las últimas proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Detrás de este frenazo emerge una combinación de factores: un crecimiento económico moderado, una mayor eficiencia en el consumo y un auge cada vez más notable del vehículo eléctrico —y, en general, de la movilidad a pilas—, que empieza a sacar de la carretera los coches y motos más contaminantes.
La otra fuerza del mercado también contribuirá a ensanchar aún más una brecha que se ha convertido en el principal motivo de preocupación de los productores de crudo y que presiona claramente a la baja los precios. La oferta crecerá en 1,5 millones de barriles diarios en 2024, con cuatro países americanos como principales protagonistas del estirón: Estados Unidos, Brasil, Guyana y Canadá. Ninguno de ellos, salvo Brasil —que acaba de anunciar su adhesión— forma parte del cartel de la OPEP+, una organización que —bajo la batuta de Arabia Saudí y Rusia— lleva meses tratando de corregir el desequilibrio en el mercado con recortes de oferta. Esta política, sin embargo, no está dando los frutos esperados: frente a los casi 100 dólares de finales de verano, el precio del brent (la referencia del mercado europeo) no llega ahora a los 80.
Riesgo en Oriente Próximo
Pese a esta dinámica de fondo, que se exacerbará en los próximos años, a medida que la electrificación y los combustibles sostenibles ganen peso en el transporte, la AIE avisa del riesgo de que las crecientes tensiones geopolíticas en Oriente Próximo, que tienen los mercados “en tensión” en estos primeros compases de 2024.
“La ofensiva aérea de EE UU y el Reino Unido contra objetivos hutíes en Yemen, en respuesta a los ataques del grupo respaldado por Irán a petroleros en el Mar Rojo, suscita preocupaciones por una escalada del conflicto que podría interrumpir aún más el flujo de petróleo”, escriben los técnicos del organismo con sede en París. “Aunque la producción de petróleo y gas natural licuado (GNL) no se ha visto afectada, un número creciente de propietarios de buques están desviando sus cargamentos que antes pasaban por el mar Rojo”.
Un dato lo dice todo: casi el 10% del petróleo y el 8% del gas que se mueven por barco en todo el mundo atraviesa —o atravesaba— la zona. El segundo mayor exportador de gas natural licuado (GNL) del mundo, Qatar, anunció el lunes que sus metaneros abandonarán la ruta y optarán por la vía más larga: la del cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica), que añade casi dos semanas de navegación y que encarece sustancialmente el transporte.
Con todo, la AIE cree que el mercado estará “razonablemente bien abastecido” en 2024. En gran medida, gracias a una producción “mayor de lo previsto” en los países que no pertenecen a la OPEP+, que impondrá su ley frente a los recortes del cartel y que hará que la nueva oferta “supere el crecimiento de la demanda por amplio margen”.
Más exportaciones rusas
Tras unos primeros meses de relativa efectividad, las sanciones occidentales sobre el petróleo ruso han dejado de dar fruto. Lejos de aflojar, las exportaciones de crudo del gigante euroasiático crecieron en 500.000 barriles diarios en diciembre, hasta tocar un nuevo máximo mundial de 7,8 millones de barriles diarios sobre unos bombeos mensuales de casi 9,5, según el brazo energético de la OCDE. Esas cifras convierten a Rusia en el segundo productor mundial, solo tras EE UU y claramente por delante del líder tradicional, Arabia Saudí.
Con estos números en la mano, la AIE calcula que los ingresos petroleros de Moscú ascendieron a 14.400 millones de dólares en diciembre. Una cifra muy sustancial, pero menor a la de meses anteriores por los mayores descuentos que se vio obligada a aplicar para poder colocar su crudo —convertido en tóxico en gran parte del mundo, a raíz de la invasión de Ucrania— y, sobre todo, por la caída generalizada en la cotización del crudo.
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