Las importaciones españolas de gas ruso crecieron un 55% en 2022
Las compras a EE UU se duplicaron en el año de la guerra, mientras que las llegadas desde Argelia cayeron con fuerza. Las reexportaciones al resto de Europa casi se triplicaron
España importó un 55% más de gas natural ruso en 2022, el año de la guerra. Los puertos españoles recibieron 56.021 gigavatios hora (GWh) de gas procedente del país euroasiático, según los datos publicados este martes por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), una cifra que contrasta con los 37.027 GWh del ejercicio anterior. Las llegadas desde Estados Unidos, por su parte, más que se duplicaron: de algo más de 59.800 GWh en 2021, a casi 129...
España importó un 55% más de gas natural ruso en 2022, el año de la guerra. Los puertos españoles recibieron 56.021 gigavatios hora (GWh) de gas procedente del país euroasiático, según los datos publicados este martes por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), una cifra que contrasta con los 37.027 GWh del ejercicio anterior. Las llegadas desde Estados Unidos, por su parte, más que se duplicaron: de algo más de 59.800 GWh en 2021, a casi 129.000. En el extremo opuesto, las llegadas desde Argelia cayeron un 40%, tanto por el menor flujo a través de los gasoductos (tras el cierre, a finales de 2021, de uno de los dos tubos que conectaban a ambos países) como por el hundimiento (-76%) en las llegadas por barco.
Tras el cerrojazo casi total en los gasoductos procedentes de Rusia, los operadores privados utilizaron la vastísima capacidad de recepción y regasificación de gas que ofrece la península Ibérica —la mayor de toda la UE— para recibir buques cargados con gas natural de ese país y, desde allí, reexportarlo —por tubo, pese a la limitada capacidad de la interconexión por mar, con buques más pequeños—, al resto de socios europeos. En plena crisis energética, esa vía ha sido una de las preferidas para poder llenar los depósitos de cara a los meses fríos, en los que el consumo se dispara para alimentar las calefacciones.
2022 fue, por lo general, un ejercicio de crecimiento de las importaciones españolas de gas natural, tanto para consumo propio (los ciclos combinados tuvieron que operar a pleno rendimiento para compensar el déficit de la hidroeléctrica por la sequía y para cubrir el déficit que ha dejado la nuclear en Francia) como para ayudar al resto de Europa a lidiar con la peor crisis energética de su historia reciente. En el acumulado anual, las compras de gas desde cualquier país de origen crecieron un 7,4% respecto al ejercicio precedente. Una cifra notable, pero mucho menor que la de las llegadas desde Rusia y, sobre todo, desde EE UU.
Dos hechos están detrás de estos datos, según, Pedro Cantuel, analista de gas y electricidad de Ignis Energía: el cierre, en noviembre de 2021, del gasoducto Magreb-Europa —”un factor determinante en las importaciones de gas ruso”— y la sobrecarga que están afrontando prácticamente todas las terminales europeas de gas natural licuado (GNL) —”que se está traduciendo en que algunos operadores del mercado español y europeo han aprovechado para descargar volúmenes adicionales de gas en las infraestructuras españolas, ya que disponen de capacidad ociosa y a las restricciones de descarga en el norte del continente”—.
Libre de sanciones
“Las operaciones corresponden a las empresas comercializadoras privadas, de acuerdo con lo establecido en sus contratos”, apuntan fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que recuerdan que las sanciones de la UE a Rusia no incluyen el gas. “Además, el contrato más relevante es con un consorcio internacional liderado por una compañía privada, no con la estatal Gazprom”. En julio pasado, la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, llamó a los comercializadores españoles a reducir “al máximo el origen del gas ruso” y a “diversificar los contratos que pudieran tener previamente”.
Las autoridades españolas también achacan el aumento de las importaciones a la coyuntura: al mandato de la UE de llenar los almacenes de gas con vistas al invierno, a la fuerte sequía y a los problemas técnicos que han golpeado al parque nuclear francés, que ha llegado a tener casi la mitad de sus reactores inoperativos. “La demanda de gas para producir electricidad creció un 52% y la demanda de gas del mercado internacional un 90%, duplicándose holgadamente las salidas por conexiones internacionales y con un crecimiento del 45% en la recarga de buques”, subrayan las citadas fuentes ministeriales.
Misma tendencia en Francia y Bélgica
“España no es un caso aislado: en Francia y en Bélgica, en 2022, las importaciones de GNL ruso también han subido muchísimo”, sostiene Dorian de Kermadec, analista senior de la consultora energética sueca Afry. Sin ese gas natural licuado, procedente del gigante euroasiático, “Europa no habría podido pasar el invierno como lo ha pasado: sería peligroso imponer sanciones sobre él, porque el resto de mercados de origen están muy tensionados”.
Mientras que el vendedor del gas por tubo ruso es la firma estatal Gazprom, en la que el Kremlin tiene mando en plaza, el del GNL que llega a Europa es Yamal LNG, “un consorcio en el que el accionista mayoritario es una empresa privada rusa, Novatek, y en la que también está TotalEnergies y otras compañías chinas”, subraya Kermadec. “Hay pocos motivos para los compradores europeos para renunciar a esos contratos de compra: en ellos el Estado ruso no ha interferido para imponer términos difícilmente aceptables para los compradores, como sí lo ha hecho en los contratos por tubos de Gazprom”.
Según los datos del gestor del sistema gasista español, Enagás, el 12,1% de las importaciones españolas de gas natural procedieron de Rusia, frente al 8,9% de 2021. Esos datos sitúan al gigante euroasiático como el cuarto país de origen del gas que llegó a España, bien para consumo interno bien para enviarlo al resto de la UE. Esas reexportaciones al resto de la UE prácticamente se triplicaron en 2022, con Francia como destacadísimo primer destino.
Hasta ahora, la interconexión con el país vecino solía tener flujos mixtos (entrada y salida), pero las importaciones hacia España eran mayoritarias. La tensión de los mercados en el norte de Europa, sin embargo, ha cambiado las tornas. “Las exportaciones de gas natural de España al resto de Europa se explican principalmente por una mejor situación de las reservas, un aprovisionamiento diversificado y menores riesgos de suministro”, completa Cantuel. “Los riesgos de suministro tan importantes vividos en países como Alemania durante 2022 han influido notablemente para posicionar a España como exportador neto de gas natural al resto de Europa″.