Las turbulencias financieras ponen sobre la mesa la urgencia de completar la unión bancaria
Los socios de la zona euro siguen encallados con la creación del seguro comunitario de depósitos
A finales de diciembre, siete años después de que encallara el seguro europeo de depósitos, seis grupos parlamentarios de la Eurocámara pidieron “desbloquearlo” en una declaración conjunta. Empezó a oírse por Bruselas que la propuesta legislativa podía caerse y los parlamentarios reaccionaron. Firmaron un texto que decía: “La Comisión Europea no debe retractarse de su propuesta de 2015. La propuesta debe seguir sobre la mesa como base para reanudar los debates”. Pocos fuera de la Eurocámara prestaron atención a esta llamada a completar esta importante tercera pata de la unión bancaria, ...
A finales de diciembre, siete años después de que encallara el seguro europeo de depósitos, seis grupos parlamentarios de la Eurocámara pidieron “desbloquearlo” en una declaración conjunta. Empezó a oírse por Bruselas que la propuesta legislativa podía caerse y los parlamentarios reaccionaron. Firmaron un texto que decía: “La Comisión Europea no debe retractarse de su propuesta de 2015. La propuesta debe seguir sobre la mesa como base para reanudar los debates”. Pocos fuera de la Eurocámara prestaron atención a esta llamada a completar esta importante tercera pata de la unión bancaria, un proceso que se ideó en 2012 y empezó a desplegarse en 2014. Se aprobaron una supervisión continental de las grandes entidades y un mecanismo de resolución conjunto. El seguro de depósitos comunitario se aplazó indefinidamente.
Pero las dudas sobre el sector financiero han vuelto a estallar: en pocos días cayeron Silicon Valley Bank, en California, y el gigante Credit Suisse, en Suiza. No han sido pocos los que ahora se han acordado de que está por acabar lo que se empezó a comienzos de la pasada década, cuando arreciaban las crisis financiera y de deuda. Entre ellos, los máximos responsables de casi todas las instituciones financieras de la UE: Christine Lagarde, presidenta del BCE; Andrea Enria, jefe del Consejo de Supervisión del BCE; José Manuel Campa, al mando de la Autoridad Bancaria Europea; Pascal Donohoe, líder del Eurogrupo, y algún ministro como la española Nadia Calviño.
En cambio, el viernes, en la cumbre de la zona euro, sus líderes apenas acordaron remitirse al pacto de mínimos que el Eurogrupo alcanzó en junio de 2022 sobre los próximos pasos que debía seguir este proyecto varado. Hace nueve meses no hubo forma siquiera de cerrar un calendario de trabajo y se quedó en pedir al Ejecutivo comunitario que presentara ajustes en la norma de resolución o liquidación de bancos medianos en crisis a la luz de experiencias vividas en los últimos años (Banco Popular, Banca Veneto), algo que, como recuerda el eurodiputado español Jonás Fernández, “ya estaba en el plan de trabajo de la Comisión”. En juego está que el proceso de resolución se extienda a más bancos y, por tanto, se apliquen normas comunitarias, o que se limite, dando paso a la liquidación de las entidades con problemas, algo que cae en el ámbito de las competencias de cada Estado.
“La propuesta de revisión del marco de gestión de crisis debe resolver los problemas que tenemos con los bancos medianos, pero también ser coherente con el proyecto inicial de la unión bancaria avanzando en una europeización de los sistemas de resolución y liquidación, facilitando el acceso a la liquidez y ampliando el espacio de intervención de la Junta Única de Resolución”, añade el parlamentario español. Fernández suele ser portavoz habitual del grupo socialista para asuntos financieros y defiende “que algún momento haya un seguro de depósitos común”.
Lo que ha pasado con la nueva regulación que la Comisión va a presentar pronto es un ejemplo de las dificultades de la unión bancaria en cada paso que da. En principio iba a hacerla pública el 8 de marzo; finalmente se aplazó. Cinco días después llegaron los desplomes financieros. El Ejecutivo comunitario rechaza que haya vínculos entre estas turbulencias y el aplazamiento. “Las propuestas del Colegio de Comisarios cambian todo el tiempo. La comisaria dijo que la lanzaremos en abril”, justifica un portavoz de la Comisión. No obstante, la tarea pendiente desde hace nueve meses ofreció este viernes a los líderes europeos algo a lo que agarrarse en la cumbre del euro: “Hacemos un llamamiento para que continúen los esfuerzos para completar la Unión Bancaria en línea con el comunicado del Eurogrupo del 16 de junio de 2022″, puede leerse en el texto final, aprobado un día en que la banca europea sufría un duro castigo arrastrada por Deutsche Bank.
“Las turbulencias bancarias de las dos últimas semanas han puesto ciertamente de relieve la importancia del trabajo ya realizado sobre la unión bancaria dentro de la UE y de mantener el rumbo firme en línea con la declaración del Eurogrupo del pasado mes de junio”, apunta un portavoz del Consejo de la UE, que incide en que el acuerdo de junio “forma parte del progreso constante en la profundización de la unión bancaria”.
“Esto puede ser importante, pero no es completar la unión bancaria”, responde el economista francés Nicolás Véron, de Bruegel, uno de los grandes centros de reflexión de Bruselas. También se muestra ambicioso el eurodiputado español del grupo de Los Verdes Ernest Urtasun: “Esta nueva ronda de inestabilidad financiera nos pilla sin los deberes hechos. Las prioridades deben ser avanzar en la unión bancaria con un seguro de depósitos común; reforzar y defender nuestro marco de resolución para evitar futuros rescates bancarios con dinero público; y cumplir estrictamente con los estándares que nos marca Basilea III [las normas internacionales de capital que están todavía por aprobarse]”.
Muy lejos de Urtasun se sitúa el alemán Markus Ferber. “No creo que la quiebra de algunos bancos en EE UU y en Suiza demuestre en modo alguno que necesitemos un seguro de depósitos. En ambos casos, el problema no era que hubiera desconfianza en el sistema de garantía de depósitos”, apunta el eurodiputado popular bávaro, quien también se aleja de los españoles cuando duda de que en los ajustes que se avecinan “la simple ampliación [a más banca mediana] del ámbito de aplicación del régimen de resolución sea necesariamente el enfoque correcto”.
Obstáculos políticos
El pasaporte de estos eurodiputados ayuda a entender por qué la tercera pata de la unión bancaria está encallada. A los países más partidarios de un seguro común (España o Italia) no les gusta que eso implique una penalización a la deuda soberana que los bancos tienen en sus balances. Roma lo rechaza de plano. Y, sin ese precio, Berlín no da su brazo a torcer.
Así que las esperanzas a corto plazo para que la unión bancaria dé un pasito adelante pasan por la reforma de la regulación para las crisis bancarias de las entidades medianas y pequeñas. Se trata de aclarar si ante problemas graves se acude al marco de resolución común —en el que hay entre 60.000 y 80.000 millones— o a la liquidación. El economista Carlos Martínez Mongay advierte de que de los episodios vividos durante las últimas semanas con el Silicon Valley Bank y Credit Suisse pueden sacarse lecciones equivocadas. Él advierte de que el paso dado por las autoridades estadounidenses de asegurar sin límite todos los depósitos —en Europa se garantizan los de las familias y hasta 100.000 euros— no es el camino.
Véron, por su parte, no cree que los problemas financieros vistos en los últimos días sirvan para desatascar el gran nudo gordiano de los depósitos: “Los obstáculos políticos para completar la unión bancaria son lo suficientemente importantes como para que no se produzca sin una gran presión política”. Y no parece que eso se haya visto hasta ahora.
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