Grifols cae más de un 6% en Bolsa tras la sustitución de su presidente ejecutivo

La multinacional farmacéutica nombra a Thomas Glanzmann después de anunciar la dimisión de Steven F. Mayer por motivos de salud

Un trabajador de Grifols.

Grifols sufre este miércoles un nuevo batacazo en la Bolsa. El valor de la multinacional catalana especializada en hemoderivados, que forma parte del Ibex 35, ha caído un 6,8% en la apertura de la sesión, después de que, el martes, la compañía emitiese un comunicado en el que anunciaba la dimisión de su presidente ejecutivo, Steven F. Mayer, “por motivos ...

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Grifols sufre este miércoles un nuevo batacazo en la Bolsa. El valor de la multinacional catalana especializada en hemoderivados, que forma parte del Ibex 35, ha caído un 6,8% en la apertura de la sesión, después de que, el martes, la compañía emitiese un comunicado en el que anunciaba la dimisión de su presidente ejecutivo, Steven F. Mayer, “por motivos de salud y otros motivos personales”, y su relevo con Thomas Glanzmann. Grifols, inmersa desde el inicio de la pandemia en una crisis de cotización por su elevada deuda, había confiado a Mayer la tarea de convencer a los inversores de la solvencia de la compañía. Para ello lo había situado al frente de la farmacéutica, con poderes ejecutivos, en lugar del histórico presidente no ejecutivo, Víctor Grifols, que dio un paso al lado. Esto fue a finales de octubre, y no han pasado ni cinco meses hasta la dimisión de Mayer, que formalizó una semana después de presentar un plan de ahorro para la compañía que incluye 2.300 despidos. Este fue bien recibido por los inversores, pero no ha sido suficiente y este miércoles han vuelto a castigar a la empresa por el relevo en la cúpula.

Los problemas para Grifols empezaron justo cuando estalló la pandemia. La multinacional, cuya actividad principal es producir productos hemoderivados a partir de la obtención de plasma de donantes, especialmente de Estados Unidos, estaba muy acostumbrada a crecer y adquirir nuevos centros en base a un apalancamiento que lograban sostener por su dinámica actividad y su flujo de caja. La llegada de la pandemia, y con ella, de las restricciones de movilidad, redujo en picado esta actividad, y comprometió el funcionamiento de una máquina muy engrasada, con lo que los inversores empezaron a desconfiar de que Grifols pudiese devolver su deuda en los plazos acordados. Justo antes de la pandemia, el 21 de febrero de 2020, la acción de Grifols había alcanzado su máximo, 34,19 euros. A partir de ahí fue cayendo paulatinamente hasta los 8,12 euros del 24 de octubre de 2022, dejándose un 76% de su valor desde su máximo.

El presidente no ejecutivo de la compañía, Víctor Grifols, dejó el cargo en ese momento tras 30 años al frente de la empresa familiar, y en lugar de buscar un relevo natural en su hermano, Raimon Grifols, o en su hijo, Víctor Grifols Déu, el consejo de administración buscó un perfil técnico para hacer frente a la crisis, al que además le daría poderes ejecutivos. Lo encontró en Steven F. Mayer, que venía del fondo Cerberus y era experto en inversión, y que se incorporó a Grifols después de que la compañía comprase Talecris Biotherapeutics, ya que él había dirigido el equipo que gestionó esta empresa cuando se escindió de Bayer Healthcare. Desde la llegada de Mayer la acción de Grifols ha ido recuperando valor, subiendo un 76,8%, hasta los 14,36 euros, hasta este martes cuando, después de que cerrara la sesión del Ibex, Grifols anunció su dimisión.

Mayer ha sido el encargado de analizar qué opciones estaban sobre la mesa para reducir la elevada deuda (que ascendía a 9.380,9 millones de euros en el tercer trimestre de 2022), y que podían pasar por la venta de activos o la ampliación de capital (aunque la propia compañía admitió, en los resultados del tercer trimestre, que esta opción no es viable por ahora a causa de la crisis de cotización). Mientras no dan con la solución adecuada, Mayer logró sacar adelante un plan de ahorro de hasta 400 millones de euros, presentado la semana pasada, que pasa por despedir a 2.300 empleados, la mayoría de ellos en Estados Unidos y un centenar en España. Este fue bien visto por los inversores, pero no ha sido suficiente para compensar el impacto de su dimisión, una semana más tarde. Será tarea ahora de su sustituto, Thomas Glanzmann, recuperar la confianza de los mercados y desplegar este plan de ahorro. Glanzmann, de origen suizo, tiene a sus espaldas una carrera muy ligada a la industria del plasma, con cargos en distintas empresas, y también conoce el mundo inversor al ser el socio fundador de un fondo de MedTech con sede en San Francisco. También conoce muy bien la compañía, ya que ha sido consejero de Grifols desde 2006, en 2017 asumió la vicepresidencia del consejo, y en 2020 fue nombrado presidente de la comisión de sostenibilidad.

Según recogen las recomendaciones del Banco Sabadell, los analistas del banco de inversión Jefferies se mostraron ya el martes preocupados por la salida inesperada de Mayer, ya que las acciones de Grifols que cotizan en el mercado estadounidense Nasdaq (mediante las llamadas ADR, un certificado para que los inversores norteamericanos puedan negociar en acciones de compañías de fuera) cayeron hasta un 9%. Las dudas de los analistas versan sobre si la empresa mantendrá su compromiso con la reestructuración de la deuda, ya que aprecian una diferencia entre el comunicado de la semana pasada del plan de ahorro (en el que se mencionaba explícitamente la evaluación de “alternativas transaccionales para reducir el endeudamiento”) y el de este martes sobre la dimisión de Mayer (en el que no se menciona ninguna transacción pese a que se señala el compromiso de “reducir los niveles de deuda” y de que el plan de ahorro seguirá sin cambios). Precisamente, este banco de inversión había mejorado sus recomendaciones sobre Grifols cuando llegó Mayer, porque confiaban en su perfil de conocedor sobre el capital riesgo. El próximo 28 de febrero Grifols presentará los resultados anuales y el banco de inversión considera que será un momento clave: “Glanzmann tendrá que convencer a los inversores de que es la persona adecuada para el puesto y de que actuará con independencia de la familia”, señalan.

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