Sacyr vende su participación en Repsol y pone fin a 16 años de presencia en el capital de la petrolera

La compañía amortiza la deuda asociada a su paquete de acciones, de 563 millones

Sede de Repsol.

La constructora Sacyr ha puesto fin a su participación en Repsol después de 16 años presente en el capital. La sociedad que preside Manuel Manrique ha vendido el 2,9% de la petrolera que aún poseía y ha liquidado los derivados de opciones de venta (PUT) contratados con una entidad financiera que actuaban como cobertura de dicha participación. Tras la venta, Sacyr ha amortizado la deuda asociada al paquete por importe de 563 millones. En un comunicado a la Comisión Nacional del Merca...

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La constructora Sacyr ha puesto fin a su participación en Repsol después de 16 años presente en el capital. La sociedad que preside Manuel Manrique ha vendido el 2,9% de la petrolera que aún poseía y ha liquidado los derivados de opciones de venta (PUT) contratados con una entidad financiera que actuaban como cobertura de dicha participación. Tras la venta, Sacyr ha amortizado la deuda asociada al paquete por importe de 563 millones. En un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sacyr explica que “como resultado se han obtenido unos fondos netos de 58 millones de euros, que se dedicarán a la disminución de la deuda con recurso de la sociedad”. Del mismo modo, la constructora incrementa su patrimonio en 40 millones de euros, dado que la operación contablemente se registra como una participación financiera a valor de mercado.

La empresa ha aprovechado la escalada de la petrolera en Bolsa, que en el primer año de la pandemia marcó un mínimo de poco más de cinco euros por título y que hoy cotiza por encima de los 15 euros por acción, lo que a cierre del pasado viernes supone valorar el paquete en 671,5 millones de euros.

La operación, que estaba contemplada en su plan estratégico, es el último paso de una decisión tomada hace tiempo: a finales del año pasado Manuel Manrique ya había anunciado que dejaría caer del 8% al 3% su paquete antes de terminar el año por el vencimiento de los derivados financieros que la empresa contrató entre 2016 y 2017 para hacer frente a las oscilaciones de la cotización de la petrolera en su balance. Como consecuencia de esa operación, las cuentas de 2021 apuntaron 93 millones de euros menos, lo que lastró su beneficio. Sacyr quiere reforzar su presencia en concesiones, que ahora aportan el 83% del ebitda, reducir deuda y aumentar la retribución al accionista. La empresa obtuvo en su último ejercicio 4.675 millones de euros de ingresos y tiene una cartera creciente de ingresos futuros de 46.000 millones.

Una larga historia

El idilio de Sacyr con Repsol es también una historia de desencuentros y de luchas de poder que empezó en 2006, poco después de que el entonces presidente de la constructora, Luis del Rivero, intentase el asalto al BBVA. La entrada en la petrolera se inició con un 9,95% que en breve se convertiría en un 20% en una operación fuertemente apalancada (de 2.276 millones), que sufrió diversas refinanciaciones posteriores.

Uno de los episodios más tensos tuvo lugar en 2011. Ese año, la petrolera mexicana Pemex acordó con Del Rivero sindicar las acciones para desbancar a Antonio Brufau de la presidencia y marcar un paso distinto para la petrolera española orientado a la segregación de sus negocios. El acuerdo, sin embargo, fue rechazado por La Caixa, socio de referencia de Repsol, que entonces poseía un 15% del capital, lo que obligó a Pemex a pasar del 5% al 9,4%. Ni siquiera eso fue suficiente. Dentro de Sacyr, los accionistas de referencia Demetrio Carceller y Juan Abelló levantaron un muro (al que en el último momento se sumó Manuel Manrique, que tenía un 6% del capital) y forzaron la salida de Del Rivero en 21 de octubre de 2011. Después de aquello Pemex desistiría de su idea.

Las dos acciones que intentó o culminó Sacyr (la opción de compra del 3% del BBVA y la entrada de Repsol) fueron también la mecha de dos supuestas operaciones de espionaje que todavía se dirimen en los juzgados. La primera, el caso BBVA-Villarejo, mantiene imputado al expresidente de la entidad financiera Francisco González por cohecho y revelación de secretos por contratar a Cenyt, el grupo empresarial del comisario jubilado José Manuel Villarejo para, supuestamente, defenderse del asalto de Del Rivero. En la segunda, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón investiga a Repsol y Caixabank por una operación similar contra el intento de control de Pemex con el apoyo de Sacyr que fue bautizada como Proyecto Wine.


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