Tokio alcanza una inflación del 4%, la mayor en cuatro décadas
El dato anticipa un alza de precios en Japón, que mantiene una política ultraexpansiva
El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Tokio superó las previsiones de los analistas y alcanzó un 4% interanual en el mes de diciembre, su nivel más alto en cuatro décadas, según ha comunicado este martes la Oficina Nacional de Estadísticas japonesa. El indicador económico de la capital nipona se utiliza como barómetro adelantado de lo que ocurrirá en el resto de la nación, que desde 2022 viene sufriendo una enorme presión inflacionaria provocada ...
El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Tokio superó las previsiones de los analistas y alcanzó un 4% interanual en el mes de diciembre, su nivel más alto en cuatro décadas, según ha comunicado este martes la Oficina Nacional de Estadísticas japonesa. El indicador económico de la capital nipona se utiliza como barómetro adelantado de lo que ocurrirá en el resto de la nación, que desde 2022 viene sufriendo una enorme presión inflacionaria provocada por el aumento de los costes de las materias primas y el carburante, así como por la debilidad del yen frente al dólar.
El encarecimiento de la vida ha aumentado las esperanzas de los inversores de que el país endurezca su política ultraexpansiva a lo largo del año. Sin embargo, las autoridades del banco central no parecen, de momento, a favor de aplicar un giro en la política que ha marcado la economía japonesa desde hace años. Los tipos de interés siguen alrededor del 0%.
Según los datos publicados este martes por el Gobierno, en diciembre, por séptimo mes consecutivo, los precios en la urbe capitalina han superado la meta de inflación del 2% fijada por el Banco de Japón. La inflación general del IPC de Tokio (de la que se excluyen los alimentos frescos) superó tanto la subida interanual registrada en el mes de noviembre, del 3,6%, como las previsiones del mercado, que estimaban un incremento del 3,8%. Desde el Ministerio del Interior apuntan que se debe al alza de los costes de los alimentos procesados y la energía, que ha encarecido la mayoría de los artículos de consumo.
Un funcionario de este departamento expresó que, de los 522 productos incluidos en las cifras del IPC, 376 se han encarecido. Se trata del alza de precios más alta registrada en Tokio desde abril de 1982, cuando el IPC se expandió un 4,2% interanual. Por su parte, la inflación subyacente, de la que se excluyen los productos enérgicos y los alimentos frescos, aumentó un 2,7% interanual en diciembre, siguiendo la tendencia del mes de noviembre, cuando subió un 2,5% interanual.
Para Taro Saito, jefe de investigadores en el Instituto de Investigación NLI, citado por el diario The Japan Times, “es difícil estar completamente de acuerdo con los argumentos que esgrimen las autoridades”. Saito considera que la inflación “se está propagando”, a pesar de que el banco central asegura que la subida se debe exclusivamente al aumento del coste de las exportaciones: “Algunos servicios no han dejado de encarecerse, como los taxis”. El precio de los alimentos procesados, por su parte, se dispararon en diciembre un 7,5% interanual, el ritmo más acelerado desde 1976. De acuerdo con un estudio de Teikoku Databank, empresa japonesa que se dedica al análisis de datos, el coste de los alimentos continuará subiendo en 2023, después de un año en el que ya se registraron precios récord en más de 20.800 productos. Desde Teikoku esperan que al menos 7.100 productos se encarezcan a lo largo de los próximos meses.
Los precios de los productos en el país llevaban lustros sin apenas inmutarse, debido a una pobre demanda doméstica ante un exceso de la oferta. Con el objetivo de revertir esa tendencia, el Banco de Japón ha ido adoptando progresivamente distintas medidas, como aplicar tipos de interés oficiales del 0% o comprar un volumen muy elevado de activos públicos y privados. En 2013, el banco central fijó como meta para la estabilidad de precios un objetivo de inflación del 2% que había estado lejos de alcanzarse hasta que el terremoto inflacionario acelerado por la guerra de Ucrania azotó el planeta.
Reunión del Banco de Japón
La creciente inflación ha aumentado la especulación sobre si las autoridades bancarias ajustarán de nuevo su política de estímulos. La publicación de estos datos llega a tan solo una semana de que el Banco de Japón se reúna de nuevo para decidir su política y actualizar sus pronósticos. Si bien esta institución había asegurado que se espera que la inflación esté cerca de alcanzar su pico y que los precios bajen del 2% durante el próximo año fiscal, fuentes citadas por Reuters ven muy probable que las autoridades bancarias niponas revisen al alza sus previsiones, ya que la fuerte demanda interna podría mantener la inflación de forma prolongada en torno a la meta del 2% en los próximos años.
Haruhiko Kuroda, el Gobernador del Banco de Japón, sin embargo, no parece convencido de que esta tendencia al alza inflacionaria pueda prolongarse. Kuroda, quien ocupa el cargo desde 2013 y dejó claro el pasado diciembre que no tiene intención de cambiar la política monetaria ultra flexible japonesa, mantiene que el banco central continuará con esa relajación hasta que Japón alcance su objetivo de inflación del 2% de forma sostenible, que vendría de la mano de un alza de los sueldos.
El mes pasado, el banco central japonés sorprendió a los mercados ampliando el rango dentro del cual permite que fluctúe el rendimiento de los bonos a diez años, una medida que los inversores vieron como el preludio de un futuro endurecimiento de la política monetaria. No obstante, las autoridades no han dado señales de que vayan a optar por esa vía. Así las cosas, el paquete de estímulo económico del primer ministro Fumio Kishida, aprobado en diciembre y dotado con 39 billones de yenes (más de 275.000 millones de euros) de gasto fiscal, podría ser una fuente de apoyo. Las medidas de alivio incluyen diversas medidas antiinflacionistas, que van desde descuentos en las facturas de electricidad hasta ayudas en metálico para guarderías. Los economistas esperan que esas subvenciones empiecen a relajar la inflación a partir de febrero.
El aumento de precios más allá de los productos importados ha tenido un impacto negativo para el gasto de los hogares, que en noviembre cayó inesperadamente un 1,2% con respecto al año anterior, la primera contracción de ese índice en tres meses, según mostraron este martes otros datos económicos publicados por el Gobierno.