La escalada del petróleo disparó el beneficio de Aramco hasta los 110.000 millones en 2021

La mayor petrolera del mundo roza su mayor ganancia histórica y anuncia un incremento del 50% en su producción de gas en los próximos años

Una instalación gasista de Saudi Aramco, el pasado 31 de octubre.Amr Nabil (AP)

La cuenta de resultados de Aramco baila al son del crudo. La escalada sin fin en el precio del petróleo disparó en 2021 el beneficio de la empresa estatal saudí hasta los 110.000 millones de dólares (99.400 millones de euros), más del doble que un año antes y un 25% más que en 2019, el ejercicio inmediatamente anterior a la pandemia. El espectacular crecimiento deja a la compañía a un paso de su ganancia máxima: 111.100 millones de dólares, en 2018, que le valieron la vitola de empresa más rentable del planeta.

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La cuenta de resultados de Aramco baila al son del crudo. La escalada sin fin en el precio del petróleo disparó en 2021 el beneficio de la empresa estatal saudí hasta los 110.000 millones de dólares (99.400 millones de euros), más del doble que un año antes y un 25% más que en 2019, el ejercicio inmediatamente anterior a la pandemia. El espectacular crecimiento deja a la compañía a un paso de su ganancia máxima: 111.100 millones de dólares, en 2018, que le valieron la vitola de empresa más rentable del planeta.

La mayor petrolera del mundo, que publicará el lunes sus resultados completos de 2021, adelantó este domingo en un comunicado su aumento de beneficios, que atribuyó a “los mayores precios del crudo, unos más altos márgenes de beneficio en refinería y el sector químico, y a la consolidación de los resultados anuales de Sabic”, la petroquímica que compró a la holandesa DSM en plena crisis sanitaria y económica, en junio de 2020, cuando el precio del crudo estaba por los suelos.

Más allá del beneficio, el flujo libre de caja de Aramco —el dinero que entra en caja una vez cubiertos todos los gastos de capital— alcanzó los 107.500 millones de dólares, frente a los 49.100 del año previo.

Consciente de que el futuro energético pasa más por el gas natural —visto como un potente respaldo para la generación de electricidad en los momentos en los que las renovables no son suficientes— que por el crudo, la dirección de Aramco ha anunciado que aumentará su capacidad de producción de este combustible en un 50% en los nueve próximos años. La cifra contrasta con el petróleo —cuyo destino principal es el transporte, donde la electrificación irá orillando poco a poco a la gasolina y el diésel—: en ese flanco, el aumento previsto es de solo un 5,7%.

La petrolera repartió en el cuarto trimestre de 2021 un dividendo de 18.800 millones de dólares, una cantidad que ha mantenido fija incluso durante los meses más complicados de la pandemia, aunque para ello tuvo que recurrir a financiación externa y la venta o alquiler de algunos activos. Más allá de la retribución directa, la empresa recomendará a sus accionistas una retención de 4.000 millones de ganancias para una ampliación de capital a cambio de un reparto de acciones extra, a razón de un valor por cada 10 que ya se posean.

Aramco salió a Bolsa en diciembre de 2019, pero únicamente colocó el 1,5% de sus acciones. Sin embargo, lleva tiempo anunciando su intención de ampliar ese porcentaje. El resto del capital sigue en manos del Estado saudí, bien de forma directa, bien a través del Fondo de Inversión Pública (FIP), el fondo soberano que gestiona directamente el príncipe heredero y gobernante de facto del país, Mohamed bin Salmán.

El presidente ejecutivo de la compañía, Amin Nasser, asegura que “aunque las condiciones económicas han mejorado considerablemente, las perspectivas siguen siendo inciertas debido a varios factores macroeconómicos y geopolíticos”, sin mencionar explícitamente el conflicto ucraniano, pero prevé un aumento a largo plazo de la demanda. “Reconocemos que la seguridad energética es primordial para miles de millones de personas en todo el mundo, por lo que seguimos haciendo progresos en el incremento de nuestra capacidad de producción de crudo”, añade en el comunicado.

Pese a la insistencia de los principales países importadores de petróleo y el creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda, Arabia Saudí —líder de facto del cartel de la OPEP— ha insistido hasta ahora en mantener su hoja de ruta, que pasa por elevar muy gradualmente los bombeos, mucho más lentamente de lo que sería necesario. Prefiere, en fin, vender algo menos pero a un precio alto, no muy lejano a su pico histórico.

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