La inflación de la zona euro cae al 6,9%, el nivel más bajo en más de un año

Los alimentos se encarecen al 15% y toman el testigo de la energía, que retrocedió (-0,9%) por primera vez desde hace 25 meses

Una estantería con productos de comida en un supermercado alemán.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

La inflación se moderó en marzo. La escalada de precios ha frenado hasta el 6,9%, según Eurostat. Es su nivel más bajo desde febrero de 2022, justo el mes en el que empezó la invasión de Ucrania por Rusia. Al mes siguiente, los precios, que ya estaban agitados, se dispararon. No es que el dato conocido este viernes signifique, siquiera, que se ha empezado a acabar el problema. Al contrario, los precios siguen muy alto y el frenazo visto en marzo tiene mucho de efecto estadístico. Además, la cotizaci...

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La inflación se moderó en marzo. La escalada de precios ha frenado hasta el 6,9%, según Eurostat. Es su nivel más bajo desde febrero de 2022, justo el mes en el que empezó la invasión de Ucrania por Rusia. Al mes siguiente, los precios, que ya estaban agitados, se dispararon. No es que el dato conocido este viernes signifique, siquiera, que se ha empezado a acabar el problema. Al contrario, los precios siguen muy alto y el frenazo visto en marzo tiene mucho de efecto estadístico. Además, la cotización de los alimentos sigue volando alto, con incrementos anuales en torno al 15%.

La guerra de Ucrania vuelve a emerger como explicación de un dato económico. Hace un año comenzó la guerra, los precios -sobre todo, de la energía y el gas- se dispararon y agravaron un problema que se arrastraba de hace meses. La inflación se mide comprando con lo que sucedía hace un año y esa base ya estaba alta. Es lo que en estadística se llama efecto escalón. Resultado: el índice de precios al consumo (IPC) anual en la zona euro de marzo arroja un saldo menos negativo que en meses anteriores.

Nada explica mejor la marcha de la inflación desde otoño de 2021 que la energía y, por extensión, el comportamiento de la economía y los actores que en ella influyen, como el Banco Central Europeo, que los precios de la energía. Su escalada arrastró al índice general. Ahora, en cambio, empiezan a retroceder: bajaron un 0,9%. Desde febrero de 2021, no se veía un dato negativo.

Al principio fue la energía, pero después se sumaron otros componentes del IPC y esos todavía no aflojan. De ahí que la inflación siga tan alta, sobre todo, en uno de los que más castiga el bolsillo de las familias: los alimentos. Los frescos han aumentado en el último año un 14,7%; los procesados (contando también el tabaco y las bebidas alcohólicas) un 15,7%.

El alivio de marzo implica, además, que ya no hay ningún país de la zona euro con una inflación por encima del 20%. Los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) han vivido varias meses con esas tasas propias de los años setenta, de los peores momentos de la crisis del petróleo. En febrero solo Letonia seguía encaramada en esos niveles. Pero ya este mes los ha dejado atrás. En el conjunto de la UE es previsible que, salvo hundimiento, solo Hungría se mantenga por encima de ese 20%. No obstante, para despejar esta incógnita habrá que esperar, puesto que este viernes no se han divulgado los datos de toda la Unión, sino de la zona euro, y Hungría no forma parte de ella.

La caída de la inflación también ha sido muy pronunciada en Países Bajos, que superó el 17% el pasado septiembre y en marzo ha bajado hasta el 4,5%. Ese porcentaje sitúa a Holanda como uno de los países con uno de los IPC más bajos de la zona euro. Quedan por debajo España, donde la cifra armonizada se ha situado en el 3,1% (dos menos que el índice general) y Luxemburgo, el 3%, según Eurostat.

Todos estos números son el síntoma, según varios analistas, de que el proceso de desinflación todavía no ha comenzado. “Las presiones de precios se mantienen altas por el momento, aunque esto debería mejorar en los próximos meses. Los datos prospectivos comienzan a ser menos preocupantes desde la perspectiva de la inflación. Los precios de los [contratos de] futuros de la energía parecen manejables, mientras que los precios de los alimentos al productor también han bajado de los picos. Los costos de transporte y los problemas de la cadena de suministro se han aliviado sustancialmente, lo que llevó a los fabricantes a ver una caída en las expectativas de precios de venta”, señalan los economistas del servicio de estudios del banco holandés ING.

Pero la inflación subyacente, la que elimina del índice los productos más volátiles (energía y alimentos frescos), sigue alta. De ahí que estos mismos analistas pronostique que el BCE continuará subiendo tipos a corto plazo: “Esperamos otra subida de 25 puntos básicos en mayo y otra en junio”.


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