El consumo de electricidad en España acelera su caída en noviembre y encadena ya cinco meses consecutivos a la baja

La demanda corregida por temperatura desciende un 6,8% en noviembre, el mayor recorte desde la pandemia

Tendido eléctrico a las afueras de Sevilla.PACO PUENTES

La escalada de precios en los últimos meses y la mayor conciencia colectiva siguen haciendo mella en el consumo de electricidad. En plena crisis energética europea y entre llamamientos de las autoridades comunitarias y nacionales al ahorro, la demanda española de energía eléctrica registró en noviembre una caída del 6,8% en valores ya corregidos por temperatura y calendario. En términos brutos, según los datos publicados este viernes por Red Eléctrica de España (REE), la caída fue del 9%. En ambos casos, es ...

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La escalada de precios en los últimos meses y la mayor conciencia colectiva siguen haciendo mella en el consumo de electricidad. En plena crisis energética europea y entre llamamientos de las autoridades comunitarias y nacionales al ahorro, la demanda española de energía eléctrica registró en noviembre una caída del 6,8% en valores ya corregidos por temperatura y calendario. En términos brutos, según los datos publicados este viernes por Red Eléctrica de España (REE), la caída fue del 9%. En ambos casos, es el mayor descenso desde mediados de 2020, cuando la pandemia desplomó el consumo en empresas y hogares.

Con noviembre son ya cinco meses consecutivos a la baja en el consumo de electricidad: desde julio, la demanda total de electricidad no ha dejado de caer en comparación anual. En el acumulado en lo que va de año, el aterrizaje del consumo ronda el 2,8% corregido por meteorología y laboralidad, cifra que se queda en el 1,8% si no se aplica ningún ajuste.

Tras esta tendencia nítidamente bajista emerge una pléyade de factores: desde los ya mencionados —la carestía de la energía y la mayor conciencia, particularmente tras la invasión rusa de Ucrania— hasta el plan de ahorro puesto en marcha por el Gobierno en agosto, que limita la temperatura en el interior de los comercios y los edificios públicos. También influye, y mucho, la drástica reducción en la demanda industrial: en noviembre, como en los meses precedentes, el descenso en el consumo del sector manufacturero fue de doble dígito.

Por geografías, la caída registrada en noviembre en la España peninsular (-7,1%, en términos ajustados) y en Baleares (-8,4%) contrasta con el aumento contabilizado en Canarias (+2,5%). En ambos archipiélagos, el gas fue el gran dominador del mix, con los ciclos combinados aportando un 77% y un 44% de la electricidad consumida, respectivamente.

Sabor agridulce

Los datos publicados este viernes invitan a una lectura agridulce. Son una buena noticia en lo puramente energético y ambiental (obliga a quemar menos gas natural, el combustible más preciado estos días) y contribuyen a la reciente bajada de precios (al caer la demanda, son más los tramos horarios en los que las renovables cubren una parte sustancial de lo que se consume). Pero también reflejan un empeoramiento en la actividad de algunos sectores, con el secundario a la cabeza.

A diferencia de lo ocurrido en los meses anteriores, en los que los ciclos combinados (las centrales en las que se quema gas para obtener electricidad) fueron la principal fuente de generación de electricidad en España, el buen tono de la eólica en noviembre aupó a los aerogeneradores al liderazgo con una cuota del 31%, la mayor desde diciembre de 2020. En total, las renovables (eólica, solar y biomasa) produjeron un 5,6% más que en el mismo mes de 2021, copando el 47% del mix. Sumando la aportación de la nuclear, más del 67% de las tecnologías de generación no emitieron dióxido de carbono.

La mayor apuesta por la eficiencia desde los setenta

La crisis energética y las dudas sobre el suministro están obligando a los países ricos a reducir al máximo su consumo de electricidad e hidrocarburos. “Estamos viendo señales de que la eficiencia energética está volviendo a ser una prioridad”, ha constatado este viernes el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol. Ese interés por reducir al máximo la demanda energética causando el menor estrago económico posible se ha disparado, según la AIE, hasta su nivel más alto desde la crisis del petróleo de los años setenta.

El empuje en la eficiencia —de un 2% este año, según los datos preliminares del brazo energético de la OCDE— llega después de dos ejercicios de mínimas ganancias en ese flanco, de apenas un 0,5% anual. “Tanto los gobiernos como los consumidores han recurrido a la eficiencia como respuesta por las disrupciones en la oferta de combustibles [sobre todo, de gas] y los precios récord de la energía”, se lee en el informe publicado este viernes. La AIE calcula en 560.000 millones de dólares (535.000 millones de euros) el volumen total de recursos destinados este año por los países ricos a mejorar el consumo de edificios, transporte público y despliegue de la infraestructura necesaria para la electrificación del parque móvil.

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