El Gobierno investigará la posible entrada de diésel ruso a España
Ribera se compromete a “vigilar” que no llegan combustibles procedentes de Moscú, como denunciaba Repsol, pero afirma que “aparentemente todo está en regla”
El Ejecutivo español investigará la posible entrada de diésel ruso a través de operaciones de triangulación con terceros países, según ha afirmado este viernes la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. El Gobierno, ha dicho, “vigilará que los combustibles que lleguen a España no procedan de Rusia”, aunque ha insistido en que “aparentemente está todo en regla”. El compromiso llega 24 horas después de que ...
El Ejecutivo español investigará la posible entrada de diésel ruso a través de operaciones de triangulación con terceros países, según ha afirmado este viernes la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. El Gobierno, ha dicho, “vigilará que los combustibles que lleguen a España no procedan de Rusia”, aunque ha insistido en que “aparentemente está todo en regla”. El compromiso llega 24 horas después de que el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, denunciase que el gasóleo procedente del país euroasiático “sigue estando en los mercados europeo y español” y exigiera “firmeza” a la UE para evitar más entradas ilegales. Las importaciones de carburantes rusos están prohibidas en toda la UE desde el pasado 5 de febrero.
“Ante la menor sospecha, lo que corresponde es investigar si los papeles son correctos y si efectivamente los productos que se importan a España son de donde dicen que son, o si vienen de otra procedencia y ha habido algún tipo de irregularidad”, ha afirmado Ribera tras un desayuno informativo celebrado en Madrid y organizado por Nueva Economía Fórum. “En las primeras consultas, los importadores muestran una documentación que aparentemente está en regla y los productos no proceden de Rusia, pero obviamente estamos atentos y vigilaremos que esto sea así”. Este viernes, El Mundo afirmaba que la supuesta llegada ilegal de diésel ruso a España se habría producido vía Marruecos.
Carta a Bruselas
Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico puntualizan que España pedirá “de inmediato” y por carta “una respuesta europea para reforzar la trazabilidad de todas las importaciones que llegan a la UE, con la incorporación de certificados de garantía tanto de los puertos como de las refinerías de las que sale el producto”. En ese certificado, añaden, “deberán aparecer contrastados todos los elementos —como el volumen o la fecha... —, garantizando que las importaciones llegadas a territorio de la UE no están sujetas a ninguno de los paquetes de sanciones aprobados”.
Desde el momento en que el Ejecutivo “tuvo conocimiento” de la denuncia de la mayor petrolera española “se ha puesto a investigar qué está ocurriendo con la llegada de combustibles que, en principio, vienen con papeles que acreditan una procedencia correcta”. Ante la menor sospecha, añaden estas fuentes, “corresponde investigar si esos papeles son correctos y si efectivamente los productos que importan son de donde dicen que son, o si bien son de otra procedencia y ha habido algún tipo de irregularidad”.
Otras triangulaciones legales
Más allá de esta posible entrada ilegal de diésel ruso a España, hay un patrón —en este caso, legal— que se repite en los últimos meses: “Países con gran producción de diésel, que no tienen restricciones a la importación de productos rusos y que están sacando provecho de este nuevo entorno comercial”, explica por correo electrónico Esteban Moreno, analista de la firma de análisis energético Kpler.
“Importan diésel con descuento, para cubrir sus necesidades [internas], y exportan su producción a Europa con una prima”, agrega Moreno, que apunta a dos potencias refineras cercanas al Viejo Continente: Turquía —que en los últimos tiempos ha más que triplicado sus importaciones de gasóleo ruso— y Arabia Saudí —que antes no importaba diésel ruso y que ahora está comprando 115.000 barriles diarios—. Ambos han disparado sus ventas a la UE y el Reino Unido. Un negocio redondo para Ankara y Riad y, también, una vía de agua para las sanciones occidentales sobre Rusia: en este equilibrio, el destino de las exportaciones de Moscú cambia pero los volúmenes —lo que realmente le importa al Kremlin— se mantienen.
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