El sueño portugués de Armando Pereira, el emigrante que se hizo millonario en Francia, acaba en la cárcel
La operación judicial saca a la luz un entramado de enriquecimiento personal del cofundador de la multinacional Altice y su entorno
Armando Pereira, cofundador de la multinacional de telecomunicaciones francesa Altice y encarcelado desde el pasado jueves en Lisboa, ama los coches deportivos de lujo, aunque no tanto como su amigo, el empresario Hernâni Vaz Antunes, que se entregó a la policía este fin de semana. Si Pereira guardaba 14 vehículos exclusivos en un garaje de 1.000 metros cuadrados en su quinta de Vieira do Minho, al norte de Portugal, Vaz Antunes acumuló 18. La flota de alta gama, valorada en 20 millones de euros que podrán servir para saldar la deuda con el fisco portugués, está ahora en manos de la justicia, ...
Armando Pereira, cofundador de la multinacional de telecomunicaciones francesa Altice y encarcelado desde el pasado jueves en Lisboa, ama los coches deportivos de lujo, aunque no tanto como su amigo, el empresario Hernâni Vaz Antunes, que se entregó a la policía este fin de semana. Si Pereira guardaba 14 vehículos exclusivos en un garaje de 1.000 metros cuadrados en su quinta de Vieira do Minho, al norte de Portugal, Vaz Antunes acumuló 18. La flota de alta gama, valorada en 20 millones de euros que podrán servir para saldar la deuda con el fisco portugués, está ahora en manos de la justicia, mientras los dos amigos esperan en celdas la hora de comparecer ante el juez Carlos Aleixandre, que está recibiendo las declaraciones de los cuatro detenidos en la Operación Picoas.
Pereira y Vaz Antunes son los principales sospechosos de todo un entramado delictivo tejido alrededor de Altice en Portugal que ha dañado los intereses de la empresa y de las autoridades tributarias lusas. Tras registrar 90 domicilios, bufetes y empresas la semana pasada, la Fiscalía informó en un comunicado que había indicios de delitos de corrupción privada, fraude fiscal, falsificación y blanqueamiento de capitales. Aunque Altice figura como perjudicada, el escándalo ha noqueado la reputación de la empresa, una de las cuatro operadoras de telefonía y televisión más importantes del país después de hacerse en 2015 con Portugal Telecom. Su consejera delegada, Ana Figueiredo, se reunió el lunes con los representantes sindicales y envió un mensaje a toda la plantilla para mantener “la atención” en la actividad empresarial.
En paralelo, la compañía anunció la apertura de una investigación interna para tratar de esclarecer lo ocurrido en una serie de operaciones inmobiliarias y económicas que han podido perjudicarla. El semanario Expresso informó este martes de que Hernâni Vaz Antunes se lucró como intermediario de negocios entre Altice y las chinas Huawei y Xiaomi gracias a su relación con Armando Pereira, el empresario que mejor encarna el sueño portugués que vivieron miles de emigrantes que abandonaron el país cuando aún era una dictadura para buscar mejores oportunidades en Francia. Pocos lograron llegar tan lejos como Pereira, que salió con 14 años y el equivalente a 600 euros en el bolsillo y que regresó a su país a lo grande, como accionista de la empresa que compró Portugal Telecom en 2015 por 7.400 millones de euros.
La Fiscalía sospecha que los abastecimientos de las empresas chinas se negociaban directamente con Altice, pero que las compras se gestionaban a través de Edge Technology, una firma de Vaz Antunes, que luego las revendía a Altice. Además, Vaz Antunes constituyó las sedes de sus sociedades en la Zona Franca de Madeira para beneficiarse de las ventajas tributarias que se conceden a las firmas allí establecidas. Los investigadores estiman que los beneficios fiscales que obtuvo irregularmente por todo esto entre 2017 y 2022 rondan los 27 millones de euros.
Otra de las ramificaciones ilícitas tiene que ver con las comisiones que Vaz Antunes y su hija Jessica, también detenida en la operación, recibieron por la venta de los derechos de transmisión televisiva de partidos de fútbol por parte de clubes portugueses a una empresa de Altice.
Por su parte, el directivo Alexandre Fonseca anunció el lunes que suspendía sus funciones ejecutivas en Altice Europa tras ser vinculado al entramado sospechoso por la Fiscalía. Fonseca, que no ha sido detenido ni declarado “arguido” (sospechoso oficial), ha reaccionado a través de LinkedIn. “Con esta decisión pretendo de forma inequívoca proteger al Grupo Altice y todas sus marcas en todas sus geografías mundiales de un proceso que es público donde, aparentemente, hay indicios de actos a investigar ocurridos mientras ejercí funciones de presidente ejecutivo de Altice Portugal”, escribió en la red social. En la actualidad seguía vinculado a la filial portuguesa como presidente del consejo de administración y presidía el mismo órgano de Altice USA, también en el punto de mira de la Fiscalía.
Durante la etapa de Fonseca al frente de Altice Portugal, que va de 2017 a 2022, las empresas de Hernâni Vaz Antunes facturaron alrededor de 600 millones de euros en negocios con la empresa de telecomunicaciones, según estimaciones de los investigadores. Alexandre Fonseca fue también, según la revista Sábado, uno de los compradores de los inmuebles que pertenecían a Portugal Telecom en Lisboa en operaciones donde podrían haberse desviado fondos de la empresa a la red tejida por Armando Pereira y Hernâni Vaz Antunes, que está previsto que declaren este miércoles ante el juez.
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