Brufau (Repsol): “Se equivoca quien piensa que el gas y el petróleo no van a ser relevantes en el futuro”
El presidente de la petrolera española critica el doble rasero europeo con la ‘fracking’: “Es un contrasentido prohibirlo en Europa mientras se importa gas de EE UU”
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha cargado este viernes contra la política europea de prohibición de la fracturación hidráulica para la obtención de petróleo y gas mientras importa crecientes volúmenes de estos combustibles procedentes de países que utilizan esa técnica extractiva. “Me entristece ver ...
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha cargado este viernes contra la política europea de prohibición de la fracturación hidráulica para la obtención de petróleo y gas mientras importa crecientes volúmenes de estos combustibles procedentes de países que utilizan esa técnica extractiva. “Me entristece ver el contrasentido de prohibir el fracking en Europa y, que, ahora que algunos se quedan sin el gas ruso, decidamos importar el gas producido con fracking en Estados Unidos. ¿Dónde está la consistencia?”, ha cargado en la junta de accionistas de la petrolera española, celebrada en Madrid. Brufau también ha respondido con contundencia a “quienes piensan que el gas y el petróleo no van a tener un papel relevante en el mix energético del futuro”: “se equivocan”, ha dicho, ”van a tener un papel menos importante, pero necesariamente protagonista”.
El presidente no ejecutivo de Repsol ha aprovechado su discurso para pedir “menos ideología y más pragmatismo” en el discurso público en torno a la descarbonización: “Cuando oímos a determinados políticos y grupos de presión, podemos pensar que la transición energética es una revolución para destruir todo lo pasado e, inmediatamente, conseguir un futuro distinto. Hay que descarbonizar, pero hacerlo lleva tiempo y conlleva costes”. Según sus cálculos, para llevarla a término se necesitarán 275 billones de dólares (260 billones de euros, 150 veces el PIB español) en inversiones en las tres próximas décadas. “Es algo que los ciudadanos deben saber”, ha insistido. “La transición energética se tiene que hacer, pero se tiene que hacer bien: sin demagogia”.
La descarbonización, ha dicho Brufau, “vendrá, pero lo hará de dos formas: por una reducción progresiva pero planificada de los combustibles fósiles, que tendrán cada vez menos importancia; y por la generación eléctrica renovable, los combustibles renovables y sintéticos, el hidrógeno, y la captura del CO₂. Apoyemos todas estas tecnologías alternativas: la electrificación renovable es importante, pero no es la única alternativa. Y no se están dando todos los pasos necesarios para que esto sea una realidad”, ha reclamado.
En ese sentido, el directivo ha catalogado a las energías renovables de “don del planeta” que “va a permitir avanzar en la descarbonización”. “Pero el hombre no decide cuándo producir esta energía: el sol brilla cuando brilla y el viento sopla cuando sopla. Es una energía que el hombre no puede decidir cuando producir, a diferencia del gas natural, el carbón, la nuclear y parte de la hidráulica”, ha apostillado.
Tras quedar patentes en las últimas semanas —desde el inicio de la invasión de Ucrania por tropas rusas— los enormes riesgos derivados de la elevada dependencia de Rusia para el suministro de petróleo y, sobre todo, gas natural, Brufau ha avisado de que la UE enfrentará en los próximos años una situación muy similar con lo que él cataloga de “geoestrategia y geopolítica de los minerales”: “¿Dónde está Europa situada en todo esto. Es algo crítico, y dentro de poco vamos a tener con los minerales el mismo problema [de fuentes de suministro] de los hidrocarburos”.
Crítica a la prohibición de los coches de combustión interna
El máximo representante de Repsol —que es, entre otras cosas, el primer productor y comercializador de carburante para automoción en España— también se ha despachado en la junta de accionistas contra la prohibición de los coches de gasolina y gasóleo en la UE a partir de 2035. “Es un auténtico error: el vehículo eléctrico va a ser una oportunidad, pero no tiene por qué ser la única. Cuando se pone el objetivo de eliminar el vehículo de combustión interna, se consiguen varias cosas: que nadie invierta en tecnología; que nadie se cambie de coche y que, por tanto, se consuma más; que se segmenten colectivos más y menos favorecidos; que empresas como la nuestras pierdan incentivos en invertir en combustibles sintéticos y biocombustibles, que no emiten...”, ha enumerado. “Son normas que prohíben, no normas que motivan. No son decisiones que tienen que tomar los políticos, sino los ciudadanos, que son los que pagarán la factura de la transición”.