Nvidia cae en Bolsa tras restringir el Gobierno la venta de sus procesadores más potentes a China
Washington teme que Pekín destine la tecnología de la firma estadounidense a uso militar
Nvidia se ha visto envuelta en el pulso geoestratégico que mantienen Estados Unidos y China. La compañía ha comunicado que el Gobierno de Estados Unidos ha sometido a autorización la venta de sus procesadores más potentes a China, uno de sus principales clientes. Washington teme que se destinen a uso militar.
Las acciones han sufrido el golpe y caen con fuerza en Bolsa. Solo horas después del primer anuncio, la compañía ha recibido autorizaciones temporales para vender algunos de sus productos, pero eso no apenas ha servido para amortiguar el castigo. La cotización ha llegado a caer un 12%, lo que suponía restar más de 40.000 millones de dólares (una cifra similar en euros) de valor a la empresa, aunque luego han recuperado algo de terreno.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino ha criticado la decisión estadounidense, calificándola de “bloqueo tecnológico”. “Esta medida viola las leyes del mercado, perjudica las reglas económicas y comerciales internacionales y perturba la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro de semiconductores a nivel mundial”, ha afirmado el portavoz Wang Wenbin, informa Reuters.
En sus menos de 30 años de historia, Nvidia ha sido pionera en el procesamiento gráfico de ordenadores y consolas de videojuego. Para tener imágenes cada vez mejores, ha ido aumentando exponencialmente la potencia de sus procesadores, con capacidades para la inteligencia artificial, la robótica, la computación en la nube, la industria aeroespacial, el metaverso, la conducción autónoma y el reconocimiento de imágenes. Pero ese poder informático también puede destinarse a usos militares.
La empresa comunicó la noche del miércoles a la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (la SEC, por sus siglas en inglés) que el Gobierno le había informado el pasado 26 de agosto de que había sometido a autorización, con efecto inmediato, “cualquier exportación futura a China (incluido Hong Kong) y Rusia de los circuitos integrados A100 y H100 de la compañía”. Los sistemas más complejos que incorporan esos también están afectados por el nuevo requisito de licencia al igual que cualquier producto similar futuro de máximo rendimiento. También se requiere una licencia para exportar tecnología para apoyar o desarrollar los productos afectados.
“El Gobierno de los Estados Unidos indicó que el nuevo requisito de licencia abordará el riesgo de que los productos cubiertos puedan ser utilizados o desviados a un ‘uso final militar’ o ‘usuario final militar’ en China y Rusia”, afirmó al supervisor.
La empresa no vende productos a clientes de Rusia, pero “las previsiones de la empresa para su tercer trimestre fiscal, facilitadas el 24 de agosto de 2022, incluían aproximadamente 400 millones de dólares en ventas potenciales a China que podrían estar sujetas al nuevo requisito de licencia si los clientes no quieren comprar las ofertas de productos alternativos de la empresa o si el Gobierno de los Estados Unidos no concede las licencias a tiempo o deniega las licencias a clientes importantes”, según afirmaba.
Este jueves, sin embargo, la empresa ha registrado una nueva comunicación a la SEC señalando que después de su anuncio “el Gobierno de los Estados Unidos ha autorizado las exportaciones, reexportaciones y transferencias dentro del país necesarias para continuar con el desarrollo de los circuitos integrados H100 por parte de Nvidia”. La autorización también permite a la compañía realizar las exportaciones necesarias para dar soporte a los clientes estadounidenses del A100 hasta el 1 de marzo de 2023. Además, el Gobierno estadounidense autorizó la entrega de pedidos y la logística de A100 y H100 a través de las instalaciones de la empresa en Hong Kong hasta el 1 de septiembre de 2023″.
Se trata, en todo caso, de autorizaciones temporales y es difícil interpretar si se trata de facilitar a la compañía la transición hacia una prohibición futura o de una primera autorización que puede ser renovada. Puede depender de la evolución de las relaciones entre Estados Unidos y China, pero eso no resulta muy prometedor, pues el pulso de las dos superpotencias es cada vez más fuerte. Además, las restricciones pueden afectar también a futuros desarrollos de procesadores más potentes, destinados sobre todo a inteligencia artificial, robótica e industria aeroespacial.
Las dudas han pesado en la cotización de la empresa, precisamente fundada por un taiwanés-estadounidense entre los tres socios originales que la crearon en 1993 en Santa Clara (California), en pleno Silicon Valley. La empresa no tenía nombre inicialmente y los socios empezaron a usar NV, iniciales de next version, o próxima versión. Cuando llegó el momento de poner un nombre definitivo buscaron palabras que empezasen con las letras nv. Finalmente, del latín invidia (envidia) suprimieron la primera letra para poner su nombre final.