Naturgy reaviva el plan de escisión y aparca la llegada de un consejero delegado
La segunda energética española mejora sus objetivos financieros y anuncia una actualización de su plan estratégico
Tras el inesperado no del principal favorito para convertirse en consejero delegado de Naturgy, Ignacio Gutiérrez-Orrantia, toca pasar página. El consejo de administración de la segunda energética española aparca —sin descartarla— la contratación de un ejecutivo que haga tándem con el presidente, Francisco Reynés; reaviva el proyecto Géminis de escisión en dos compañías (una que s...
Tras el inesperado no del principal favorito para convertirse en consejero delegado de Naturgy, Ignacio Gutiérrez-Orrantia, toca pasar página. El consejo de administración de la segunda energética española aparca —sin descartarla— la contratación de un ejecutivo que haga tándem con el presidente, Francisco Reynés; reaviva el proyecto Géminis de escisión en dos compañías (una que se quede con los negocios regulados y otra con el resto), defenestrado por la invasión rusa de Ucrania y por la negativa del Gobierno a apoyarlo; y mejora sus objetivos financieros, espoleados por la crisis energética, con el anuncio de un aumento del dividendo —gracias a la mejora de los resultados— y de una próxima revisión al alza de su plan estratégico a finales de mes.
“El equipo directivo ha actualizado el estado de situación del proyecto Géminis. El consejo ha constatado su sentido estratégico y ha emplazado al equipo a seguir analizando las posibles alternativas de ejecución y sus calendarios asociados”, se lee en un hecho relevante remitido a primera hora de la mañana de este miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), tras la larga reunión del martes por la tarde. Pocas horas antes, Gutiérrez-Orrantia trastocaba los planes de Naturgy al rechazar la oferta de la energética para convertirse en su número dos y optar, así, por continuar en el gigante estadounidense de inversión Citi, al que llegó hace casi dos décadas y en el que desempeña un alto cargo en Londres. Su nombre suscitaba el apoyo de los principales accionistas, algo poco común.
El regreso al proyecto de segregación es una forma de mover ficha tras el fiasco del nombramiento de un consejero delegado y busca calmar a los fondos de inversión presentes en su capital, los que más habían pugnado por la creación del cargo —hoy inexistente, una auténtica rareza entre las grandes cotizadas— y los que en su día forzaron el anuncio de Géminis: el británico CVC (que tiene el 20,7% del capital) y, sobre todo, el estadounidense GIP (20,6%), que acumula grandes plusvalías y que lleva tiempo sopesando su salida del accionariado de Naturgy. La idea resucitada de la segregación facilitaría esa venta. El tercero en discordia, el australiano IFM (que tiene un 14% tras la polémica opa lanzada hace un par de años), no ha participado del fallido nombramiento del ejecutivo vizcaíno y tiene vocación de continuidad a largo plazo.
En la nota publicada este miércoles, la empresa que preside Reynés saca pecho por haber superado “todos los objetivos comprometidos” en su plan estratégico 2018-2022, y “revisa y mejora” sus expectativas para los próximos años. Ni el apaciguamiento de los mercados energéticos tras el sobresalto de los dos últimos años —que han hecho de oro a las principales empresas del sector, incluida Naturgy— ni el continúo sobresalto interno en la compañía —primero fue la opa de IFM, luego el intento abortado de segregación y, ahora, la negativa del favorito y prácticamente único candidato a un puesto de consejero delegado que ni siquiera existe— parecen hacer mella en unas cuentas de resultados que siguen sorprendiendo al alza una y otra vez.
Las nuevas cifras son contundentes. La empresa espera que el beneficio bruto de explotación (ebitda) termine 2025 en 5.100 millones de euros, 300 millones más de lo previsto hasta ahora. El objetivo de deuda para ese año es de 900 millones menos: de 16.000 millones, frente a los 16.900 anticipados en su última revisión de objetivos, en julio de 2021, cuando la crisis energética apenas daba sus primeros pasos y nadie podía imaginar, siquiera remotamente, lo que estaba por llegar. Solo una métrica está por debajo de lo anticipado: las inversiones para el periodo 2021-2025, que ahora Naturgy anticipa que rondarán los 13.200 millones, 800 menos.
Subida del dividendo
La mejora en la proyección de resultados se traslada directamente a la remuneración a sus dueños. Aunque el porcentaje de beneficios que reparte en forma de dividendo no varía (seguirá en el 85%), la antigua Gas Natural Fenosa eleva el piso mínimo hasta los 1,4 euros por acción con un único condicionante: que la calificación crediticia no baje. Los inversores han aplaudido las nuevas previsiones financieras, con una subida de casi el 2,5% en la sesión bursátil de este miércoles.
Naturgy pone, además, fecha a su nuevo plan estratégico: verá la luz el 24 de julio, coincidiendo con la presentación de los resultados semestrales. Y cierra filas con Reynés tras el apoyo explícito de La Caixa (primer accionista, con el 26,7% del capital) el pasado martes: “Ante las diversas informaciones aparecidas durante los últimos días, todos los representantes de los accionistas han querido ratificar su firme compromiso con el proyecto industrial de la compañía y su total confianza en el equipo directivo”, zanja en el comunicado enviado al regulador en un intento por transmitir una extraña templanza de ánimos tras lo vivido recientemente. Una pausa entre batalla y batalla.
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